Las armas alemanas encontradas en México y los ‘5 Niveles de Complicidad Policial’

Un periódico alemán ha informado que 36 armas de ese país fueron incautadas a la policía municipal de Iguala, en México, a raíz de la desaparición en septiembre de los 43 manifestantes estudiantiles, ilustrando los profundos vínculos entre estos policías y el grupo criminal local Guerreros Unidos.

Según el diario Die Tageszeitung, tres docenas de rifles de asalto Heckler & Koch G36 -además de armamento italiano y estadounidense- fueron encontrados entre las 228 armas de fuego que funcionarios mexicanos confiscaron en las instalaciones policiales de Iguala, en el estado de Guerrero, al sur del país.

El gobierno mexicano no suministra armamento alemán a sus fuerzas armadas o policiales, lo que lleva a la presunción de que las armas provenían de los señores criminales de la policía de Iguala, el grupo Guerreros Unidos.

Las autoridades aún no han establecido si las armas alemanas fueron utilizadas para atacar a los manifestantes estudiantiles, que al parecer fueron asesinados por miembros de Guerreros Unidos que trabajan en colaboración con la policía municipal, posiblemente por orden del alcalde de la localidad y su esposa. El paradero de todos menos uno de los cuerpos aún no es claro y el debate continúa sobre dónde y cómo ocurrieron los presuntos asesinatos de los estudiantes.

La exportación de armas alemanas a países que participen en conflictos armados o que tengan un historial pobre en materia de Derechos Humanos está expresamente prohibida. Sin embargo, según la Oficina Federal de Alemania para la Economía y Control de las Exportaciones (BAFA), entre 2006 y 2009 a Heckler & Koch le fue permitido exportar unos 9.000 rifles de asalto G36 a México con la condición de que las armas no estuvieran disponibles en algunos de los estados afectados por el conflicto, como Guerrero, Jalisco, Chiapas y Chihuahua.

A pesar de esta prohibición, un periodista de Radio Nederland citado por Sin Embargoinformó que los rifles G36 fueron utilizados en un ataque anterior de la policía estatal a unos manifestantes estudiantiles en Guerrero, en 2011, y que estas mismas armas también han sido encontradas en miembros de la policía de Chihuahua.

Según Jürgen Grässlin, un reconocido activista alemán de la paz, los agujeros en el sistema de monitoreo de Alemania han contribuido a facilitar el comercio ilegal de armas provenientes de este país -el tercer mayor exportador de armas del mundo. El fabricante alemán de armas SIG Sauer también ha sido puesto bajo fuego por la  exportación de armas ilícitas.

Análisis de InSight Crime

Las armas son un buen lugar para comenzar a la hora de analizar los niveles de colusión entre las fuerzas de seguridad, la policía y el crimen. Un agente de inteligencia de México, hablando en condición de anonimato, dijo a InSight Crime que su agencia considera ‘5 Niveles de Complicidad’ entre la policía y los grupos criminales.

Nivel 1: La policía simplemente permite que los grupos criminales actúen sin interferencia

Nivel 2: La policía acepta (o demanda) un pago para permitir que los grupos criminales actúen sin interferencia

Nivel 3: La policía protege a los grupos criminales y a sus empresas por una tarifa

Nivel 4: La policía trabaja para los grupos criminales y sus empresas por una tarifa

Nivel 5: El grupo criminal maneja a la policía como parte de su empresa criminal

El descubrimiento de las armas alemanas parece hacer de la situación una de Nivel 5, dijo el funcionario de inteligencia.

Sin duda alguna, el hecho de que la policía municipal de Iguala estuviera en posesión de armas de fuego prohibidas sugiere que fueron suministradas por criminales con acceso a armamento del mercado negro -muy probablemente Guerreros Unidos. De ser el caso, esto indicaría la profunda integración de la policía de Iguala con este grupo de narcotraficantes, que pueden haber considerado que “sus propios hombres” necesitaban estar mejor armados.

En cierta forma, esto es lo contrario de lo que se ve comúnmente con las armas: armas de las fuerzas de seguridad cayendo en manos de criminales (se ha encontrado armamento de los ejércitos de Guatemala y Honduras entre algunas de las armas recuperadas de carteles mexicanos). Eso sería algo cercano al escenario de Nivel 3.

En este caso, la policía actúa como el receptor y no como el suministrador de las armas del mercado negro. La policía municipal de México tiende a tener poca financiación y por lo general no cuenta con los equipos adecuados, lo que ha incentivado la compra ilegal de armas de alto poder para lo que el grupo criminal considera parte de su brazo armado.

Las armas sólo son una parte de la evidencia de un Nivel 5 de complicidad. En este caso, se cree que la policía literalmente acorraló a los estudiantes y los entregó al grupo criminal. Normalmente la evidencia no es tan dura; en los casos menos obvios, una mirada a las armas podría ser una buena manera de empezar a comprender quién trabaja para quién.

Fuente: es.insightcrime.org