Los secuestradores son individuos fríos y calculadores, generalmente con una estructura de personalidad de tipo psicopática y disocial, que es “una manera de ser”, patrón de desprecio y violación de los derechos de los demás. Generalmente comienza en la infancia y/o adolescencia como trastorno de conductas, mentiras, manipulaciones, infracciones, fugas del hogar.
Son individuos crueles, despreocupados por los demás, con escasa empatía y ausencia de culpa, baja tolerancia a las frustraciones por lo que necesitan cualquier tipo de ganancia de manera inmediata. Son violentos, agresivos por naturaleza en todas sus actuaciones pero demostrando muchas veces ser todo lo contrario. Estudian bien a las víctimas, no hay compasión por nadie. Por lo general son irresponsables, con poca preocupación por las normas, reglas y obligaciones sociales. Algo muy importante es la poca visión del peligro o riesgo por lo que son “atrevidos” e intrépidos.