Perfil y hábitos hacen víctimas

En una sesión de capacitación sobre medidas preventivas ante los delitos más frecuentes en Venezuela, el Presidente de una empresa industrial ubicada en el centro del país me preguntaba: ¿Si he trabajado por largos años honesta y arduamente y quiero darme el gusto de comprarme un vehículo de lujo 4 x 4, no puedo hacerlo? ¿Es que acaso mi esposa con quien me unen más de 35 años de matrimonio, no se merece que le regale en nuestro aniversario una joya de oro? ¿Debo vender mi casa de playa a donde acudo puntualmente cada quince días desde hace 10 años?

Mi respuesta: Según el Consejo para la Seguridad Pública y Justicia Penal de México, Venezuela tenía al cierre del 2014 cuatro ciudades entre las cincuenta más violentas del mundo: Caracas, Valencia, Ciudad Guayana y Barquisimeto. Por otra parte, según el RiskMap Report de Control Risk, en el año 2014 Venezuela estaba entre los cinco países del top de secuestros a nivel mundial.

Por tanto, si usted quiere vivir en Venezuela, la ausencia de lujos y ostentación es uno de los precios a pagar. No dudo de su esfuerzo, pero un vehículo de lujo habla de su nivel económico; las joyas de su esposa la marcarán de inmediato como perfil – víctima para los delincuentes, y es sólo cuestión de tiempo que alguien reconozca su rutina de playa para interceptarlo y secuestrarlo. En otras palabras, sus hábitos de vida diaria no pueden ser los mismos de años atrás cuando las amenazas y niveles de violencia no eran tema de preocupación.

Cuando sucede un delito contra las personas no basta lamentarse y comentar el hecho. Hay que hacer una revisión profunda de nuestros hábitos y rutinas. Observarnos “desde afuera” y detallar que vemos: ¿alguien con elementos, propiedades, marcas, equipos que denotan un alto ingreso? ¿Una persona reservada en sus comentarios o vociferante sobre sus finanzas y viajes? ¿El entorno familiar, comprende, acepta, comparte y aplica hábitos para prevenir el delito, o están desconectados de la realidad? ¿Utilizo las redes sociales abiertamente con todo tipo de fotografías y notas personales o aplico las opciones de restricción y privacidad? ¿Estoy atento a las debilidades que en mi negocio o residencia podrían facilitar la acción de los delincuentes? ¿He revisado en los últimos seis meses el funcionamiento y mantenimiento de cerraduras, iluminaciones, muros, cercas, concertina, cerco eléctrico, puertas, ventanas, circuito cerrado de televisión, video portero, control remoto de portones y alarmas? ¿Tengo las fotos y los datos de contacto actualizados de todos los trabajadores a mi cargo eventuales o no? ¿El vehículo de paseo, carga o moto dispone de GPS y he realizado pruebas de su funcionamiento? ¿Voy todos los domingos a la misma hora, al mismo negocio a comprar la prensa  o tomar un café? ¿Retiro dinero en efectivo a altas horas de la noche en cajeros automáticos? ¿Comercio bienes o servicios en redes sociales con mi fotografía y dirección?

Los delincuentes cazan las víctimas más sencillas y desprotegidas, ya que quieren “desarrollar su negocio” con la menor cantidad de dificultades posibles. Cambie las rutinas, revise sus hábitos, ajuste su perfil. Participe en la decisión de no ser víctima.

@alfredoyuncoza