Unabomber y los Proyectos de manipulación mental: de genio de la matemática a terrorista
Entre 1978 y 1995 Theodore Kaczynski, también conocido como el Unabomber, envió dieciséis cartas-bomba a diferentes objetivos en EE.UU., entre ellos aerolíneas y universidades, que mataron a tres personas e hirieron de gravedad a otras once.
La reciente biografía “Harvard y el Unabomber”, escrita por el historiador Alston Chase, revela el escalofriante vínculo entre el terrorista y experimentos de control mental apadrinados por la CIA.
Desde muy pequeño Kaczynski se destacó por su notable inteligencia, lo que le valió un título de la Universidad de Harvard y un doctorado en matemáticas de la Universidad de Michigan.
Fue durante su paso por Harvard cuando tomó contacto con el profesor Murray, quien dirigía una serie de experimentos sobre la psique que formaban parte del MK Ultra, proyecto ultrasecreto de la inteligencia norteamericana que estudiaba diferentes métodos de manipulación psicológica.
Como voluntario en la investigación, el joven Theodore fue expuesto por casi tres años a crueles técnicas de doblegamiento psíquico. Chase estima que la aterradora experiencia fue determinante en la constitución criminal del Unabomber.
Kaczynski fue encontrado por el FBI en 1996 oculto en una cabaña en los bosques del estado de Montana, donde vivía desde 1978. Durante su exilio en la naturaleza escribió el manifiesto “La sociedad industrial y su futuro”, que fue publicado por grandes medios estadounidenses, donde insta a levantarse violentamente contra el avance tecnológico: “(…) la libertad se ve cada vez más amenazada y limitada por el desarrollo de la sociedad tecnoindustrial y por ello defiendo la necesidad de una revolución contra ella”.
MK ULTRA
En 1953 el director de la CIA, Allen Dulles, autorizó el inicio de MK ULTRA, un programa de investigación de métodos de control mental, basados principalmente en el uso de drogas psicodélicas.
La CIA dio lugar a este proyecto debido a los rumores de que, durante la guerra contra Corea del Norte, los soldados estadounidenses eran torturados con técnicas de “control mental”. Para contrarrestar esta “desventaja”, MK ULTRA desarrolló métodos, basados en drogas, para la interrogación de detenidos y la para creación de “agentes dormidos” (personas que no saben que son agentes hasta que se activa su memoria con una clave), casi siempre sin el consentimiento de los involucrados.
El proyecto central se ramificó en 140 subproyectos que contaron con la participación de universidades, cárceles, hospitales, bases militares, investigadores privados y farmacéuticas.
En 1973 el programa de experimentos se canceló y fueron destruidos todos los registros y archivos.
En 2009, un grupo de veteranos del ejército estadounidense demandó al Pentágono por las actividades realizadas en el marco del MK ULTRA, entre ellas “el uso de tropas para probar gas nervioso, psicoquímicos, y miles de otras toxinas químicas o sustancias biológicas, y (…) la inserción de implantes septales en el cerebro de sujetos en (…) experimentos de control mental que se torcieron, dejando muchos civiles y sujetos militares con discapacidades permanentes.”