Aunque el número de ataques terroristas crece, la mayoría de ellos tiene lugar en cinco países del mundo. Particularmente brutales son los atentados perpetrados por el autoproclamado Estado Islámico (EI).
“Al menos once muertos tras un atentado suicida en el norte de Nigeria”; “numerosos muertos tras un ataque en Camerún”; “dos explosiones golpean Kano, en Nigeria”… Noticias de este tipo abundan todos los días. Pero, en comparación con amenazas de atentados y ataques perpetrados en países industrializados, como los que tuvieron lugar en Francia en noviembre o los que presuntamente fueron frustrados en Bélgica en diciembre, aquellos sucesos rara vez son presentados en la primera plana de los medios del “Primer Mundo”.
Pero ese desbalance informativo no significa que la violencia terrorista practicada lejos de las potencias económicas e industriales sea desestimable. Es un hecho que los atentados han alcanzado grandes dimensiones, sobre todo fuera de ese amorfo hemisferio que llamamos “Occidente”. “Hoy somos testigo de una enorme expansión del terror”, dice Rolf Tophoven, experto en terrorismo del Instituto de Prevención de Crisis IFTUS de Essen, en Alemania. “Desde el sudeste asiático hasta el Norte de África y el centro de Europa, pasando por el Medio Oriente”, resume el especialista.
Aumenta el número de víctimas
El número de víctimas del terrorismo se ha disparado. Como ha informado el Instituto para la Economía y la Paz (IEP) en Sídney, en 2014 murieron más de 32.650 personas como consecuencia de ataques terroristas; una cifra que supera en un 80 por ciento al saldo de 2013. Los países más afectados fueron Afganistán, Irak, Nigeria, Pakistán y Siria. Bajo el concepto de “terrorismo” el IEP entiende la “amenaza o uso de violencia ilegal por parte de actores no gubernamentales, que persiguen alcanzar un objetivo político, económico, religioso o social a través del terror, la coacción o la intimidación”.
Las cifras del Instituto muestran el mayor incremento en el número de víctimas jamás registrado. Por sí solas, el autoproclamado Estado Islámico (EI) y la milicia de Boko Haram son responsables, según el IEP, de más de la mitad de los crímenes. En lo últimos meses, los extremistas del EI han tomado enormes extensiones de territorio en Irak y Siria con el fin de instaurar un Estado donde impere la sharia, derrocar a los Gobiernos de la región, combatir a Estados Unidos y liberar Jerusalén. Para ello el grupo está dispuesto a utilizar cualquier medio a su alcance.
Juramento de lealtad
También Boko Haram quiere establecer un Estado islámico propio. El grupo terrorista africano lleva a cabo ataques por sobre todo en Nigeria, pero también en Camerún y Chad, donde ha causado miles de muertes en los últimos años. Boko Haram se fundó en 2002 en Maiduguri, la capital del estado de Borno, en el norte mayoritariamente musulmán de Nigeria. En marzo de 2015 el grupo informó de su lealtad al grupo Daesh, otro nombre atribuido a la organización Estado Islámico. Otros grupos extremistas del Sinaí y de Libia han seguido los mismos pasos.
Daesh (EI) ha sido descrita por los países Occidentales como la organización terrorista más peligrosa del mundo hasta la fecha. En muchos aspectos se parece a Al Qaeda, pero el EI sigue su propia estrategia. Los combatientes de la milicia radical matan a cualquiera que se interponga en su camino; sobre todo a musulmanes afiliados a otras ramas del Islam. La violencia sin límites, también contra los chiitas, forma parte de la concepción asesina de estos extremistas sunitas.
La peor organización terrorista
Los terroristas del EI masacran sin miramientos, esclavizan mujeres y asesinan niños. Sus acciones brutales quedan registradas en videos y con ellos logran inspirar miedo entre sus adversarios. Y mediante el uso persuasivo que hacen de los medios, consiguen atraer a nuevos yihadistas hacia sus filas. De todo el mundo llegan combatientes a Siria e Irak y se suman a las fuerzas locales de la milicia. Daesh tiene redes internacionales y cada vez opera más fuera de sus fronteras.
Sólo en 2015, EI lanzó ataques en Túnez, Turquía, Yemen, Arabia Saudita, Líbano y Francia. Pero Al Qaeda también sigue siendo una amenaza, dice el experto Tophoven: “La competencia con Estado Islámico, por así decirlo, la da Al Qaeda. Pero es cierto, Al Qaeda ha sido claramente superada por el EI”. Igualmente brutal es la milicia Al Shabaab, que expande el terror en Somalia y también en países vecinos, como Kenia. Desde hace años los extremistas sunitas luchan para erigir una teocracia en el Cuerno de África.
Caldos de cultivo
Como razón para el crecimiento del terrorismo, Rolf Tophoven ve los llamados “Estados fallidos”. “Tenemos un montón: Somalia, Nigeria, además de aquellos donde la ‘Primavera Árabe’ no prosperó”, dice el experto. La anarquía y el desorden de muchos países se convierten en terreno fértil para el reclutamiento y adoctrinamiento de muchos combatientes musulmanes. No existe una receta mágica para combatir el terrorismo, dice Tophoven, pero un buen enfoque para enfrentar el tema debería venir de la misma sociedad.
Programas de ayuda deberían jugar un rol en todo esto. Y mirando el caso de Siria, Tophoven aboga por la lucha contra el EI con el envío de tropas. “Solo la combinación de ataques aéreos y tropas sobre el terreno hará posible una acción eficaz contra los radicales”, apunta el especialista, que añade que “una solución política del conflicto sirio nos dará una posibilidad de frenar al Estado Islámico”.
Fuentes: dw.com