¿Ventana o pasillo? Es una de las preguntas más frecuentes antes de embarcar en un avión. Al realizar el check-in online podemos elegir el asiento, al menos en la mayoría de compañías, y buena parte de los pasajeros prefieren la ventanilla. ¿Por qué? Razones hay muchas, pero la más evidente es que nadie te molesta para ir al baño. En todo caso molestas tú, y eso no es tan importante.
Y si viajas en el asiento más próximo a la ventana, casi con total seguridad te habrás fijado alguna vez en ese pequeño agujero que encontramos en el cristal. A pesar de que normalmente no le damos gran importancia, sobre todo cuando lo has podido observar en otras aeronaves, seguro que la primera vez pensaste si realmente es seguro. La respuesta es contundente y rotunda: Sí.
De hecho, su función es clave para evitar cualquier susto cuando el avión se encuentra a 10.000 metros de altura. La diferencia de presión entre el exterior y el interior del aeronave es abismal, por lo que las ventanas de los aparatos cuentan con una estructura especial.
La ventanilla de los aviones se compone de tres partes: dos láminas -exterior e interior- y la estructura central, donde se encuentra el agujero. Las dos láminas forman un vacío que está regulado por el agujero central. En caso de accidente, si la parte exterior se rompiese en pleno vuelo, gracias al agujero de la ventana la velocidad de despresurización de la cabina se reduce notablemente.
Después de leer esto, ¿sigues pensando que es un simple agujero inútil?.
Fuente: iasca.aero