Un adicto a las drogas es, sobre todas las cosas, un enfermo que debe ser tratado, una persona que debe ser comprendida y entendida y que, pese a que tenga acciones negativas y reaccionarias, en su interior quiere salir de ese túnel oculto del cual no encuentra su salida. Más aún cuando el “problema” lo tenemos en nuestros hogares.
Lejos de no querer verlo lo mejor es afrontarlo con seriedad, madurez, educación y buscar la ayuda de profesionales. Es por ello que debemos saber que hay señales físicas y síquicas que nos pueden servir como indicativo o alerta ante una situación de consumo o adicción en nuestros hogares
Señales y síntomas del uso de drogas
Los principales indicativos son:
– Cambio repentino de su comportamiento
– Cambios repentinos de humor sin explicación de causa aparente.
– Alejamiento y aislamiento del medio familiar. Preferencia por estar solo y no participar.
– Descuidado con su presentación personal
– Pérdida de interés en sus aficiones, sus deportes y otras actividades favoritas
– Cambio en su patrón de dormir; despierto de noche y duerme durante el día
– Ojos rojos o vidriosos
– Nariz que moquea
– Comienzan a aparecer faltantes de cosas de poco valor en la casa
– Lo anterior se va incrementando en el valor de los objetos llegando a faltar dinero.
– Notable caída en el rendimiento escolar o abandono de los estudios.
– Recepción de llamadas telefónicas de personas desconocidas.
– Aumento de conflictos y peleas en el seno de la familia.
– Excesiva hostilidad para con los demás.
– Presencia de instrumentos necesarios al consumos de drogas, sospechosa aparición de comprimidos frascos de colirio, jarabes y envases de medicamentos.
– Acentuadas alteraciones en el apetito.
– Falta de motivación, incapacidad para cumplir con las responsabilidades.
– Distracción, risas excesivas.
– Cambios en los hábitos de higiene y en la alteración de la apariencia personal.
– Actitudes furtivas o impulsivas, uso de anteojos obscuros aunque no haya exceso de luz.
– Uso de camisas de mangas largas incluso los días calurosos.
– Reacción defensiva cuando se mencionan las drogas y el alcohol en la conversación.
– Aumento de la fatiga e irritabilidad, sueño interrumpido.
– Falta de expresión en el rostro; monotonía en la voz.
– Afecciones bronquiales y otros problemas de salud.
– Depresión emocional; frecuente mención del tema del suicidio.
– Aliento alcohólico.
– Crisis de miedo o temor exagerado.
– Insomnio.
– Tos crónica.
– Apariencia de borrachera.
– Dificultad para coordinar movimiento.
– Aspecto somnoliento o atontado.
– Congestión en nariz y garganta.
– Habla mucho sin parar.
– Temblores.
– Excesiva calma o lentitud.
– Nauseas.
– Excesivo dolor de cabeza.
– Lenguaje incoherente.
– A veces oye, ve o siente cosas que no existen.
Lo que no se debe hacer si piensa que sus hijos consumen drogas
Cuatro premisas son la base fundamental de lo que no se debe hacer ante la presencia de señales o indicativos como los enumerados anteriormente.
– Negar la evidencia, en mi casa y a mi hijo no puede ser…
– Hacer acusaciones contundentes o agresivas.
– Hacer juicios de tipo moralista sobre la juventud o las drogas.
– Abandonar a la primera, hay que insistir.
Qué hacer si usted piensa que sus hijos consumen drogas
Lo primero que debemos hacer es interiorizarnos del tema. Existen muchos portales en internet, centros de información, centros de rehabilitación gubernamentales o privados o bien en la página web de la junta nacional de drogas (https://www.infodrogas.gub.uy/) usted podrá acceder a muy claros documentos que lo ayudarán en esta problemática.
Una vez que usted se disponga a afrontarlo debe HABLAR DEL TEMA con sus hijos. Lo que nunca ha funcionado en la educación sobre las drogas es decirle algo a una persona desde un punto de vista autoritativo. Tan pronto como uno empieza con ese enfoque, el niño, joven, adolescente o mayor, automáticamente bloquea a la otra persona.
La Fundación Manantiales de Argentina (en otros países hay organizaciones similares) brinda algunas sugerencias básicas para comunicarse con su hijo:
– Aprenda a escuchar.
– Preste atención sin interrumpir hasta que él termine de hablar.
– Hago contacto visual con su hijo mirándolo a los ojos.
– Preste atención al lenguaje corporal.
– No siempre se necesita una respuesta magistral. Puede que no la sepa. El solo hecho de escucharlo y que pueda expresar lo que siente es liberador.
Por su parte la Junta Nacional de Drogas, en publicación “Drogas. Guía para padres y madres” brinda una serie de consejosimportantes para manejar la situación:
– No acusar a los hijos de una conducta cuya veracidad se ignora. El enfrentamiento no resuelve nada.
– No hablar del tema cuando se presuma que el joven está bajo los efectos de las drogas.
– Intenta no enfadarte, procura plantear el asunto en términos de eficacia.
– No recurras a amenazas, a largo plazo los resultados son los adversos.
– Deja en claro cuales son las conductas que no estas dispuesto a aceptar.
– Déjale en claro que él o ella será responsable de sus actos y las consecuencias que pueden aparejar.
– Asegúrate de que sabe que estás ahí para ayudarle a superar cualquier dificultad que tenga y siempre lo ayudarás.
Fuente: forodeseguridad.com