Coctel explosivo

Hace poco más de un año, mi amigo el Dr. Miguel Dao, comenzó a hablar de un tal “coctel explosivo” cada vez que en nuestros encuentros abordábamos la situación nacional, sobre todo cuando nos concentrábamos en el creciente clima de inseguridad ciudadana como uno de los principales problemas de los venezolanos. Miguel se refería  a la suma de sangre + hambre como una peligrosa mezcla que progresivamente se cocinaba en el país y que más temprano que tarde nos conduciría hacia la tormenta perfecta.

Hoy, los pronósticos del Dr. Dao se han hecho más que evidentes,  materializándose inclusive por encima de las suposiciones de mediados del 2013.

Nuestro equipo consultor, que además de Miguel y yo, lo integran Odalis Caldera y Samuel Yecutieli, decidió hace poco ampliar y ponerle números al coctel explosivo, incluyendo el proceso de desinstitucionalización nacional como el resultado de la mezcla. Hemos actualizado la fórmula y ahora la resumimos así: Sangre + Hambre = Quiebre.

Ingredientes del coctel:

Sangre: es la violencia instalada en el país y que la integran los altos índices de criminalidad, el deterioro de las relaciones de convivencia y la anomia social en la que estamos sumidos, reflejada en la naturalización de la muerte y la cultura de la trasgresión de la norma.

Hambre: se refiere al declive acentuado de la economía nacional que se hace evidente en la inflación, la escasez y la pronunciada desigualdad social que acompaña al proceso.

Quiebre: se vincula con el desmantelamiento de las estructuras formales e institucionales del Estado nacional y su sustitución con formas paralelas, fuera del ordenamiento legal del país y en casos, hasta subversivas.

Todos tenemos la percepción que vivimos nadando en esta mezcla compleja y tóxica, y a pesar que algunos hemos aprendido a surfear sobre ella, la realidad nos confronta con una muy dura verdad que la voy a expresar con algunas cifras:

Cifras de Sangre entre 1999 y 2012 (Cifras Oficiales):

  • 184.000 homicidios
  • 5.720 secuestros
  • 476.000 robo y hurto de vehículos
  • 603.000 robo y hurto a residencias
  • 113.000 lesiones de género

En el ranking de las 50 ciudades más peligrosas del mundo, Venezuela tiene cinco posiciones. Caracas (3), Barquisimeto (9), Ciudad Guayana (20) Valencia (31) y Maracaibo (39).

El índiceNumbeo de percepción de inseguridad en Venezuela es de 83,29%

 Cifras de Hambre

La reducción de 25 dólares en el precio del barril de petróleo impacta el ingreso de divisas al país y por ende empeora la situación de escasez. En tiempo de escasez los activos se revalorizan y aumentan los hurtos y robos de bienes que hasta hace muy poco no eran apreciados.

El crecimiento del PIB  proyectado en el período 2012-2105 es de 2,7%, mientras que en Bolivia por ejemplo es de 24%. Esta cifra se traduce en menos empresas y por tanto menos empleos, causas directas de informalización de la economía y el aumento de los índices de delincuencia.

Se estima que la inflación del 2014 cierre alrededor del 72%. Este indicador es el destructor principal del poder adquisitivo. No es difícil imaginar que el ciudadano común debe recurrir a vías informales y en ocasiones reñidas con la legalidad para responder a los crecientes compromisos y costos de la vida en sociedad.

Recientemente, la firma de investigación económica EIU publicó el índice de miseria mundial, ubicando a Venezuela en el primer puesto de América Latina con un índice de 79 sobre 100.

Cifras de Quiebre

Se sabe que la pérdida de institucionalidad de un país es una de las principales causas del aumento del delito. De hecho tiene mayor impacto que la pobreza o la desigualdad social.

El crecimiento indetenible de la corrupción como medio normalizado de un país que opera bajo la cultura de los antivalores. Transparencia Internacional nos ubica en el puesto 160 de 177 países en el índice de transparencia.

La aparición de organizaciones y misiones paralelas como órganos de asistencia y control social. Es el caso de los colectivos y grupos paramilitares que ocupan espacios territoriales de la nación, desplazando a las instituciones formales del Estado.

La diáspora venezolana está certificada en 883.000 ciudadanos de esta patria, que en los últimos 14 años han partido en busca de mejores oportunidades en el exterior. Se estima que el 90% de los emigrantes tienen estudios universitarios y un 40% niveles de postgrado. Este capital social que aceleradamente se pierde, nos deja con un grave déficit para potenciar el crecimiento nacional, haciendo aún más lenta y complicada la recuperación social e institucional.

Durante todo este año he tenido como propósito en este “Espacio Seguro” proponer y promover ideas y soluciones para mejorar los niveles de seguridad de nuestras sociedades latinoamericanas. En esta ocasión, me resulta muy difícil destacar lo positivo de este complejo panorama. Espero sin embargo, que al menos sirva para entender que vivir más seguros depende de una multiplicidad de elementos que se interconectan y potencian. Por ello, el diseño de políticas públicas de seguridad no pueden estar divorciadas de contextos integrales. Sólo me queda por decir que quien no está en la realidad, queda fuera de ella y a merced de ella.

@seguritips

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