En 2008 los antigripales comunes desaparecieron en las farmacias mexicanas. Una ley aprobada ese año prohibía la importación de efedrina y pseudoefedrina al país. Estas sustancias no solo ayudan a aliviar los resfriados, también son ingredientes esenciales de la metanfetamina, una de las drogas más consumidas del mundo. Detrás de la medida hay un caso de narcotráfico, corrupción y dinero: 207 millones de dólares para ser exactos, en efectivo, escondidos tras las paredes de una lujosa residencia en la Ciudad de México. Su protagonista es un misterioso empresario llamado Zhenli Ye Gon. La pronunciación de este nombre en mandarín es un reto para los mexicanos, por eso le han apodado El Chino. Según documentos de la Procuraduría General de la República (PGR), ese también era su pseudónimo en la red de distribución de metanfetaminas que encabezaba.
Entre 2007 y 2008, las autoridades mexicanas y la DEA arrestaron a más de 30 personas relacionadas con el empresario chino, tanto en México como Estados Unidos. La mayoría de sus procesos judiciales se derrumbaron a falta de evidencia, incluido el del mismo Ye Gon en una corte federal de Washington D.C. Después de nueve años en un limbo legal entre ambos países, Ye Gon ha sido extraditado a México donde enfrenta 12 cargos, muchos de los cuales ni la fiscalía estadounidense ni la DEA pudieron comprobar o por lo menos presentar ante un tribunal. La llamada Operación Dragón marcó el inicio de la guerra contra el narcotráfico del expresidente Felipe Calderón. Pero casi una década después, esta se ha convertido en una sombra incómoda para el gobierno de Enrique Peña Nieto.
El inicio de este caso fue digno de un episodio de narconovela. En marzo de 2007, un grupo de agentes de la Policía Federal arribó a la mansión de Ye Gon en Las Lomas, la exclusiva zona de la capital mexicana donde se encuentra la residencia del magnate Carlos Slim y la polémica casa blanca asociada a la primera dama Angélica Rivera. Los agentes buscaban al empresario de origen chino por importar más de 20 toneladas de un químico, que según pruebas de la aduana mexicana, podrían utilizarse para la producción de efedrina y pseudoefedrina. Ye Gon no contaba con permisos para realizar ese proceso. La investigación de las autoridades mexicanas apuntaba a que el empresario producía estas sustancias para venderlas a los traficantes de metanfetaminas.
Ese día, la policía no encontró a Ye Gon en su residencia, solo hallaron su dinero. En un cuarto secreto junto a su habitación había cientos de maletas y gavetas repletas de billetes. Todas fueron transportadas a la PGR, donde el dinero fue contado y ordenado en una gran estructura rectangular. La Procuraduría la presentó ante los medios como la fortuna derivada de la venta de drogas sintéticas. Aquella imagen sirvió de inspiración para el show Breaking Bad y la telenovela El Señor de los Cielos. También se ha convertido en un meme en las redes sociales que se utiliza para expresar regocijo cuando arriba la quincena.
Unos días antes de la redada, Ye Gon había escapado a Estados Unidos para librar su arresto. Desde Nueva York ofreció una explicación maquiavélica sobre el origen del dinero hallado en su mansión. En una entrevista con AP aseguró que unos meses antes de la elección presidencial de 2006, una célula del Partido Acción Nacional arribó a su oficina para darle una instrucción: esconder en su residencia cientos de millones de dólares en efectivo que servirían para financiar la campaña del entonces candidato Felipe Calderón. Según el testimonio, el partido buscaba cobrarle el favor a Ye Gon por haberle abierto las puertas de México. “Cooperas o cuello”, fue la amenaza de uno de los enviados, que con el español precario de Ye Gon sonó como “copelas o cuello”. Esta frase se convirtió en parte del lenguaje común entre los mexicanos y una nueva versión del “plata o plomo” de los narcotraficantes. Calderón y su partido han negado rotundamente esta versión. El expresidente lo llamó “un cuento chino”.
Hasta el día de la redada en Las Lomas, el nombre Zhenli Ye Gon nunca se había mencionado en los medios nacionales. Sus vecinos dicen que mantenía un perfil discreto, su relación con él no trascendió los “buenos días”. Lo poco que se sabe de él es lo descrito en los expedientes de la PGR y la fiscalía de Washington. Según estos documentos, Ye Gon nació en Shanghái en 1963. Llegó a México en los noventa para casarse. Su prometida, Tomoiyi Marx, una mexicana de ascendencia china, lo eligió a él cuando vio su fotografía. Sus padres se le habían mostrado junto con las de otros pretendientes.
Después de su boda en 1990, sus cuñados lo invitaron a unirse al negocio familiar de importaciones de juguetes, pero unos años más tarde optó por crear su propia empresa en un sector más lucrativo: el farmacéutico. Su compañía Unimed se convirtió en una de las principales distribuidoras de efedrina y pseudoefedrina en México, sustancias que importaba de China, según el expediente de la PGR. El éxito de su negocio le permitió mudarse a Las Lomas, conducir autos de lujo y convertirse en un apostador de alto nivel en el casino Venetian-Palazzo en Las Vegas.
El futuro de Unimed se vio amenazado en 2005, cuando el Gobierno Mexicano limitó las importaciones de efedrina y pseudoefedrina. La decisión surgió a raíz de un reporte que reveló que el país importaba más del triple de lo necesario de estas sustancias para la demanda de las farmacéuticas. El excedente sólo podía terminar en el mercado negro, concluyó el reporte, pero no hubo indicios de que el Gobierno iniciara una investigación para encontrar a sus comerciantes. Bajo la nueva política, Unimed había quedado fuera del negocio de estos químicos. Por esta razón, según los documentos de la PGR, Ye Gon comenzó a importar sustancias con nombres falsos con lo que podría fabricar estas sustancias y más tarde vendérselas al narco mexicano.
La PGR lo asoció con el Cártel de Sinaloa y Los Zetas, pero en los expedientes judiciales no se mencionan estos vínculos. Tampoco salieron a colación cuando Ye Gon fue arrestado y procesado en Estados Unidos, unos días después de su fuga. Ante la falta de evidencia proveniente de México y la retractación de tres testigos clave para la fiscalía, un juez federal en Washington dio por cerrado el caso y liberó a Ye Gon de sus cargos por narcotráfico en Estados Unidos.
Las pruebas necesarias para su proceso en México se han borrado con el paso de los años. El Gobierno Mexicano gastó los 207 millones de dólares decomisados en la construcción de centros de rehabilitación, la remodelación de oficinas y la compra de equipo para sus fuerzas policiacas. Su planta farmacéutica en Toluca es ahora un centro de mando para la policía del Estado de México. La mayoría de los agentes que trabajaron en la Operación Dragón ya no trabajan en la PGR, el resto ha fallecido. Sin estos elementos será difícil revelar la verdadera naturaleza de Ye Gon. La administración de Calderón lo llamó uno de los principales distribuidores de metanfetaminas del hemisferio occidental. La fiscal a cargo de su extradición en Estados Unidos lo describió simplemente como un empresario avaro que le vendía sus productos a cualquiera dispuesto a pagar. El juicio que enfrentará en México solo podrá darle la razón a uno de los dos.
Fuente: internacional.elpais.com