En el problema está la solución

Sin la definición adecuada del punto de inicio o situación actual, pensar en una estrategia carece de todo sentido. Planificar estratégicamente no solo exige saber el destino, de igual manera es imprescindible reconocer con precisión el punto de partida. Para ello, están disponibles varias metodologías sin embargo, en el abordaje de  realidades apremiantes relacionadas con la inseguridad,  el esfuerzo debe orientarse en primer lugar a la determinación del problema así como, a la identificación de los involucrados.

Determinar el problema es poner en palabras de la forma más objetiva posible la realidad y la percepción de lo que está ocurriendo. Recientemente trabajé en un proyecto relacionado con las altas tasas de homicidio en la ciudad de Caracas. Luego de un completo análisis de la situación, resultó que  el problema está  asociado con  la pérdida (y desensibilización) del valor de la vida humana entre los jóvenes.  Tan importante como la determinación del problema es la identificación de sus causas claves. Las causas son las respuestas al porqué del problema; en el caso de la desvalorización de la vida, el porqué está en la desintegración de la familia, la ineficiencia en la administración del sistema de justicia, la facilidad en el acceso a las armas de fuego, el dudoso rol formativo de los medios de comunicación, etc.

Identificar a los involucrados es también una clave complementaria al problema, pues dotar de rostro y actitud al problema es el inicio del camino a su solución. En los involucrados y sus actitudes está el problema y está la solución. En el ejemplo anterior los involucrados son las madres y los padres, los victimarios,  las víctimas primarias y secundarias de los homicidios, la policía, la fiscalía, los tribunales, el gobierno en sus distintas instancias, los medios de comunicación, etc.

El punto de partida de cualquier proceso de planificación estratégica  es en consecuencia el análisis situacional de la realidad en toda sus dimensiones y complejidades. La otra gran incertidumbre cuando se habla de estrategia esta en encontrar el punto de llegada o destino de la estrategia. La respuesta u objetivo de la estrategia está en alcanzar el estadio o situación deseada. Si el problema es la desvalorización de la vida humana,  la situación deseada u objetivo de la estrategia estará en la revalorización de la vida humana. El tránsito por tanto de la situación actual a la situación deseada es la estrategia.

Así como los problemas son multicausales,  la estrategia debe ser multiaxial, es decir que existen múltiples vías convergentes y complementarias para abordarla y lograr el objetivo.  Usualmente las estrategias se desarrollan a través de acciones o proyectos orientados por el objetivo o norte estratégico. La estrategia según la complejidad del problema planteado puede establecer varios conjuntos de proyectos según los ejes o vías de acción que se decidan acometer. Para sensibilizar a la población joven sobre el valor de la vida no es suficiente con recoger las armas existentes y regular sus portes, debe trabajarse en la rehabilitación del sistema de administración de justicia, debe fomentarse la integración familiar y la importancia del hogar
como primer formador en valores. La población víctima y victimaria del problema debe ser objeto de políticas orientadas a hacerlas menos vulnerables incentivando programas y actividades culturales, deportivas o comunitarias, así como el establecimiento de escuelas que formen para el trabajo honesto y productivo.

Desplegar y sostener una estrategia hasta lograr el objetivo propuesto exige adicionalmente contar con un conjunto de indicadores que deben definirse desde la fase de diseño de la estrategia y  que a través de los cuales se evalúe el desempeño de los proyecto en desarrollo. La revalorización de la vida puede medirse directamente con la disminución de la tasa de homicidios entre la población joven, pero puede también evaluarse con la reducción en el número de conflictos que conllevan a homicidios, y en el descenso del número de muertes por causas fútiles.

Toda estrategia para que sea verdaderamente efectiva debe contener en su formulación la posibilidad de ajustes y reorientación de su norte, pues la dinámica de la realidad es cambiante y el sólo hecho de
intervenirla produce variaciones imponderables que deberán calibrase  constantemente . De allí que, diseñar una estrategia rígida o con mínimas holguras resulta con frecuencia en el fracaso de la misma, al desperdicio de importantes recursos y por sobre todo a la pérdida de la confianza en el proceso de cambio.

Como sugerencia vale el esfuerzo de  invertir todo el tiempo que sea necesario en entender y determinar el problema (o los problemas ) y sus involucrados que urgen resolución,  antes de embarcarse en una estrategia que pudiera hacer del punto de llegada una regresión de la situación actual.

Fuente:  stratsecuritygroup.com