Optimizando nuestras policías

Luego de analizar el World Internal Security & Police Index 2016 elaborado por el Institute for Economics and Peace (IEP), en alianza con la International Police Science Association (IPSA), se llega a importantes conclusiones sobre el estado general de los cuerpos policiales, así como se emiten una serie de recomendaciones de urgente aplicación para la mejora de las instituciones de los 127 países considerados.
Es necesario adoptar el concepto de policía profesional, el cual dista mucho de la noción actual. La carencia de un modelo estratégico general, la aplicación de procedimientos ilegales como la tortura, los ajusticiamientos, la corrupción y la acción represiva contra los ciudadanos, han prevalecido en algunos Estados. Incluso, algunos cuerpos policiales se han convertido en el rostro sombrío de regímenes, los cuales se enfocan más en la seguridad política descuidando la seguridad ciudadana. Esto trae como consecuencia el debilitamiento de las instituciones, el precepto de la justicia y alejamiento de los ciudadanos.
Para los procesos de modernización y reformas policiales, Mamdooh Abdelhameed Abdelmottlep (PhD), CEO del IPSA propone siete principios generales a considerar:
Privatización de algunos servicios. De acuerdo al estudio, algunos cuerpos policiales dedican parte importante de sus recursos a actividades que pueden ser privatizadas. Por ejemplo, los servicios penitenciarios pueden ser realizados por empresas privadas, las cuales quedarían bajo supervisión del Ministerio de Justicia y los cuerpos policiales serían supervisores de las funciones operativas. Se podrían establecer alianzas entre los cuerpos policiales y las empresas de seguridad privada, para el fortalecimiento de estas últimas, lo que podría ampliar su radio de acción.
Tecnología y trabajo policial. Se debe incrementar la participación de la tecnología, especialmente en los campos de: prevención del delito, investigación criminal, protección a infraestructuras, intercambio de información, gerencia policial, entre otros.
Promover el concepto de policía ciudadana. Incluye el acercamiento de los cuerpos policiales a los ciudadanos y la conformación de consejos de seguridad por sectores. Un factor clave, es la evaluación de la gestión policial por parte de las comunidades, en cuanto al nivel de satisfacción que las mismas perciben.
Reformar las estructuras organizacionales y mejorar el recurso humano. Las instituciones deben reestructurarse para apoyar el concepto de policía profesional y especializada, así como garantizar un sistema que favorezca al funcionario la posibilidad de hacer carrera.
Reformar el sistema educativo policial. Buscar la preparación de funcionarios policiales especializados en áreas específicas y prioritarias. Se requiere una mayor atención en los estudios de las ciencias policiales, lo que viene predominando como tendencia en el mundo. El concepto del funcionario policial profesional exige como cualquier otra carrera, años de estudios y un alto grado de formación. El funcionario que hace de todo, ya es cosa del pasado.
Reforma del sistema de entrenamiento policial. La importancia de la especialización en el campo de la formación y la capacidad de desarrollar programas de formación, es especialmente relevante como un medio de intercambio de conocimientos en el campo de la seguridad. La formación especializada debe centrarse en tecnologías, seguridad ciudadana, desarrollo de relaciones positivas con la comunidad y los derechos humanos.
Desarrollo de estrategias policiales. Deben enfocarse en mantener la confianza de los ciudadanos, proporcionar seguridad, el uso eficiente de los recursos financieros y tecnológicos, la mejor inversión posible en recurso humano, trabajar asociado a las comunidades y asegurar la disponibilidad y preparación permanentes de las instituciones.
Está en manos de los Estados fortalecer una cultura de excelencia en las instituciones policiales, las cuales lo necesitan tanto por ellas mismas, como por los ciudadanos a los que se deben.
 
Fuente: areadeproteccion.blogspot.com