Después del discurso del presidente Obama, las armas inteligentes están en el punto de mira. Identificación de huellas dactilares, cerrojo basado en la empuñadura o chips inteligentes son sus principales ingredientes.
Durante dos décadas el desarrollo de las armas inteligentes ha avanzado a trompicones. La lucha legal por las armas en EE.UU. ha supuesto siempre un obstáculo insalvable para sus defensores. Hasta ahora. Después del discurso de Barack Obama a favor del control de armas, las miradas se han vuelto hacia la tecnología de las smart guns. Este sector cuenta desde el comienzo del mandato del presidente con el apoyo del ministerio de Justicia y de Interior.
Con ello, Obama quiere promover una nueva forma de seguridad en cuanto al control de armas. Además, el presidente no se ha limitado a apoyar su desarrollo, si no a hacer más accesible esta tecnología a todos los ciudadanos estadounidenses.
“Este es un factor determinante en el desarrollo de las armas inteligentes”, ha asegurado Joel Moschbacher, copresidente de Do Not Stand Idly By, una de las organizaciones más importantes por el control de armas.
Las llamadas smart guns utilizan chips RFID o biométricos, con sensores para reconocer las huellas dactilares o la empuñadura del dueño. Este tipo de tecnología evitara que un arma sea utilizada por alguien que no sea su propietario, un dato que también ha despertado el interés de policías y militares.
El propio Obama en su discurso comentaba: “Si podemos utilizar la tecnología para que el móvil solo se desbloquee con nuestra huella dactilar, ¿Por qué no podemos hacer lo mismo con las armas?”.
Oposición y miedo ante las smart guns
No toda la población ha mostrado tanto entusiasmo por las smart guns como el presidente. Entre aquellos que se oponen, el argumento más comentado es la confianza que garantizan las armas; añadir nueva tecnología deja espacio para que las armas fallen llegado el momento necesario. Estos grupos temen, además, que permitir el desarrollo de este sector anime al gobierno a continuar acotando el uso de armas con nuevas leyes.
Y hay buenas razones para pensar así: hace unos años New Jersey aprobó una ley por la cual en el momento en el que el fiscal general apruebe un modelo seguro de arma inteligente, será requerido su uso por norma general.
Estos miedos han causado que desde un primer momento haya habido problemas: el año pasado una tienda comenzó a comercializar el primer modelo de smart guns en California. Sin embargo, a los pocos días, la presión de los grupos pro armas obligó a la tienda a retirar el producto. Otros casos parecidos se han dado a lo largo de los estados en las tiendas que han intentado ofrecer este tipo de armas.
Dónde está la inversión
Las inversiones en este tipo de tecnología han sido siempre tímidas, según afirma Donald Sebastian, vicepresidente de desarrollo e investigación en el New Jersey Institute of Technology (NJIT). Este centro creó en 2012 una pistola capaz de reconocer la empuñadura de su dueño.
Por otro lado, Moschbacher ha asegurado que los diseñadores de armas solo necesitan unos pocos millones de dólares para dar el paso desde el prototipo al mercado: 20 millones de dólares bastarían para financiar el desarrollo de las smart guns.
“Es una cantidad ínfima en comparación con el presupuesto del estado”, ha añadido Moschbacher. Por ahora, Obama lucha en su último mandato por alcanzar esa realidad.
Fuente: computerworld.es