Mantener el acoso al terror yihadista debe ser objetivo prioritario para el Gobierno que surja del 20-D: lejos de replegarse a sus cuarteles de invierno va a intentar incrementar su ofensiva, con un doble objetivo: ampliar y consolidar el autoproclamado «califato islámico» y desestabilizar los países de Occidente, también España. Prevenir y combatir. Estos son los dos verbos que deberá seguir conjugando el Estado frente a la barbarie.
Además, mucho trabajo de Inteligencia, porque los actores que ejecutan este tipo de terrorismo van mudando sus perfiles y modus operandi. Sobre todo tras la guerra de Siria y sus devastadores efectos: desplazados a zonas en conflicto, retornados, combatientes frustrados, integrantes de células, «lobos solitarios»… En los últimos años, la eficacia de la Policía, Guardia Civil y el CNIE ha librado a España de ser objeto de atentados yihadistas y la ha colocado en la UE a la vanguardia de la lucha contra este terrorismo. Pero la seguridad absoluta no existe y los esfuerzos de Inteligencia y operatividad deberán multiplicarse.
Al margen del acierto de las Fuerzas de Seguridad, traducido en casi 600 detenciones desde el 11-M, uno de los instrumentos que se ha mostrado más eficaz ha sido el «Programa de Intervención con Internos Islamistas en Centros Penitenciarios». Un ambicioso plan para evitar que las cárceles siguieran siendo lugar de reclutamiento. Resulta que individuos, en su mayor parte de países musulmanes, que ingresaban en prisión para cumplir condena por delitos comunes, caían allí en manos de líderes islamistas de tal forma que cuando recuperaban la libertad eran terroristas listos para atentar. El programa permite hacer un seguimiento y controlar, tanto a los reclutadores como a aquellos susceptibles de ser adoctrinados. En enero de 2013, el número de reclusos sometidos a vigilancia era 92. En enero de 2014, subió a 110. En agosto de ese año se actualizó el Plan, mucho más ambicioso. Y en enero de 2015 se incrementó hasta 117.
Según los datos a 6 de noviembre a los que ha tenido acceso ABC, en estos momentos Instituciones Penitenciarias controla a 198 presos.De ellos, 85 integran el grupo A, esto es, internos preventivos o condenados por actividades yihadistas que pueden reclutar. Además, 28 son del grupo B, que no nesariamente están en la cárcel por terrorismo, pero hay datos que apuntan a que se dedican a captar. Y, 85 en el grupo C, que están por otros delitos pero, por su perfil, son fácilmente radicalizables. Fuentes de Instituciones Penitenciarias subrayan que se trata de «una pieza clave en la lucha contra el terrorismo yihadista, ya que ayuda a combatirlo más allá de los muros de las cárceles».
El Consejo de Ministros también aprobó el Plan Estratégico Nacional de Lucha contra la Radicalización Violenta (PEN-LCRV), con tres objetivos:la prevención, la vigilancia y la actuación. Otra medida de suma importancia ha sido el pacto antiyihadista firmado entre el Gobierno, PP y PSOE, que ha permitido introducir reformas en el Código Penal para que jueces, fiscales y Fuerzas de Seguridad se puedan dotar de mejores instrumentos. Se ha tipificado como delito de terrorismo, por ejemplo, el desplazamiento al extranjero para incorporarse a un grupo yihadista. Asimismo, contempla conductas como la captación y el adiestramiento, incluido el pasivo, la figura del «lobo solitario», el uso de las redes sociales a estos efectos, la financiación…
Se ha logrado una mayor especialización de jueces y fiscales que se enfrentan a un tipo de terrorismo diferente. Los detenidos no pertenecen a una organización al uso y ello supone una dificultad añadida.
NUEVE IDEAS PARA MEJORAR
Permanente mejora y adecuación
La eficacia ha colocado a España a la vanguardia de la UE en la lucha contra la yihad. Pero quienes ejecutan este tipo de terrorismo no necesitan tener detrás una estructura ni diseñar el ataque. Esto les convierte a veces en «enemigos invisibles» y muy imprevisibles. Las Fuerzas de Seguridad se tienen que adaptar continuamente a este nuevo fenómeno.
Estrechar la colaboración regional
La colaboración con Marruecos es impecable y debe blindarse ante cualquier desavenencia entre países vecinos. Comparten la misma «agenda» y este modelo debe extenderse a otros países, para que los retornados de Siria o Irak no puedan moverse fácilmente por la UE.
Mejorar la coordinación con el CNI
Funciona notablemente, pero siempre quedan cabos sueltos que han de resolverse. La función del Centro Nacional de Inteligencia es vital porque la Seguridad también se defiende en el Sahel, o en zonas en conflicto. Es clave en las labores de Inteligencia, para controlar a los combatientes que regresan a España.
Estrechar lazos con agencias extranjeras
España se ha convertido en un país fiable por su implicación contra la yihad global, y ello ha facilitado al CNI a estrechar el marco de colaboración con los Servicios de Inteligencia más potentes, como los del Reino Unido, Francia y especialmente la CIA. Peligrosos yihadistashan sido arrestados en diferentes países gracias al CNI.
Mejorar la contranarrativa frente a la yihad
El 80% de los reclutados lo son mediante internet, donde Estado Islámico, muy especialmente, ha extendido una potente y eficaz propaganda, con plataformas digitales y la más sofisticada tecnología. Ello facilita que muchos jóvenes de Occidente se dejen atrapar por la mentira de unos supuestos heróicos combatientes luchando por el califato. Hay que contraprogramar esa propaganda atrayéndose la complicidad de la comunidad internauta.
Mayor implicación de los líderes islámicos
La mayoría de los imanes y líderes de la comunidad musulmana en España repudian que se cometan atrocidades en nombre del islam. Condenaron con rotundidad los atentados de enero en París. Pero se echa en falta un discurso más sostenido en el tiempo. ¿Por qué no condenar que redes yihadistas trafiquen con muchachas para convertirlas en esclavas? ¿O con menores?
Mantener los planes contra la radicalización
Sobre todo, será necesario adaptar a las nuevas circunstancias el programa que se sigue en las cárceles para evitar que sean centros de captación. Vigilar e incluso adoptar medidas legales contra aquellos imanes que utilizan lugares de culto o sus entornos para adoctrinar.
Aunar lucha contra el crimen y la yihad
Cada vez es más evidente la vinculación entre el terrorismo yihadista y el crimen organizado. En el mercado negro internacional, junto a la ventanilla en la que se venden armas hay otra en la que se suministra droga. De ahí que deba mantenerse el Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (Citco), creado este año, para coordinar investigaciones en ambos ámbitos.
Mantener lazos con los aliados
España, sea cual sea el color del Gobieno que surja de las próximas elecciones generales, debe mantener el marco de colaboración con sus aliados internacionales. La amenaza yihadista que se cierne sobre España es global y el escenario para combatir a Al Qaida o Estado Islámico también está en Siria, Irak, Sahara. Debe coordinar medidas también contra la creciente amenaza que supone la presencia de los terroristas yihadistas en Libia.
Fuente: abc.es