Cuando facilito temas de prevención ante los delitos más comunes en Venezuela, hay una pregunta que efectúo a los socios de aprendizaje: ¿Cuántos de ustedes paseaban de niños por las plazas de sus ciudades? Por lo general los menos jóvenes levantan la mano por unanimidad, sin distinción de sexo o posición social. Luego pregunto: ¿Ustedes llevarían a sus hijos o a su grupo familiar a pasear actualmente en las plazas de su localidad? Las caras de asombro ante la pregunta preceden a un ¡No! rotundo y unánime, esta vez de jóvenes y adultos. El mal estado de las plazas, los altos niveles de inseguridad y la ausencia de protección policial son los principales argumentos.
Mi observación: ya lo están haciendo cuando visitan un centro comercial, que vienen a ser las plazas de antaño. Son los espacios donde los ciudadanos acuden tras distracción o a realizar diversas gestiones, con la creencia de estar en un lugar plenamente seguro. Pues allí también, los actuales niveles de seguridad por lo general, no son lo que todos deseáramos tener.
Las causas de esta situación que expone a diversos niveles y tipos de riesgos a los visitantes, no es imputable totalmente a los propietarios o administradores de estos complejos comerciales. La actual crisis económica incide en las posibilidades y disponibilidad de los recursos de seguridad adecuados. Al conversar con representantes del sector, manifiestan su sincera preocupación ante las arremetidas del delito y las consecuencias que directa o indirectamente implican para los comercios, clientes, visitantes y contratistas entre otros.
Los centros comerciales siguen y seguirán siendo una válida alternativa para los ciudadanos en general, pero se requiere de acciones que, habiendo sido experiencias exitosas en otros casos, deben considerarse: la inversión en análisis de riesgos, vulnerabilidades y entorno, actualización y adecuación de tecnologías, capacitación del recurso humano, relacionamiento con organismos públicos y privados, así como campañas de prevención dirigidas a todos los ciudadanos afines con el centro comercial. Mientras eso se desarrolla, todos podemos y debemos implementar medidas de prevención en seguridad. A continuación, compartiré algunas de carácter general:
Estacionamientos. Cuando estacione en un centro comercial seleccione un puesto lo más cercano a las vías de acceso tales como ascensores, escaleras, rampas u otras que le permiten llegar al área comercial. El vehículo debe permanecer bien iluminado, y durante el trayecto camine por las rutas que no estén a oscuras. Algunos estacionamientos son extensos y de varios niveles, por lo que, para evitar recorridos innecesarios, memorice o anote algún punto de referencia que le permita llegar a su vehículo con rapidez. Aún en una visita breve, active todos los sistemas de seguridad del automóvil y no deje objetos a la vista dentro de la cabina. Si durante la búsqueda del puesto para estacionarse ubica alguno con personas cercanas en actitud sospechosa o esperando dentro de algún otro vehículo, busque otra opción. Si es objeto de algún “accidente” provocado, no caiga en provocaciones ni discuta con las otras personas. Cierre su vehículo, active los sistemas de seguridad y acuda al personal de seguridad o administración del estacionamiento. Si al retirarse nota algún desperfecto o falla en el automóvil, no inicie una revisión o intento de reparación a solas. Solicite el acompañamiento de personal de seguridad.
Taxis. Por lo general los centros comerciales disponen de líneas de taxi identificadas y disponibles en áreas señalizadas. Antes de abordar, pregunte al chofer la disponibilidad de aire acondicionado, lo que le evitará circular con vidrios abiertos y ser más vulnerable. No permita que el apresuramiento lo lleve a buscar cualquier taxi. Aunque la inmensa mayoría de las personas que se dedican a ese oficio son honestas, algunos delincuentes se estacionan en los exteriores ofreciendo atractivas tarifas para pescar incautos.
Bancos. Estas instituciones por lo general no asignan personas en los exteriores de sus locales “para facilitar sus transacciones”. De hacerlo, los trabajadores están uniformados, identificados y en ningún caso manipularán sus chequeras, documentos de identificación, tarjetas de crédito, débito, efectivo ni claves. Evite los cajeros automáticos en lugares ubicados en las inmediaciones de las vías públicas de circulación en exteriores. Algunos delincuentes se ubican en aceras próximas y determinan qué personas pueden ser de su interés. Efectúe todas sus transacciones bancarias dentro del centro comercial, tanto las de cajeros automáticos como las de taquilla. Salir contando efectivo, guardando chequeras o tarjetas es una pésima idea.
Bajo perfil. Los centros comerciales no son espacios para exhibir sus bienes. Aquellos que practican la ostentación son los primeros en ser seleccionados por los criminales, quienes tendrán la paciencia necesaria para seguirlo y atacarlo en el trayecto o vía que usted menos imagine.
Los que piden. En especial en las áreas de comida rápida, algunas personas pueden llegar a solicitarle dinero o comida. Es un modus operandi que permite observar su bolso o billetera y marcarlo como una víctima en potencia. No ceda a la insistencia.
Recuerde que evitar ser víctima del delito requiere en todo momento su participación activa como ciudadano mediante la implementación de hábitos de seguridad.
@AlfredoYuncoza