1.- Los productores fronterizos están interesados en continuar las conversaciones con el Alto Gobierno porque desconfían de la parte media de los cuerpos de seguridad. La guerrilla se entera de inmediato sobre las conversaciones que se dan en las comisiones de seguridad, apenas finalizan las reuniones. La vía directa al Alto Gobierno constituye un canal de comunicación que puede comenzar a generar un ambiente de seguridad y de confianza para que las personas empiecen a denunciar lo que está ocurriendo en la zona.
2.- Hay que exigirle al gobierno colombiano el control militar de su lado de la frontera. En el lado de Colombia quien manda es la guerrilla. Hay militares acuartelados que no salen a hacer ningún tipo de vigilancia. La guerrilla controla esos municipios. Al país vecino se le debe exigir que le dé a la frontera la misma seguridad que le da a Bogotá, a Medellín o a Cali, porque al pasar el río Arauca los delincuentes están completamente a salvo. Es la impunidad la que está promoviendo todos esos delitos que están ocurriendo en la zona.
3.- Igualmente, el gobierno venezolano debe exigirle a los grupos guerrilleros una retribución en relación con el buen trato y la apertura a las conversaciones que reciben. Desde Colombia vienen a Caracas, hablan muy bonito pero siguen operando en la zona. La gente que está secuestrada, está secuestrada por la guerrilla. La guerrilla secuestró a los dos jóvenes de Colón que fueron liberados en octubre del 2000; la guerrilla es la que está haciendo el cobro de vacunas; la guerrilla asesinó a los trabajadores de una finca meses atrás. Esas son acciones de la guerrilla y los venezolanos no pueden pasar como ilusos haciendo ver que no es la guerrilla la que está actuando.
4.- De continuar la acción de los grupos guerrilleros se debe exigir una posición más fuerte por parte del Gobierno en su contra. De tal modo que al que llega con plomo se le responda con plomo, al que llega con rosas se le darán rosas.
5.- El sector ganadero seguirá promoviendo con el Gobierno la posibilidad de apoyar a los venezolanos que han sido víctimas de un secuestro. Después de una experiencia así, esas personas quedan en quiebra porque le entregan a la guerrilla el trabajo de 40 ó 50 años. Muchas veces le pide más que lo que una persona tiene, por lo que se ve obligada a vender todas sus propiedades y se endeuda con el banco y, al mismo tiempo, con la guerrilla. Pero como a la guerrilla no se le puede estar incumpliendo, la persona regresa a su casa con la condición de seguir pagando una cuota para completar lo que fue solicitado como rescate. El Gobierno debe dar créditos blandos y facilidades a esos productores. Ellos requieren facilidades para recuperar, en cierta forma, lo que la guerrilla les quitó. Esa ayuda es necesaria y se la merecen, como venezolanos y patriotas que han vivido y han sido víctimas de esos grupos. No deben ser echados al olvido, hay que brindarles la mano y ayudarlos a sobrellevar el sacrificio que han vivido.