La seguridad tiene como principal propósito garantizar el ejercicio ciudadano del individuo, reduciendo las amenazas que atenten contra las libertades y derechos de la persona. Sólo es posible alcanzar este objetivo en un Estado democrático pleno, donde el respeto a las leyes y la convivencia pacífica sean parte de la dinámica social.
Una sociedad no puede estar segura cuando los poderes públicos no actúan con independencia. Tampoco puede haber seguridad cuando la impunidad alcanza cifras insólitas y menos aun cuando se castiga al que piensa diferente y no se alinea con el modelo ideológico del gobierno.
Ningún plan de seguridad ciudadana o reforma policial puede funcionar cuando la estructura gubernamental es la fuente de amenazas a las libertades ciudadanas y los poderes responsables de proteger al individuo, se convierten en sus perseguidores.
La violencia y los delitos que padecemos son consecuencia de un estado de anomia generalizada y un profundo quiebre institucional. Lo que nos pasa no es normal en una nación del siglo XXI.
Venezuela es un país de noble tradición democrática y que lleva cargado en su ADN colectivo la capacidad de vivir con tolerancia y sin discriminaciones. Aquí entendemos el respeto por el otro y sabemos resolver nuestros conflictos de manera pacífica y positiva. Me gusta pensar que el momento más oscuro es justo antes del amanecer.
El 2015 será un año de grandes retos para la seguridad. Estoy convencido que tenemos todo para superarlo. Dios los cuide y proteja. Nos volvemos a reunir en la segunda mitad de enero.
@seguritips