Creer en una Venezuela resiliente

En Venezuela, la palabra «resiliencia» hasta hace poco era de muy escaso uso y desconocido su concepto para la mayoría. Mas recientemente dicho término se escucha con frecuencia como sinónimo de recuperación exitosa ante eventos adversos.
Con una visión aplicada a las instituciones, la norma ASIS SPC-1-2009 Organizational Resilience Security, Preparedness, and Continuity Management Systems, la define como «la capacidad de una organización para resistirse a verse afectada por un suceso o la capacidad de volver a un nivel aceptable de desempeño, en un período de tiempo aceptable después de verse afectada por un suceso». Bajo un enfoque sistémico «es la capacidad de un sistema de mantener sus funciones y estructura haciendo frente a cambios internos y externos, y de adaptarse de la mejor manera cuando tenga que hacerlo».
En cuanto a las personas, para E. Chávez y E. Yturraide la resiliencia es «la capacidad que posee un individuo frente a las adversidades, para mantenerse en pie de lucha, con dosis de perseverancia, tenacidad, actitud positiva y acciones que permiten avanzar en contra de la corriente y superarse».
Desde hace ya varios años y por razones de diversa índole, las personas y las organizaciones de nuestro país se han visto afectadas por sucesos de diferente naturaleza y magnitud, que han puesto a prueba su capacidad de reacción para sobreponerse a las dificultades y continuar su actividad del día a día, en algunas oportunidades incluso con mayor éxito. Esto ha generado que progresivamente las acciones y actitudes resilientes estén en constante proceso de evolución, con resultados cada vez más satisfactorios.
Huracanes, inundaciones, tsunamis, atentados terroristas, colapsos de estructuras y otra serie de situaciones críticas, han sido punto de partida para el análisis y la determinación de las mejores prácticas. En otros países el camino hacia el estudio y desarrollo académico de la resiliencia es más largo ya que se ha iniciado más temprano y a niveles de mayor profundidad y detalle. Por ejemplo, en el documento «Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos de América» en su edición 2010 se hace por primera vez mención al concepto, lo que ha elevado su discusión e investigación a nivel de comités, comisiones e incluso otras directivas presidenciales.
Organizaciones profesionales están dedicando recursos importantes en el desarrollo de normas que sirvan de herramientas, para la aplicación efectiva de la resiliencia en diferentes ámbitos. ASIS International en el 2009 publica la norma «Resiliencia organizacional: sistemas de gestión de la seguridad, la preparación y la continuidad», la cual fue traducida al español en el 2014 por la Asociación Española de Normalización y Certificación (AENOR). El Instituto Nacional de Normas y Tecnología de Estados Unidos (National Institute of Standards and Technology o NIST) ha desarrollado un proyecto conocido como «Resiliencia ante Desastres de la Comunidad», que busca comprometer a las comunidades en el desarrollo de sus propios planes.  En diciembre 2014, la Fire Protection Research Foundation, (Fundación de Investigación de Protección contra Incendios o FPRF), publicó un informe bajo el título «Resiliencia antes Desastres y Códigos y Normas de NFPA». La NFPA o National Fire Protection Association (Asociación Nacional de Protección contra el Fuego) es una de las organizaciones más reconocidas a nivel mundial en la materia.
La resiliencia puede y debe ser el inicio de acciones positivas que mejoren las condiciones del entorno o  medio ambiente para beneficio de los ciudadanos.
Una empresa transnacional fabricante de cauchos, minimizó el impacto de las sequías en San Pablo, Brasil al establecer alianzas entre su equipo de continuidad de negocios y sus proveedores del líquido, para desarrollar estrategias de conservación y reciclaje.
5 mil millones de dólares fue la cifra que calculó la Autoridad Metropolitana de Tránsito (MTA) sería necesaria para volver a su estado original el sistema de túneles y estaciones de subterráneo de la ciudad de Nueva York que se vieron seriamente afectados por el paso del huracán Sandy en Octubre del 2012. La MTA creó la División de Resiliencia y Recuperación de Sandy con el objetivo de contribuir no sólo a la recuperación del sistema de transporte, sino a fortalecer el mismo para hacer frente a futuros embates de la naturaleza.
En Venezuela tenemos una oportunidad de oro para desarrollar instrumentos que nos permitan avanzar en el tratamiento eficiente de situaciones críticas o de desastres, de forma tal que se minimicen sus impactos negativos. Debemos agrupar profesionales, experiencias, comunidades, instituciones públicas y privadas, analizar nuestro entorno, considerar las mejores prácticas y producir soluciones adaptadas a nuestras realidades y necesidades.
¿Tenemos situaciones críticas? Sí, pero también el talento, el empuje y la creatividad que nos caracteriza como nación, para diseñar nuevos caminos y seguir adelante.
@alfredoyuncoza