¿Por qué cifras de coca en Perú y Colombia van en direcciones contrarias?

Perú ha erradicado más de 22.000 hectáreas de coca en lo corrido de 2016, lo que indica un año más de baja en los cultivos de la nación andina, aun cuando el pronunciado incremento del cultivo de coca en la vecina Colombiano muestra señales de ceder.

El 10 de octubre en un comunicado de prensa, el Ministerio del Interior de Perú anunció que las autoridades han destruido 22.072 hectáreas de coca en el transcurso de 2016. Las operaciones también han resultado en la destrucción de 85 laboratorios de cocaína.

La campaña de erradicación de Perú se ha dado en 16 distritos diseminados en las regiones de Puno, Pasco, Huánuco, Pucallpa y Loreto. Las zonas que han visto la mayor eliminación de cultivos son Ciudad Constitución, Pasco e Irazola, Pucallpa, donde los erradicadores han reducido los cultivos en 7.000 y 2.000 hectáreas, respectivamente.

Estas cifras indican que Perú podría registrar su sexto año consecutivo de reducción de cultivos de coca en casi un tercio en los últimos cinco años, según cifras de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, y en 2015 el país registró la menor cantidad de siembra de coca en los últimos 15 años.

Los datos del Ministerio del Interior proyectan que Perú no alcanzará la cantidad récord de eliminación de coca del año anterior, pero puede superar las cifras de erradicación de cada año anterior a 2014.

A escala regional, sin embargo, estas ganancias son invalidadas por el repunte en la producción de coca que se observa en Colombia. Esta experimentó una importante reducción de los cultivos a finales de los 2000 y comienzos de la década de 2010, cuando bajó de 98.800 hectáreas en 2007 a solo 47.100 para 2012. Pero en los últimos años ha habido un resurgimiento importante, con un aumento del total de coca cultivada de más de 20.000 hectáreas tanto en 2014 como en 2015 (vea el gráfico abajo).

Análisis de InSight Crime

¿Por qué las tendencias muestran direcciones opuestas para Perú y Colombia? Una respuesta inevitable es que los grupos armados ilegales tienen control sobre una cantidad mayor de la coca cultivada en Colombia, lo que aumenta exponencialmente la dificultad. Las guerrillas izquierdistas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) supervisan hasta el 70 por ciento de la oferta de coca del país, y se cree que el ejército insurgente ha incitado a los agricultores a aumentar sus cosechas en los últimos años previendo un acuerdo de paz FARC-gobierno.

La presencia territorial del grupo insurgente de Perú, Sendero Luminoso, es mucho más limitada. La remota región de los valles de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM) representa el último bastión del grupo. El VRAEM también sirve a la vez como centro de la producción cocalera en el país, debido en gran parte a los peligros que Sendero Luminoso plantea para las cuadrillas de erradicadores. En 2015, el VRAEM representaba 44 por ciento del total de coca cultivada en Perú y los sembrados se mantienen estables en comparación con 2014, pese a una caída de 6 por ciento en todo el país.

Los altos índices de resistencia entre las comunidades a las tareas de erradicación manual pueden también pesar en la balanza. Los cocaleros colombianos realizaron más de 400 bloqueos durante los ocho primeros meses de 2016, en comparación con más de 100 en los años anteriores. Es demasiado prematuro decir si hay una correlación entre el número de bloqueos y la erradicación, pues aún no se divulgan las cifras de coca del país para 2016. Esta enconada oposición, sin embargo, es una penosa señal de que las autoridades colombianas enfrentan desafíos importantes para revertir el actual auge en los cultivos de coca.

Fuente: es.insightcrime.org