Revisando los diferentes cambios que están teniendo actualmente las normas ISO, para los diferentes sistemas de gestión, que van desde la estructura de alto nivel, que ofrece un esquema de 10 capítulos, un texto de contenido común para todas las disciplinas (calidad, medio ambiente, seguridad y salud ocupacional, continuidad del negocio, gestión del servicio, seguridad alimentaria o energía, entre otras), una información documentada, que dará la libertad a las organizaciones de determinar la base documental de sus sistemas de gestión, un enfoque de riesgos, que abarcará la identificación, evaluación y control de los riesgos en todas las aristas de la organización y su sistema de gestión y con un enfoque de procesos, que si bien no es nuevo para ISO 9001 sí es para otras normas donde se enfatizará la necesidad de que las organizaciones tengan este enfoque.
Desde mi punto de vista estos cambios a su vez, impulsaran cambios internos en las organizaciones, las cuales deberían cuanto antes comenzar con un proceso de transición para facilitar la implementación proactiva y eficaz de los nuevos requisitos, y si adicionamos tenemos que tener en cuenta que en el proceso de adecuación que van a tener las empresas estaremos inmerso en un contexto globalizado y digital. Tendremos que empezar a preguntarnos ¿Qué “pecado” podremos cometer que nos pueda impedir alcanzar el éxito?
Tengo la sensación de que todos estaremos buscando la piedra filosofal, de manera de comenzar el proceso de transición para facilitar la implementación proactiva y eficaz de los nuevos requisitos que hará que salgamos hacia adelante. Sin embargo, sería interesante detenerse a pensar como hemos implementado y mantenido nuestros sistemas de gestión, como lo estamos manteniendo, qué nos ha llevado a la situación en la que estamos, cuáles han sido los pecados capitales que hemos cometido en la empresas, sin importar el tamaño o su ámbito de trabajo, y algo muy importante ¿conocemos estos pecados?
Todos estamos familiarizados con el concepto de los 7 Pecados Capitales que clasifica los peores vicios, según las primeras enseñanzas del Cristianismo. Estos son: lujuria, pereza, gula, ira, envidia, avaricia y soberbia.
Aunque no lo creas, estos pueden extrapolarse AL AMBITO DE NUESTROS SITEMAS DE GESTION
Soberbia: Un sentimiento de valoración de uno mismo por encima de los demás, sobrevalorando el yo respecto de otros, es un sentimiento de superioridad que lleva a presumir de las cualidades o de las ideas propias y menospreciar las ajenas, muchas empresas presentan un aire de superioridad, de creerse por encima de todo, que son la únicas que pueden marcar un norte a las otras empresas en el mercado en el cual se desarrollan, esto conduce a la sordera y a la ceguera, pues ni oye las advertencias ni ve lo que se le viene encima, siendo también una barrera psicológica para reconocer sus propios errores y aceptar la necesidad de cambio
Gula: Las empresas muchas veces presentan un deseo no controlado de acumular o tomar de una manera desordenada todo aquello que se le ofrece (información, software, etc), sin analizar ni descartar lo que no es útil lo cual lleva a las empresas a los retrabajos, falta de eficacia de control, entre otros, conduciendo a las empresa a no tener un rumbo certero de lo que se quiere.
Pereza: Definida como “la negligencia, tedio o descuido en las cosas a que estamos obligados” y “la flojedad, descuido o tardanza en las acciones o movimientos”. Buscar el camino del mínimo esfuerzo para conseguir el éxito fácil y evitar aquello que resultan aburrido, mecánico o repetitivo para preferir dedicar el esfuerzo y tiempo en realizar actividades más placenteras pareciera ser el norte de muchas empresas, habitual dedicamos nuestro esfuerzo y tiempo sólo a la parte que más nos gusta (programar, diseñar, o como últimamente es muy habitual, los medios sociales), trayendo a la empresa una serie de problemas que en vez de mejorarnos nos va empeorando sin darnos cuenta.
Envidia: Es aquel sentimiento o estado mental en el cual existe dolor o desdicha por no poseer uno mismo lo que tiene el otro, sea en bienes, cualidades superiores u otra clase de cosas. La envidia supone dos típicos sentimientos, por un lado, la tristeza airada o el disgusto profundo por el bien ajeno o en su defecto por el cariño y la estimación que otros disfrutan y uno no la tiene y por otro lado implica el deseo honesto de emular alguna cualidad destacada o algún bien que otro posee y que por supuesto uno no dispone La envidia forma parte de la naturaleza humana y surge por la necesidad de compararnos y de tener o ser más que los demás. El gran error de la envidia es mirar demasiado hacia “fuera” y poco hacia “dentro”. Intentar copiar lo que funcionó a otros (creo que ahora lo llaman “benchmarking”). Es importante conocer a la competencia, tanto directa como indirecta, pero sólo para entender sus negocios, puntos fuertes y puntos débiles. Si intentas competir con sus reglas y ser mejor que ellos estás muerto ya que uno tiene que diseñar su traje a su medida, el problema consiste en no poseer uno mismo lo que tiene el otro, sea en bienes, cualidades superiores u otra clase de cosas. La envidia supone dos típicos sentimientos, por un lado, la tristeza airada o el disgusto profundo por el sistema de gestión ajeno o en su defecto por el cariño y la estimación que otros disfrutan y uno no la tiene y por otro lado implica el deseo honesto de emular alguno de estos sistemas de gestión.
Avaricia: Conocida como el afán o deseo desordenado y excesivo de poseer riquezas para atesorarlas, también podríamos decir que la avaricia podría describirse como la necesidad constante e irrefrenable de adquirir posesiones, especialmente las de tipo material con la misión de guardarlas, es decir, la avaricia de ninguna manera pretende agrupar riquezas para una vez logradas gastarlas como mejor le plazca de acuerdo a las preferencias o gustos que se tengan sino que se obtienen para atesorarlas, por esta razón muchas empresas se han a centrado en los beneficios, dejando de lado la inversión en innovación, en la apertura de nuevos mercados, en nuevos y mejores sistemas de gestión, no se comparte información sobre el proyecto con otros emprendedores, clientes, proveedores, amigos, parientes… con todo el que quiera escucharte, se guarda la información como un tesoro invalorable.
Ira: Una emoción que se expresa con el resentimiento, furia o irritabilidad. El concepto de ira hace referencia a aquellos sentimientos de violencia, enojo, angustia e indignación generados en torno a situaciones o personas específicas, la gerencia en muchos casos cae en este tipo de situación, tomando decisiones no acordes a la situación debido a la presencia de esta “emoción”, podríamos catalogarla como un enfermedad mortal de la gerencia que se debe controlar, Esta sensación de enfado e inconformismo con lo que esta realmente pasando hace que muchas empresas no sean capaces de flexibilizarse y adaptarse a los nuevos tiempos, por lo tanto no debemos desanimarnos, enfadarnos o echarnos atrás ante un fallo, problema o error, pasaremos por una escalera de pequeños fracasos de los que aprenderemos y estas lecciones aprendidas no llevara a ese mejoramiento continuo tanto deseado. Hay que aceptar que la incertidumbre es parte integrante de las actividades, y aprender a tratar el caos como un compañero más de nuestro trabajo.
Lujuria: La podríamos definir como como “el exceso o demasía en algunas cosas”, también podríamos decir que son los pensamientos excesivos de naturaleza compulsiva de gastar y tener el deseo desordenado e incontrolable de posesión sólo por placer en este caso, nos encontramos con el despilfarro, gastar en lo que no se debe y es innecesario, las inversiones no productivas o excesivas y que no tienen un sentido racional, las retribuciones desmesuradas y los bienes superfluos y claramente prescindibles para el desarrollo de una empresa sostenible y rentable, por otro lado el dedicar meses a generar atractivos planes de negocio (los famosos business plan), imaginando quiénes serán sus clientes, cómo comprarán, que tamaño tiene el mercado.. en lugar de salir a la calle, hablar con ellos, y preguntarles, Ojo, no digo que no sea importante tener un buen plan de negocio, pero no es la base. La base es encontrar el modelo de negocio, conseguir clientes y facturar o el empezar sin tener unos objetivos, claros y cuantificables. Aunque luego estos cambiarán, no es necesario en esperar a que cambien si el que toma la decisión se tomara un tiempo en analizarlos adecuadamente, todo lo demás es autoengaño.
Fuente e imagen: nuevagerencia.com