Un informe de Wall Street Journal documenta cómo los jóvenes de El Salvador eligen hacer parte del cuerpo de bomberos para evitar la vida en las pandillas, un caso único que puede contener importantes lecciones sobre la prevención de la violencia en la nueva capital mundial de los homicidios.
En un informe especial, el Wall Street Journal habló con varios jóvenes sobre su enrolamiento en el cuerpo de voluntarios Comandos de Salvamento. Además de la adrenalina y el orgullo que sienten por ayudar a la gente, su trabajo les ha permitido mantenerse lejos de letales pandillas callejeras, como la Mara Salvatrucha 13 (MS13) yBarrio 18.
«Me agrada que ella esté [con los Comandos] porque se mantiene ocupada y no se mete en algo ilegal», dijo al diario la abuela de una joven bombero. «Hay mucha juventud perdida en nuestro barrio», añadió.
Se dice que los Comandos han ganado cierto grado de respeto de las pandillas, pues el grupo no discrimina a la hora de atender a las víctimas. Los Comandos mantienen una tradición que se remonta a la guerra civil del país (1975-1992), cuando el grupo de rescate prestaba primeros auxilios a soldados y guerrilleros, al igual que a civiles, afirma el diario.
Análisis de InSight Crime
Que los jóvenes elijan apagar incendios en su tiempo libre es extremadamente noble, pero en El Salvador también es una forma de autopreservación. La pequeña nación centroamericana registró una pasmosa tasa de homicidios de más de 100 por 100.000 habitantes en 2015, lo que según datos del Banco Mundial es la tasa más alta de cualquier país en los últimos veinte años. Y las pandillas, que están en el centro de la violencia, son muchas veces la única forma de actividad extracurricular al alcance de los jóvenes en las comunidades dominadas por las pandillas.
Programas como el de los Comandos demuestran cómo las estrategias para reducir la violencia deben incluir un componente social que ofrezca a los jóvenes oportunidades diferentes a la vida en las pandillas. Aunque en años recientes las autoridades en El Salvador han adoptado una estrategia altamente represiva para combatir las pandillas, también hay ejemplos de programas sociales promisorios que buscan reinsertar antiguos pandilleros a la sociedad. Dueños de empresas han dado empleo a antiguos miembros de la MS13, mientras que un alcalde ha creado escuelas técnicas y fundado una panaderíapara expandilleros.
Pero dada la dificultad de dejar la vida de pandillas una vez se inicia, así como la complicada política de reintegración de miembros de pandillas a la sociedad, las iniciativas para evitar en primer lugar que los jóvenes se enrolen en los grupos criminales pueden ofrecer la mejor oportunidad de éxito. Sin duda, un estudio del Proyecto de Opinión Pública Latinoamericana de la Universidad Vanderbilt, realizado en 2014, halló que los programas comunitarios de prevención del crimen tuvieron un importante impacto positivo en barrios que experimentaban altos niveles de violencia en Centroamérica.
Fuente: es.insightcrime.org