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Las víctimas mortales del incendio en un supermercado en Paraguay subieron el martes a 423, informaron las autoridades, mientras cobra fuerza la versión de que las puertas fueron cerradas durante el incidente para evitar robos. La fiscalía paraguaya informó además que 139 personas fueron reportadas como desaparecidas y otros 451 heridos colman los hospitales de la ciudad.
Según explicaron testigos en la zona donde ocurrió el incendio, los bomberos aún no habían logrado ingresar en un área del supermercado bloqueadas por los escombros. En tanto, el juez a cargo de la causa tomaba el martes declaración al principal accionista del supermercado, su hijo y a cuatro empleados de seguridad del local luego de que uno de ellos admitiera el lunes ante la justicia que recibió órdenes de cerrar las puertas mientras el fuego abrazaba el edificio.
La declaración del empleado coincide con el de varios sobrevivientes de la peor tragedia en décadas en el país, que aseguraron que intentaron sin éxito abrir las puertas mientras escapaban de las llamas y el humo.
El lunes por la noche el fiscal pidió al juez que mantenga en prisión preventiva a los seis imputados, a quienes acusó de homicidio doloso, que prevé una pena de hasta 15 años de prisión. También solicitó un embargo de 10,2 millones de dólares sobre los bienes de la empresa dueña del local. El juez decidirá si hace lugar a ese pedido este martes tras escuchar a los acusados.
CUMPLIENDO ORDENES
«El guardia Ismael Alcaraz dijo durante su declaración que recibió por radio la orden de cerrar las puertas y así lo hizo», dijo a Reuters el fiscal Egar Sánchez, uno de los funcionarios que investiga el incendio. «El (Alcaraz) no pudo identificar quién dio la orden, pero sí confirmó que recibió esas indicaciones», agregó el fiscal.
Juan Pío Paiva, el principal accionista de la empresa dueña del establecimiento, negó que se hubiera ordenado cerrar las puertas y que lo que pudo haber sucedido es que las puertas de acceso se abren hacia adentro y no hacia afuera. Pero los testimonios que lo refutan siguen apareciendo.
«Las puertas del supermercado se cerraron por orden del dueño, porque tenía miedo de que se le robara todo», dijo a medios locales Esther Benítez, una de las cajeras del supermercado.
En las calles de esta ciudad de 500.000 habitantes el clima seguía siendo de luto. Los cementerios estaban repletos, y en las calles alrededor del supermercado había hasta tres velatorios por cuadra.
Un equipo de médicos forenses de Brasil llegó al país para colaborar con la fiscalía en la identificación de los cuerpos que aún no fueron reconocidos. Asimismo, especialistas del Cuerpo Nacional de Policía de España viajaron a Paraguay el martes para colaborar con las autoridades en la identificación de los cadáveres.
Las autoridades piden a las personas que no hayan ubicado a sus familiares presentarse en el club donde se depositaron los cadáveres en peor estado con una fotografía reciente del desaparecido, radiografías o fichas dentales.
Carlos Montiel, de 29 años dijo entre llantos que «hace tres días estoy buscando a mi madre entre cadáveres, entre cenizas. Vimos gente en pedacitos, cadáveres pegados unos con otros calcinados».
«Después nos hicieron subir a un camión frigorífico donde estaban los cuerpos en bolsas negras. Era un infierno para mí ir descubriendo uno a uno. Estamos desesperados, yo me estoy muriendo porque no le encuentro a mi mamita», dijo.