Aunque América Latina ostenta el nada apreciable primer lugar como la región más violenta del planeta, existen posibilidades concretas de modificar esta realidad y crear un continente más seguro.
Recientemente tuve la oportunidad de atender invitaciones a eventos académicos de seguridad, que se desarrollaron en Estados Unidos, Colombia y Ecuador.
Allí se analizaron casos de éxito y de mejores prácticas en diversas áreas de la seguridad pública, privada, vecinal, ejecutiva, entre otras.
Referente a los Estados Unidos las comparaciones no pueden ser equitativas con los países Latinoamericanos, pero existen ejemplos de nuestra región que deben llamarnos a reflexión, dada la particular situación de Venezuela.
Nicaragua es el cuarto país de América Latina y el primero de Centroamérica con la menor tasa de homicidios por cada 100,000 habitantes, según el Informe Regional de Desarrollo Humano, del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo. A nivel de percepción de la seguridad ciudadana, Nicaragua obtuvo los mejores resultados en una encuesta que se aplicó en todos los países latinoamericanos, ya que mientras la media regional es que 5 de cada 10 ciudadanos perciben que se ha deteriorado, en este país solo 2 de cada 10 tienen esa opinión.
En el ranking global 2015 de las 50 ciudades más peligrosas del mundo, elaborado por la organización Seguridad, Justicia y Paz, no figura ninguna del Ecuador. Sus policías tienen una de las mayores remuneraciones mensuales de la región junto a Trinidad (US$ 1.000,00), lo que garantiza poder seleccionar un recurso humano de alta calidad, comprometido con sus gestiones y con proyección de futuro en su carrera profesional. Esto se complementa con un equipamiento logístico de avanzada y tecnología de punta. En pruebas aplicadas a su sistema nacional de reacción ECU911, el tiempo máximo de respuesta fue en promedio de sólo 7 minutos.
Colombia era reconocida como una región de secuestros, con una tasa de 8 secuestros diarios. Tras 15 años de gestión en seguridad dicho indicador se ha reducido a 1 al día. ¿Cómo fue posible? Mediante un ataque frontal al flagelo que involucró recursos públicos y privados y lo más importante: continuidad de políticas públicas de seguridad.
El Informe Regional de Desarrollo Humano (IDH) de las Naciones Unidas recomienda:
1. Alinear esfuerzos nacionales para reducir el delito, incluyendo un Acuerdo Nacional por la Seguridad Ciudadana como política de Estado.
2. Generar políticas públicas orientadas a proteger a las personas más afectadas por la violencia y el delito.
3. Prevenir la delincuencia y la violencia impulsando un crecimiento incluyente, equitativo y con calidad.
4. Disminuir la impunidad fortaleciendo las instituciones con apego a los derechos humanos.
5. Potenciar la participación activa de la sociedad, especialmente las comunidades locales, en la construcción de la seguridad ciudadana.
6. Incrementar las oportunidades reales de desarrollo humano para los jóvenes.
7. Prevenir la violencia de género en el espacio doméstico-privado y en el ámbito público.
8. Salvaguardar activamente los derechos de las víctimas.
9. Regular y reducir los disparadores del delito, tales como alcohol, drogas y armas, desde una perspectiva integral y de salud pública y
10. Fortalecer los mecanismos de coordinación y evaluación de la cooperación internacional.
Si los demás pueden…Venezuela no?
@alfredoyuncoza