Las oscuras perspectivas de la seguridad ciudadana en el 2017

Pronosticar el futuro no necesariamente es hacer una proyección lineal de lo que vivimos hoy. Al menos, no lo es en una realidad tan compleja como la que vivimos en Venezuela, y mucho menos en temas sujetos a múltiples y activas variables. A pesar de todo, voy a tratar de hacer un ejercicio de lo que nos puede deparar este año que apenas comienza, en relación a la seguridad ciudadana y sus escenarios probables. Ya veremos si el tiempo nos da la razón.
En los dos últimos años el país ha venido escalando un proceso preocupante de organización del delito y la violencia. Hemos presenciado como incipientes individuos azotes de barrio se han desarrollado y estructurado, en parte con la anuencia del Estado y sus intereses políticos, para transformarse en bandas apropiadas de espacios geográficos y especializadas en secuestrar, extorsionar y asesinar. Algunas, en alianza con traficantes de drogas y conectadas al poder en redes del crimen coordinadas desde cárceles y las llamadas zonas de paz.
Este movimiento ascendente del delito ocupará durante el 2017 más espacios, tanto físicos como de poder, en una versión criolla de cartelización del crimen. No obstante, la conformación de bandas organizadas en zonas y funciones, el delito común y violento seguirá germinando principalmente en las ciudades, a la sombra de la impunidad, la incapacidad de los medios de contención policial y la profunda crisis económica y social que vive la nación.
Es quizás, lo peor de los extremos; por un lado, grandes organizaciones del crimen que extorsionan, estafan, legitiman capitales, trafican y asesinan, y por otro, un vivero de grupos delictivos muy violentos que someten la vida de los ciudadanos y se adueñan de lo ajeno sin darle mayor valor a la vida de indefensas víctimas.
Otro aspecto a considerar en el perfil de la inseguridad de los próximos meses es el calentamiento del clima político y sus implicaciones para el ciudadano. Si bien a finales del 2016, el país había entrado en un forzado estado de calma inducido por la decisión de ir al diálogo con el gobierno, no pareciera que tal condición se mantendrá por mucho más tiempo. Tengamos en cuenta que a la sombra de la conflictividad venezolana aparecen grupos colectivos ideologizados y armados que operan en una doble estrategia de estimuladores del caos y amedrentadores de protestas pacíficas. De igual manera, se dejan ver saqueadores y vándalos de oportunidad, que, a los primeros signos de desorden, arrasan con la poca actividad comercial que valientemente aun sobrevive en nuestras ciudades y pueblos. Detrás de la pugna política de estos tiempos también se infiltran desestabilizadores de oficio con ánimos maliciosos de implicar a líderes opositores en la violencia callejera. No cabe la menor duda que el escalamiento del conflicto traerá mayor violencia y, por ende, más inseguridad.  
El corolario de estas perspectivas para el 2017 es la represión e intimidación, por encima de toda legalidad que ejercerá el régimen, como medio de sustentación en el poder. Ambas especies seguirán funcionando como ejes de sometimiento del ciudadano, aunque pareciera que, de manera más recia y atrevida. Al menos así lo indican los recientes nombramientos del presidente en el ejecutivo y la abierta declaración de apoyo al chavismo proveniente de las FANB. Esto, complementado por un sistema de administración de justicia plegado a los designios del gobierno. Frente a tal realidad, y viniendo la represión e intimidación desde las posiciones más altas del poder, el ciudadano común queda en completa y desproporcionada minusvalía, produciéndose una condición de profunda inseguridad, que va desde lo jurídico hasta lo perceptivo, obligando a los individuos a autocensurarse y quedarse encerrados no solo en sus viviendas, sino en sus ideas.  
Así las cosas, se impone entonces la previsión como estrategia de seguridad y la prevención como la táctica más acertada. Debemos en todo momento estar conscientes de los riegos que nos rodean, mostrándonos atentos, activos e involucrados en nuestra propia seguridad. Cuidemos nuestra vida, nuestra información, nuestro hogar y nuestra familia es, en todas las instancias, lo más valioso e importante que tenemos.
@seguritips