El fin de la condición preferencial por parte del gobierno de Estados Unidos para los migrantes cubanos podría brindar ganancias a corto plazo para las redes de tráfico de personas en Latinoamérica, pero en el largo plazo les podría generar pérdidas.
La Casa Blanca anunció el 12 de enero que había revocado la llamada política de «pies mojados, pies secos», que les permitía a los migrantes cubanos que llegaban a Estados Unidos sin permiso de inmigración comenzar el proceso para obtener la residencia en un plazo de un año.
La decisión busca establecer una mayor coherencia entre la política de inmigración del gobierno de Estados Unidos hacia los cubanos y la de personas de otras nacionalidades. También hace parte de un mayor acercamiento entre Estados Unidos y Cuba, que inició bajo la presidencia de Barack Obama. Como parte del convenio establecido entre ambos países, el gobierno de Cuba acordó recibir a los ciudadanos cubanos que hubiesen sido expulsados de Estados Unidos o interceptados en el mar.
«Al tomar esta decisión, estamos tratando a los migrantes cubanos de la misma manera que tratamos a los migrantes de otros países», dijo Obama en un comunicado.
Anticipándose a este anuncio, muchos cubanos partieron de su país con la esperanza de llegar a Estados Unidos antes de que la decisión entre en vigencia. En el año 2016, 53.416 cubanos fueron admitidos en Estados Unidos, en contraste con los 4.890 recibidos en 2013, según cifras de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP por sus iniciales en inglés) citadas por el Washington Post.
Análisis de InSight Crime
El abrupto fin de la política de «pies mojados, pie secos» podría ser perjudicial para las redes de tráfico de personas en la región. Estas redes ilegales han experimentado un incremento en su clientela en los últimos años como resultado de la oleada de inmigrantes cubanos que intentan llegar a Estados Unidos.
A sólo 90 millas de la costa de Florida, muchos cubanos inician la travesía por mar en balsas caseras o neumáticos. Sin embargo, un número significativo hace el recorrido por tierra —mucho más largo pero más seguro—, comenzando a menudo en Ecuador para luego atravesarColombia, Centroamérica y México. Anteriormente, los migrantes cubanos eran expulsados o incluso llevados en avión al norte de México, pero a fines del año pasado los gobiernos centroamericanos comenzaron a devolverlos, debido al enorme número de personas que estaban llegando a sus fronteras. Esto puso a un gran número de cubanos en las garras de las redes de tráfico de personas. Pero ahora que ya no recibirán un trato especial bajo la política de «pies mojados, pies secos», el flujo de migrantes cubanos podría agotarse, lo que a su vez acabaría con las ganancias de las redes del tráfico de personas.
De cualquier manera, hay un número desconocido de migrantes cubanos en Centroamérica y México, cuyos futuros están en la cuerda floja como resultado de la decisión de la Casa Blanca. Si éstos deciden continuar su camino hacia Estados Unidos, tendrán que recurrir a traficantes para atravesar Centroamérica, así como la frontera entre México y Estados Unidos. En definitiva, el cambio en la política de Estados Unidos podría temporalmente beneficiar a las redes de tráfico de personas, pero ciertamente en el largo plazo sus intereses financieros ya están siendo perjudicados.
Fuente: es.insightcrime.org