Desde su descubrimiento hasta el 2012, el Ébola había cobrado la vida de 1549 personas, mientras que entre finales del 2013 y hasta el 20 de octubre del 2014, están registrados 4546 muertes y 9191 casos, prácticamente todos en África Occidental, más específicamente Guinea, Sierra Leona, Liberiay Nigeria, aunque las autoridades sanitarias de este último declararon que en las últimas tres semanas no han tenido nuevos casos.
Considerando que el índice de mortalidad del Ébola está alrededor de un 60%, y que la Organización Mundial de la Salud estima conservadoramente que el virus puede alcanzar la cifra de 18000 casos antes de comenzar a ceder, podemos esperar unas 11000 muertes antes que termine el año.
Este salto tan importante en las cifras del último año, se debe principalmente, al poder de contagio de la enfermedad, aunado a las fallas en el cumplimiento de las normas protección que deben observar las personas que atienden a los enfermos pero sobretodo, a la subestimación y exceso de confianza de los equipos sanitarios que asisten a los infectados.
La contención y recuperación de la normalidad frente a esta contingencia, que de no atenderse con prontitud y asertividad puede convertirse en un asunto global de máxima seriedad, es hoy un problema de seguridad y como tal debe abordarse.
Toda seguridad demanda una arquitectura y una estrategia. En este sentido, ambas deben combinarse para atender este riesgo de manera efectiva. La arquitectura la integran cuatro pilares:
- Políticas, normas y protocolos
- Infraestructura sanitaria
- Tecnología
- Personal especializado
Todos son indispensables para la gestión operativa de control y contención del virus.
Esta arquitectura, debe gerenciarse estratégicamente desde varios frentes. Menciono los que considero más importantes:
- Políticas globales de atención a la enfermedad: la ONU, la OMS y otros organismos hemisféricos y nacionales de la salud son los responsables de la acción coordinada, la administración de los recursos y la aprobación e implantación de políticas de prevención, protección y planificación orientadas a reducir la propagación de la enfermedad.
- Uso de equipos de protección: es indispensable que los equipos de protección personal se utilicen de manera correcta y de acuerdo a los protocolos aprobados. La tecnología asociada a los trajes e insumos brinda excelentes capacidades de movilidad para la atención de los contagiados. Sin embargo, requieren control extremo los procesos de ponerse y quitarse los equipos. La mayoría de los contagios al personal sanitario han ocurrido por fallas en este protocolo.
- Período de cuarentena: el Ébola tiene un periodo de incubación de 7 a 21 días. Toda persona que haya estado en contacto con enfermos debe estrictamente tomarse la temperatura hasta por tres semanas. En caso de presentar síntomas de fiebre debe aislarse y señirse los procedimientos de diagnóstico y tratamiento médico. Lo razonable es que el período de cuarentena se cumpla en sitios controlados cercanos a los brotes. No es recomendable que se trasladen a potenciales contagiados a otras regiones o países.
- Disposición de cadáveres y desecho de insumos: es clave que los cuerpos de las personas que hayan fallecido por la enfermedad sean tratados con las máximas medidas de control pues los cadáveres del Ébola son altamente contagiosos. De igual forma, todos los insumos, trajes y equipos descartables utilizados en los tratamientos deben ser considerados como desechos patológicos y ser incinerados de acuerdo a los más estrictos protocolos.
- Protocolo de atención a infectados:un enfermo de Ébola necesita aislamiento total. Manipulación y traslados con equipos de protección y descarte de todos los insumos utilizados en los tratamientos. Los laboratorios encargados del manejo de virus como el Ébola son de nivel 4, que es la máxima denominación de la bioseguridad.
- Control de viajeros: el máximo riesgo de propagación de la enfermedad ocurre por el traslado de viajeros que estuvieron en contacto con el virus y que no tomaron las medidas necesarias de cuarentena. Los puertos y aeropuertos deben equiparse con sistemas termográficos para el registro de temperatura de pasajeros y contar con personal capacitado para el manejo de pacientes potencialmente contagiados. Si un virus como el Ébola llega a centros densamente poblados, las posibilidades de perder el control sobre la propagación de la enfermedad son muy altas.
El Ébola representa para el mundo actual uno de sus más importantes retos de gerencia estratégica de la seguridad. Estos son momentos de coordinación y acción. No se trata de ser héroes, ni de hacer discursos políticos grandilocuentes, sólo se requiere hacer muy bien el trabajo necesario y cumplir con los protocolos establecidos. Por otra parte, se requiere un presupuesto mundial para hacer frente a la contingencia. La OMS ha calculado que para finales del 2014 serán necesarios un millardo de dólares para reducir la propagación de la enfermedad y la tasa de mortalidad en los próximos ocho meses. Curarse de Ébola en un país desarrollado puede llegar a costar hasta un millón de dólares. ¿Estamos preparados para esto?
Fuente: @seguritips el-nacional.com