Seguridad Positiva, un año después

Hace poco menos de un año escribí en este mismo espacio un breve artículo bajo el título Seguridad Positiva. La idea principal del texto era destacar la capacidad que tienen los individuos y organizaciones para superar la adversidad empleando para ello sus propias fortalezas. Sin esperarlo, este documento se convirtió en uno de mis posts más leídos y ha sido publicado en varias páginas y revistas en los últimos meses.

Ya la idea de Seguridad Positiva me venía rondando desde hacía algún tiempo y este súbito empuje del concepto lo he querido aprovechar para afinar un tanto algunos aspectos que he madurado y quisiera ahora compartir con ustedes.

La seguridad tradicional y a la que estamos «acostumbrados» por decirlo de alguna manera, pudiera definirse como la ausencia de amenazas. Es decir, es una condición en la que no están presentes elementos que se aprovechen de las debilidades para causar daños. La Seguridad Positiva, por su parte, no solo apuesta a la ausencia de amenazas, contribuye igualmente, a elevar el nivel de consciencia previsiva de la persona con el propósito de generarle certeza y bienestar. Asimismo, la Seguridad Positiva estimula la identificación y desarrollo de aptitudes, actitudes y conductas relacionadas con la prudencia, la anticipación de consecuencias, la inteligencia emocional, la disciplina y la autocorrección, esto por nombrar las más resaltantes.

En mi artículo anterior había definido cinco atributos de la organización que practica la Seguridad Positiva. En esta oportunidad me permito pulir un poco los conceptos a fin de hacerlos más observables y prácticos.

La realidad y el entorno se escucha e interpreta: no todo depende de lo que ocurra puertas adentro. Aquello que nos rodea debe estudiarse pero no para controlarse, sino más bien para entenderse y sacar el mejor provecho. Oponerse a lo que no se puede controlar es un perdida de esfuerzo, que bien puede emplearse en lo que somos realmente buenos y donde tenemos posibilidades reales de influir para transformar positivamente. Evadir la realidad o ignorar el entorno, en lugar de proteger a la organización la expone a mayores riesgos. Construir grandes muros alrededor de la realidad aísla a la seguridad, restándole una de sus virtudes más importantes que es la capacidad de anticipación frente a potenciales amenazas. Jack Welch el renombrado Ex CEO de General Electric con frecuencia usaba una frase que he hecho mía: «controla tu destino o alguien más lo hará por ti.»

La seguridad está entramada en los procesos de la organización: cuidar que las cosas siempre se hagan correctamente, tomando todas las medidas preventivas y de protección no se considera un agregado o un requisito «fastidioso» que debe cumplirse. La seguridad no es un parche que se le pega a las empresas para protegerlas de sus enemigos, al contrario, es una fórmula que marca la actitud de hacer lo correcto, aunque esto implique que no siempre sea fácil. Resulta imposible vigilar a todo y todos, por lo que entramar consciencia previsiva en los procesos, es la vía más directa para agregar valor. La Seguridad Positiva además de evitar pérdidas debe garantizar ingresos.

Estímulo al pensamiento y acción previsiva: en este aspecto, la seguridad se desarrolla sobre la base de la prevención. Prevenir es más fácil, más rentable y de efectos más duraderos que reaccionar. Se enseña a pensar antes de actuar y se incentiva la identificación temprana de potenciales causas de riesgo. Este poder anticipatorio y de análisis de consecuencias es el valor más importante de una organización que se considere segura. Independientemente de la complejidad del entorno, un equipo con consciencia de previsión tomará decisiones más acertadas, oportunas y por tanto mucho más confiables, frente a realidades adversas.

Obsesión por los detalles: todo proceso puede siempre hacerse más seguro, lo que se requiere es su revisión de manera continua y que exista disposición al cambio. Las pérdidas y accidentes son vistos como oportunidades para mejorar. En la Seguridad Positiva todo está sujeto a revisión y las pequeñas mejoras se celebran como grandes éxitos. El tránsito de una buena seguridad a otra de excelencia está en la capitalización del fracaso, que no es más que el poder resiliente frente a las dificultades que la realidad pone por delante.

Gente y tecnología son un equipo: en la Seguridad Positiva, la tecnología opera como potenciador de las capacidades y fortalezas naturales de la organización. La gente hace sus mejores esfuerzos para sacar el máximo provecho a la tecnología disponible. La finalidad de la tecnología es en primer lugar, neutralizar amenazas y no tanto controlar a los que están ganados a la cultura previsiva. Las soluciones tecnológicas se diseñan en función de la gente y siempre como refuerzo de las normas. La Seguridad Positiva es la mezcla ponderada de las personas potenciadas con herramientas tecnológicas. No existe hasta hoy inteligencia artificial capaz de tomar decisiones complejas que salven vidas con tanta eficiencia como un cerebro humano.

Me permito concluir (una vez más) con el pensamiento de Martin Seligman, el conocido padre de la psicología positiva; observar a otras personas hacer buenas acciones produce un estado llamado elevación, que te lleva a querer hacer cosas buenas a ti también, y sin duda, la seguridad es posible cuando nos aliamos a lo bueno.

@seguritips