La seguridad, siempre importante en la vida urbana , adquiere rasgos de alta sensibilidad, cuando de niños y jóvenes se trata, más aun en instalaciones escolares, que son sitios de obligada y prolongada reunión y permanencia de menores sin la supervisión directa de sus padres.
Son múltiples los aspectos que deben abordarse para mejorar la seguridad en las escuelas, en esta oportunidad, voy a presentar dos aspectos que considero básicos y que deberían cumplirse sin excepción, pues cada vez con más frecuencia, las instituciones educativas resultan apetecibles para las crecientes amenazas que hoy conviven en el entorno. Sé que a algunos padres les parecerán estas medidas algo extremas y hasta opuestas al sentido de la educación de nuestros niños, sin embargo, las considero necesarias para las realidades que enfrentamos.
La infraestructura escolar: esta es la parte dura o hardware de la seguridad. En nuestras ciudades las escuelas deben ser recintos cerrados con barreras perimetrales bien construidas, que impidan en cierta medida la visibilidad desde afuera hacia adentro. Estas barreras deben tener la menor cantidad de accesos hacia el interior. Lo recomendable es un acceso peatonal supervisado por personal de seguridad en combinación con empleados de la institución. Toda persona que no se sea alumno o empleado del colegio debe ser registrado con sus datos personales y razón de la visita. Es indispensable que existan cámaras de seguridad que graben hasta por 30 días las entradas y salidas de los peatones. Para los padres, proveedores y personas que visitan con frecuencia el colegio, es buena práctica portar una ficha de identificación emitida por la administración, quienes llevarán una base de datos con la información de las personas autorizadas. Si es posible, pueden instalarse lectoras de control de acceso que registren las entradas y salidas. Portar la identificación es un requisito obligatorio para movilizarse en las instalaciones escolares. Asimismo, lo óptimo es que exista una entrada y una salida vehicular, que deberá utilizarse para dejar y recoger alumnos a las puertas de la escuela. En relación a los vehículos que puedan permanecer dentro del colegio deberán estar previamente identificados, limitando el estacionamiento sólo a aquellas personas vinculadas directamente con la actividad escolar. Estos accesos deben estar controlados de forma permanente con cámaras de seguridad con imágenes grabadas hasta por 30 días. Es recomendable que tengan puertas o portones de apertura automatizada y en los momentos en los que deban permanecer abiertos para la entrada y salida de alumnos, se ubicarán en el sitio, tanto el equipo de seguridad como personal del colegio que supervisen el proceso. Es imprescindible entender que mientras mejor y más efectiva es la seguridad a través de los perímetros y los accesos del colegio, más abierto y tranquilo podrá ser en su interior. En cuanto a los espacios internos, el colegio debe identificar con claridad las áreas de tránsito, los patios para los recesos, las aulas de clase, las áreas administrativas y los salones especiales, tales como; bibliotecas, salas de computación, laboratorios, gimnasios, etc. Es necesario que existan cámaras de seguridad que graben y documenten las actividades en las áreas abiertas del colegio y de ser posible, el acceso a áreas de mayor restricción deberá contar con controles automatizados de acceso. Las áreas de receso se demarcarán, tratando que niños pequeños no se mezclen con jóvenes de otro nivel escolar.
La cultura de seguridad y el cumplimiento de las normas en la comunidad escolar: esta es la parte blanda, o software de la seguridad en la escuela. Es aquí donde la comunidad escolar en su conjunto tiene un peso determinante si se quiere alcanzar niveles óptimos de seguridad y tranquilidad. En primer término deben existir un conjunto de normas y procedimientos que regulen la entrada, salida y permanencia de padres, maestros y alumnos en las instalaciones escolares. Estas normas deben ser cumplidas de manera estricta, de ello depende la seguridad de todos en la institución y la formación progresiva de una cultura fuerte de prevención. No vale de nada reforzar la infraestructura y la tecnología si no se cumplen las normas. De igual forma, los padres son piezas activas para fomentar el respeto a las regulaciones de seguridad. Recuerde que parte de la educación de sus hijos es la disciplina que impone el cumplimiento de las normas. Los maestros y personal administrativo deben ser vigilantes de las reglas de seguridad que la escuela establezca, pues son ellos los primeros responsables de velar por el orden y la tranquilidad.
Otro aspecto clave en la seguridad escolar es monitoreo permanente del entorno. Las escuelas no son entes aislados, al contrario, deben identificar y entender lo que ocurre a su alrededor pues, en algún momento los podría afectar. En este sentido, padres y maestros deben trabajar en equipo para que el colegio opere como un órgano de transformación e impacto positivo de su entorno.
Como último elemento y no por ello menos importante, está el personal de seguridad que labora en la escuela. Deben ser individuos de probada honestidad y confianza que conozcan a las personas y la comunidad los empodere para hacer respetar las normas. La selección de este personal es determinante en la calidad del servicio que vayan a prestar. Es muy importante que sus funciones estén escritas de forma clara y precisa. Debe minimizarse la discrecionalidad del personal de seguridad en la toma de decisiones.
La combinación hardware-software es la fórmula apropiada para gerenciar apropiadamente la seguridad escolar. No debe descuidarse y existir demasiada confianza sobre los procesos que se consideran seguros, ya que las amenazas mutan en formas y modos de operación, y en el momento de menor alerta pueden aprovecharse de pequeñas debilidades para producir daños y desasosiego en la comunidad escolar.
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