Los delincuentes solo dejaron pasar dos días, después de robar la camioneta azul Land Cruiser de placas ZME 319, para llamar a Adolfo Díaz, su propietario, y pedirle 5 millones de pesos por devolvérsela. Solo algunos días antes, un hombre había mostrado especial interés en comprarla.
Por su parte, la familia de Camila –quien prefirió no revelar su apellido– terminó entregando más de 10 millones de pesos para salvar a un supuesto primo que había sido detenido en México y que no había declarado 30.000 dólares.
Y casi al mismo tiempo, una mujer adulta que había accedido a tomarse fotos de tipo sexual tras ser conquistada a través de redes sociales por un desconocido con el que había sostenido conversaciones por medio de Facebook, accedió a consignarle dinero para que las imágenes no fueran publicadas en internet. Lo curioso de este caso es que el envío iba con destino a Costa de Marfil, en el África.
Estos son solo algunos de los cientos de casos que el Grupo Antisecuestro y Antiextorsión (Gaula) de la Policía de Bogotá atiende anualmente por estafa y extorsión. Solo el año pasado se reportaron un total de 518, por este último.
Aunque son modalidades que muchos ciudadanos ya conocen, siguen cayendo. ¿Por qué?
Los delincuentes se valen de artimañas para convencer a la víctima. Como en los casos enunciados, se hacen pasar por familiares, compradores, dueños de grandes empresas, así como por policías y miembros de grupos al margen de la ley activos y desmovilizados.
Se camuflan para engañar o atemorizar a sus víctimas, de manera que terminen accediendo a sus pretensiones. Es tal el trabajo psicológico que ponen en marcha que, en buena parte de los episodios, ninguna de ellas se atreve si quiera a llamar a sus allegados para preguntarles qué hacer.
Estas son algunas de sus astutas formas de persuadirlos; no se convierta en otra víctima.
1. ‘Somos de las Farc y lo tenemos vigilado’
Una de las modalidades de extorsión más frecuente es la que se comete desde las cárceles. Es tan común que solo en lo corrido de este año, de las 23 denuncias que ha recibido el Gaula en Bogotá ocho tienen que ver con llamadas intimidatorias en las que, haciéndose pasar por miembros de algún grupo al margen de la ley, les exigen un monto de dinero a las víctimas. La plata, por lo general, se recibe luego de que esta accede a hacer un envío.
También, en otras oportunidades y cuando la cantidad es menor, piden que se les hagan recargas a celular. La idea con esto es que puedan seguir llamando y ganando dinero fácil, solo con la ayuda de un directorio telefónico producto de la astucia de delincuentes que están en libertad o del azar.
Por lo general, si la persona que comete la extorsión no recibe lo que busca en la primera llamada, no vuelve a intentar extorsionarlo, explica la Policía. Sin embargo, se valen de amenazas para acorralarlo y obligarlo a entregar el dinero.
A veces se atreven a decirle a su víctima –haciéndose pasar por un miembro activo o desmovilizado– que están haciendo una llamada limpieza social en su barrio y que solo piden una “contribución” para no declararlo objetivo militar y “asesinarlo a usted y a su familia”.
Lo hacen, incluso, a través de mensajes de WhatsApp en los que agregan números telefónicos al azar; envían mensajes amenazantes. Entre otras cosas, de lo que más se cuidan los delincuentes es de no ser bloqueados.
2. ‘Si no paga, acabamos con la vida de su empleado’
Una de las nuevas modalidades que están utilizando los delincuentes es la de contratar servicios en funerarias, empresas de mudanzas, entre otras, para luego exigir dinero por la vida del operario que cumple con el servicio.
Explica el Gaula de Bogotá que el segundo paso es llevar al empleado hasta un paraje donde no haya señal (puede ser saliendo de la capital), con la excusa de que es el paso obligado hacia el sitio donde tienen que llevar a cabo el trabajo. Allí lo hacen esperar por un buen tiempo, con la excusa de que en la zona hay presencia guerrillera, por ejemplo, y el acceso es restringido por seguridad.
Mientras tanto –explica el mayor Jhon Alexánder Forero, jefe del Gaula de Bogotá– se comunican con la persona con quien se hizo el contrato, asegurando que la otra persona está secuestrada y que la víctima tiene poco tiempo para pagar y salvarle la vida a aquella.
Si bien nunca lo han tenido secuestrado, pagan la extorsión. Luego le dicen que no pueden pasar, regresa y se da cuenta de que todo se trató de un engaño.
3. ‘Si me da esa plata, le devuelvo el carro’
El caso de Adolfo Díaz, a quien después de hurtarle su camioneta le pidieron dinero por devolvérsela, es más común de lo que parece. Lo peor es que, pasado el tiempo, es muy difícil recuperar los vehículos, pues muchos de ellos terminan en desguazaderos para luego vender los repuestos.
Si bien en algunos de esos episodios los ladrones efectivamente entregan el automotor, en otras se llevan el botín completo: el vehículo y la plata del ‘rescate’.
En lo que va de este año, por la devolución de bienes o de documentos van cuatro casos, que se suman a los 48 reportados el año pasado. Las autoridades recomiendan abstenerse de negociar con los bandidos y piden a las víctimas denunciar de inmediato para iniciar la búsqueda y hallarlo.
4. ‘¿Me regalas una llamadita?’
Aunque son pocos los casos reportados, el Gaula ya tiene en la mira a mujeres que se aprovechan de su belleza para acercarse a hombres, pedirles que les regalen un minuto de su celular y llamar a alguno de los familiares de la víctima para hacerle creer que está secuestrado. Lo han hecho solo en zonas exclusivas de Bogotá, y su plan es pedir un giro de inmediato “si quiere volverlo a ver”. En ocasiones les da resultado.
5. ‘Pague o acabamos con su negocio’
La modalidad que sigue dejando más víctimas es la clásica. Esta,explican las autoridades, se hace a través de llamadas o mensajes intimidatorios, en los que piden dinero a cambio de no asesinar a la víctima, poner un petardo en su negocio, etc. Los cobros que les hicieron al 54 por ciento de las personas que denunciaron en el 2015 ante el Gaula fueron bajo esta modalidad.
6. ‘Por no publicar sus fotos’
La llaman la modalidad de moda. Amenazan a la víctima con publicar fotografías con contenido sexual o información íntima si no entrega el dinero.
Lo que les causa más asombro a las autoridades es que, desde hace un tiempo, las extorsiones se hacen desde el exterior. “Crean un perfil falso en una red social y terminan intercambiando imágenes; finalmente, piden dinero por no hacerlas públicas”, contó un investigador del Gaula.
Varias de ellas se han hecho desde Costa de Marfil (África). “Piden que hagan un envío y como las víctimas se avergüenzan, pagan”.
Los más vulnerables son los hombres casados y las jóvenes entre los 14 y los 17 años. En lo corrido de este año ya van 9 episodios denunciados.
No caiga en sus redes
El Grupo Antisecuestro y Antiextorsión (Gaula) de la Policía de Bogotá ha insistido, en las campañas de prevención para evitar que más ciudadanos sean víctimas, que el primer paso es conservar la calma y denunciar de inmediato.
Ante cualquier mensaje intimidatorio o amenazante, lo mejor es llamar a la línea 165. Si es posible, la Policía sugiere grabar la llamada o escribir lo que le han dicho.
Este delito da entre 16 y 24 años de cárcel, en cualquiera de sus modalidades y dependiendo de los agravantes.
Algunos de ellos son la manera de exigir el dinero (con o sin violencia) y los efectos que cause en las víctimas directas e indirectas; por ejemplo, si los hijos dejaron de ir a estudiar por temor a ser agredidos, si era menor de edad o si la amenaza se comete contra personas que son consideradas especiales.
Durante el año pasado, 15 bandas dedicadas a la extorsión fueron desarticuladas y 172 personas fueron capturadas.
“El delincuente sabe que quien paga puede volver a pagar, y es altamente probable que continúe exigiéndole dinero. Por eso debe actuar de inmediato y denunciar”, aseguró el mayor Jhon Alexánder Forero, jefe del Gaula de Bogotá.