ISIS en Latinoamérica: el futuro llegó

Parecía un fenómeno lejano, pero ya está aquí. La presencia del Estado Islámico (ISIS) en Argentina y Brasil es un hecho.

Así lo confirmaron fuentes del Servicio de Inteligencia Argentino a medios de comunicación extranjeros, pese al silencio oficial que mantiene el gobierno de Mauricio Macri. De acuerdo a la  labor de la división de Contrainteligencia de Argentina, una célula activa de ISIS actúa desde hace algún tiempo en la provincia de Corrientes, en la zona fronteriza entre Argentina y Brasil.

No es una novedad que el Estado Islámico recluta a sus fanáticos en todas partes del mundo y utiliza las redes sociales -ya fuera las convencionales u otras propias- para hacerlo. Se estima que cuenta con miembros de 86 nacionalidades distintas, y Argentina y Brasil no son la excepción. Desde enero de este año se sabía que ya habían sido reclutados al menos 20 argentinos y tres brasileños.

¿Por qué se señala a la provincia de Corrientes? La respuesta no requiere ya de los servicios de inteligencia. Corrientes y Misiones son las provincias más expuestas de Argentina dado que mantienen frontera tanto con Brasil como con Paraguay. La geografía y la flora del lugar hacen más complejo el control  por parte de los tres países, que cuentan con fronteras permeables. Simultáneamente, al estar reforzando Brasil los controles internos con motivo de la organización de los Juegos Olímpicos, puede concluirse que resulta más sencillo para una célula terrorista realizar los preparativos en un país limítrofe como Argentina o Paraguay para trasladar posteriormente la acción al escenario deseado.

¿Puede haber un atentado en los Juegos Olímpicos?

Sí, pero debe recalcarse que se trata solamente de una posibilidad. Porque una de las mayores ambiciones de los grupos terroristas es provocar un estado de paranoia colectiva en Occidente que lleve a las personas a pensar que lo que es en realidad una mera posibilidad -por ejemplo un atentado- es una certeza. La mayor pretensión del terrorismo es que el ser humano común termine por concluir que algo horrible le sucederá si no acata sus mandatos.

El Parque Olímpico diseñado especialmente para esta edición de los Juegos Olímpicos 2016, en Río Janeiro, Brasil.

Entonces, si bien se pueden hacer especulaciones, es menester hacerlas sobre datos ciertos. En tal sentido, puede decirse que la posibilidad de que se lleve adelante un atentado existe, aunque la buena nueva es que estas noticias permiten tomar medidas al respecto.

Las últimas investigaciones revelan que el reclutamiento de latinoamericanos por parte de ISIS se intensificó en los últimos meses, con el objetivo de atacar durante los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. El evento es un blanco apetecible porque reunirá alrededor de 12 mil atletas correspondientes a cerca de 200 países, jefes de Estado y de gobierno de todo el planeta y aproximadamente 700 mil turistas en su mayoría extranjeros. Serán los primeros Juegos Olímpicos a realizarse en Latinoamérica y dadas las actuales condiciones en Brasil, que atraviesa una profunda crisis política, económica y social, la organización del encuentro deportivo cuenta con algunas lagunas en materia de seguridad. Allí radica su mayor vulnerabilidad.

Preocupación y previsión

En los últimos días también se conoció la noticia de que un grupo de extremistas musulmanes brasileños declaró su lealtad al Estado Islámico. Así lo reveló la organización de inteligencia Search for International Terrorist Entities (SITE), especializada en el monitoreo de las actividades jihadistas en Internet y en las redes sociales virtuales. El grupo denominado Ansar al-Khilafah Brasil (Seguidores del Califato en Brasil) publicaron un manifiesto en el servicio de mensajería Telegram en el que aseguraron estar «dispuestos a sacrificarse para convertirse en mártires» durante los Juegos Olímpicos, que comenzarán el 5 de agosto. Manifestaron su respaldo a Abu Bakr al-Baghdadi, autoproclamado líder del Estado Islámico.

Pero las actividades del grupo no quedaron solamente en declamaciones. Posteriormente las autoridades brasileñas advirtieron que el grupo buscaba comprar a través de internet rifles AK-47 para armarse. Fue entonces que se decidió la detención de los 10 miembros identificados de la célula, la cual aún es considerada “amateur”.

Rifles AK 47.

Independientemente de los sucesos de los últimos días, las autoridades brasileñas ya tenían prevista la  implementación -por primera vez en unos Juegos Olímpicos- de un Centro Integrado Antiterrorismo, del que participarán agentes de inteligencia de los Estados Unidos, el Reino Unido, Francia, España, Bélgica, Argentina y Paraguay. Asimismo, se montará un Centro de Cooperación Policial Internacional, con representantes de casi todos los países que tendrán atletas en los juegos, tal como se hizo durante el Mundial de fútbol de 2014.

El megaoperativo de seguridad contará con 85 mil efectivos, 41 mil de ellos militares. Unos 10 mil militares y efectivos de la Fuerza de Seguridad Nacional se encuentran en Río desde comienzos de julio y cada día se realizan simulacros y ejercicios de entrenamiento en coordinación con la policía civil y militar del Estado de Río de Janeiro y con la policía federal. A partir de la semana entrante llegará a la ciudad el resto del contingente de seguridad, incluidos vehículos blindados para patrullar las principales vías de acceso, las instalaciones deportivas, los dos aeropuertos, los lugares de reunión más concurridos y los ingresos a las favelas. Como si eso fuera poco, el gobierno brasileño ya rechazó el ingreso de 11 mil personas al país por considerar que constituían un eventual peligro y esa cifra se incrementará en los próximos días.

¿Los Juegos Olímpicos son el único objetivo de los terroristas?

Con anterioridad ISIS había amenazado con realizar ataques en Latinoamérica, especialmente en Brasil y Argentina. Desde ese momento, las agencias de seguridad de los dos países han trabajado conjuntamente y han concluido que los Juegos Olímpicos son el flanco más preocupante para un golpe terrorista. Pero podría no tratarse del único, teniendo en cuenta que ambos países son cosmopolitas y albergan comunidades de otros países. Argentina tiene una historia tristemente célebre en materia de atentados terroristas y alberga a la cuarta comunidad judía más grande del mundo, pueblo especialmente odiado por los fundamentalistas musulmanes.

Además, el Estado Islámico se encuentra en un momento en el cual debe demostrar a sus seguidores que las derrotas que está sufriendo en el campo de batalla en Irak y Siria no significan de ningún modo su derrota final. En buena medida eso puede explicar el recrudecimiento de los atentados en distintas partes del mundo. Aún si fuera vencido de manera definitiva en los territorios que ocupa, ISIS cuenta con alrededor de 30 mil miembros en el terreno y una cantidad difícil de calcular en distintas partes del planeta.

La radicalización de personas nativas constituye una amenaza grave para Argentina y Brasil, dado que, al tratarse de ciudadanos, pueden entrar, salir y recorrer el país sin ser advertidos, lo que aumenta la posibilidad de un ataque inesperado. Esto pone de manifiesto el cambio en la forma de actuar de las organizaciones terroristas, como se pudo ver en el reciente atentado en Niza.

Cada vez son más las personas aparentemente “comunes” que son absorbidas por organizaciones terroristas que, pese al machismo militante que predican, ya no dudan en usar mujeres y niños para llevar adelante un atentado.

En Latinoamérica el futuro llegó hace rato. Todo un palo, ya lo ves.

Fuente e imagen: rosarioplus.com