Perros como factor de protección

Gracias a sus instintos, energía y desarrollo de sus sentidos, pueden apoyar en operaciones de rastreo, detección de drogas y explosivos, búsqueda en edificaciones, vigilancia o ataque a personas

Existe la consideración casi universal que el perro es el mejor amigo del hombre. Esta afirmación ha sido ampliamente justificada por los múltiples casos en los que a través de la historia, dichos animales han dado muestras de su lealtad.

En lo que respecta a su utilidad en el área de la seguridad y la defensa,  desde las legiones romanas, pasando por los españoles en la época de la conquista, incorporaron perros a sus actividades. Ya más recientemente en varios conflictos bélicos como la Segunda Guerra Mundial, la Guerra de Vietnam y en escenarios del Golfo Pérsico, los perros han tenido un papel de primer orden.  Las iniciativas para su aplicación en cuerpos policiales se remontan a 1906 con la policía de Bélgica, 1910 en Alemania y 1956 en Estados Unidos. Prácticamente no hay hoy en día cuerpos policiales en el mundo que no tengan en sus filas unidades de perros entrenados.

Gracias a sus características particulares, instintos, energía  y al amplio desarrollo de sus sentidos, se han logrado diseñar diversos programas de entrenamiento para dar apoyo en las operaciones de rastreo, detección de drogas y explosivos, búsqueda en edificaciones, vigilancia o ataque a personas, entre otros.

Cuando se decide a adquirir un perro para incorporarlo como medio de protección, existen varios factores que deben considerarse previamente. Esto con la finalidad de hacer una gestión responsable que tenga en cuenta los derechos del animal, cumplir los aspectos legales, a la vez que una inversión realmente efectiva.

Las razas unas más que otras tienen cierta propensión a la agresividad, considerando esta como la tendencia a atacar a personas o cosas que invadan su área o territorio. Animales hiper agresivos son difíciles de manejar y entrenar ya que se excitan con facilidad y mantienen por un largo período de tiempo un estado de alteración, lo que puede provocar agresiones a quien no se desea. Los perros poco agresivos por el contrario asumen una actitud de indiferencia y hasta temor ante estímulos en su zona. Los perros moderadamente agresivos llegan a un grado de alerta tal que les permite no perder de vista la persona u objeto de su atención, pero por otra parte se mantienen dentro de los parámetros de ataque que el entrenador les indique. Por ello, son los más buscados para la protección.

El mantenimiento y cuidados de los perros son fundamentales en primera instancia para su salud y confort, y por la otra para garantizar un óptimo desempeño. De allí la necesidad de considerar factores tales como higiene, ruido, iluminación, humedad, ventilación, suministro de alimentos y agua entre otros. Así mismo, se debe planificar un ciclo de visitas al veterinario para prevenir enfermedades y mantener las condiciones de energía que puedan requerir las tareas que se le asignen.

Aunque para la selección de perros de protección generalmente se prefieren el pastor alemán, el dóberman o el rottwailer, casi cualquier perro incluyendo los ejemplares de razas cruzadas puede realizar esas tareas. Las cualidades más importantes son  por lo menos un tamaño medio, un temperamento equilibrado,  fuerza, inteligencia y vitalidad.

El adiestramiento debe ser realizado exclusivamente por un profesional calificado, el cual no debe escogerse de manera improvisada. Para estos casos, las referencias de clientes satisfechos son una opción a considerar.

Existen también las ofertas de venta de animales ya entrenados en tareas específicas requeridas por el interesado: proteger un área con un guía o sin él,  ataques, búsqueda, entre otros. Una tercera alternativa es el alquiler de animales para zonas y en horarios específicos. En cualquiera de las opciones existe una fase de adaptación en la cual se verifica que entre el animal y sus nuevos dueños se crea la relación de confianza e identificación necesarias. Por otra parte, se necesita conocer las medidas de seguridad que eviten accidentes por inexperiencia o impericia.

Cuando se asigna un área para la protección de un perro, deben realizarse con anticipación las adecuaciones de la infraestructura tales como cercas, puertas, superficies, entre otros.

Se recomienda investigar previamente los aspectos legales nacionales, regionales o locales que deban cumplirse. Recuerde que es su responsabilidad como propietario responder ante daños o lesiones que el animal pudiera ocasionar en terceros.

Aunque un perro no va a garantizar el neutralizar totalmente un ataque a sus seres queridos o activos, es una excelente opción de protección que en muchas ocasiones desarrolla un nivel de interacción tal, que pasa a formar parte del núcleo familiar.

@alfredoyuncoza