En la actualidad decimos que quien no está en una red social vive fuera de este mundo, no tiene oportunidades o definitivamente se quedó en el pasado. El problema con tanta conectividad y facilidad de abrir una cuenta es saber en quién debemos confiar para depositar nuestra información.
Si bien es conocido por todos que no debemos poner información sensible ni fotografías que puedan ser utilizadas para rastrear el tipo de vida que llevamos, también me parece importante que nos mantengamos informados sobre las malas prácticas de algunas redes sociales.
Si tenemos una empresa con la que podemos abrir oportunidades de negocio, buscar empleo e, inclusive, generar una buena red de contactos para nuestro desarrollo personal o profesional, no podemos negarnos a colocar datos como nuestro currículum o contactos por lo menos.
Pero, ¿qué ocurre cuando esa red social no es segura en lo más mínimo y básico como en el resguardo de la información que estamos entregando en custodia? El lunes 11 de abril de 2015, viví una pesadilla con una de estas redes de profesionales y quiero compartirlo porque muchos amigos y conocidos tienen una cuenta en la misma red social que se ha vuelto un estándar para poder intercambiar opiniones y hacer networking.
Una verdadera pesadilla
La imagen que verán más adelante es una captura de la pantalla de un correo electrónico que provino de la dirección electrónica [email protected] etiquetada como “LinkedIn Security”, indicándome que el usuario con correo electrónico [email protected] había solicitado la integración de mi cuenta a la suya y me informó que dicha operación ya se había realizado.
Me imaginé que se trataba de una broma, no había llegado aviso alguno solicitando la confirmación a mi cuenta de correo, ni me había mostrado alguna alerta al ingresar a mi cuenta de LinkedIn previa a esta migración y cancelación de la cuenta. Intenté ingresar a mi cuenta en la red social y ¡sorpresa!… Ya no tenía una cuenta en la misma, lejos de ser una broma, se tornó en una verdadera pesadilla.
Tras levantar el reporte de que se había realizado una integración por error, logré volver a ingresar a mi cuenta con la novedad de que mi fotografía, grupos a los que seguía, seguidores e, inclusive, las recomendaciones y respaldo de algunos contactos —que amablemente habían hecho en mi perfil—, no se podían recuperar.
Me parece inverosímil que cualquier persona pueda solicitar integrar un perfil, sin mediar una autorización proveniente del correo que ostenta dicho perfil. Menos cuando no existe registro alguno del correo de la cuenta “A” en la cuenta “B” o de la cuenta “B” en la cuenta “A”; no hay validación para la solicitud ni respaldo de las cosas que son en cierta medida importantes en dicha red social.
No quiero decir que es bueno o malo lo que están haciendo; pero definitivamente seguro no es. Por ello, hay que pensar dos veces lo que ponemos en las redes sociales y preguntarnos cómo estamos operando en ésta, basados en los hechos que relaté.
Mucho se ha escrito ya sobre consejos para evitar publicar información demasiado sensible en las redes sociales; también creo que vale la pena saber hasta dónde podemos confiar en que nuestra información y cuenta estarán seguros en determinadas redes. Espero que mi experiencia les sea de utilidad.
Fuente: seguridadenamerica.com.mx