Pokémon Go es el juego del año. Nadie duda ya de que ha marcado un antes y un después en la vida de Nintendo. Su lanzamiento oficial se ha llevado a cabo solo en tres países (EE.UU., Australia y Nueva Zelanda). Aún así, cuenta con 21 millones de usuarios y genera un millón y medio de euros cada día solo en iOS.
Precisamente el hecho de que se haya lanzado solo oficialmente en dicho países se está convirtiendo en un auténtico peligro. Aunque hay jugadores españoles que ya están cazando pokémons, desde Sophos Iberia, líder global en seguridad para protección de redes y endpoints, recuerdan que esto ha sido posible gracias a una opción de Android que «permite instalar aplicaciones de fuentes no fiables». Esta opción reduce deliberadamente las configuraciones de seguridad del sistema operativo de Google.
«Hasta el momento se ha detectado que hay una versión modificada de Pokémon GO, que tiene la misma apariencia y funciones que la original. El problema está en que esta versión introduce en el móvil un ‘software’ espía conocido como DroidJack que puede ver a través de la cámara, rastrear la ubicación del móvil, interceptar los mensajes de texto o escuchar las llamadas, entre otros», alerta la compañía. «El parecido entre la versión original y la que contiene el ‘malware’ es de tal magnitud, que no es tan fácil detectar cuál es cuál. Incluso Google Play ha reconocido que es muy difícil apreciar la diferencia».
Otro de los riesgos tiene que ver con la geolocalización, necesaria para poder jugar. Al ser pública, incluso se deja a la luz una información tan precisa como, por ejemplo, dónde se encuentran los menores.
El acceso a la cuenta de Gmail ha sido otro de los aspectos más controvertidos. Desde el momento en el que se lanzó Pokémon GO, muchos usuarios criticaron el hecho de que Nintendo tuviera acceso a la dirección de correo electrónico de los jugadores. Aunque solo accede al nombre de usuario y dirección, la privacidad vuelve a estar en peligro.
Y seguro que quienes ya han jugado, han experimentado cómo la popular aplicación se come la batería. También los datos. No hay que olvidar que, desde el momento en el que se empieza a jugar, está consumiendo la tarifa contratada. El usuario, además, tiene activada la geolocalización, la cámara y la pantalla continuamente encendida. En este caso, conviene vigilar el consumo para evitar sorpresas en la factura mensual.
Por último, conviene apelar al sentido común. No se puede ir a cruzar una carretera mientras se cazan pokémons. Hay que estar atentos para evitar peligros. En esta línea, hay recordar la posible adicción que puede ocasionar el juego. Y, por supuesto, no hay que adentrarse en propiedades privadas por muchos pokémons que se puedan cazar.
Fuente: abc.es