Lo que debió haber sido una noche de recreo para miles de jóvenes en un recital de rock en Once se transformó en pocos segundos en una tragedia sin precedentes: al menos 169 muertos y cerca de 375 heridos fue el saldo de un incendio que convirtió en una trampa mortal a un boliche ubicado en Bartolomé Mitre 3070, esquina Ecuador. La cifra fue confirmada al cierre de esta edición por el ministro del Interior, Aníbal Fernández. «Esto es un desastre», señaló. Previamente, el jefe de Gobierno porteño, Aníbal Ibarra, y el jefe de prensa de la Policía Federal, Daniel Rodríguez habían informado.
El accidente se produjo anoche, cerca de las 23, y sorprendió a las 2.000 personas que asistían al recital del grupo de rock Los Callejeros en el boliche República Cromagnon (ex El Reventón). Según el testimonio de varios testigos, el detonante que provocó el desastre fue el lanzamiento de una bengala que terminó prendiendo fuego a unas telas que se extendían bajo el techo.
El humo que se expandió por todo el local hizo irrespirable el ambiente y generó pánico en el público, que empezó a correr con desesperación causando una estampida. Aparentemente, el local sólo tenía un par de salidas accesibles y los chicos, desesperadamente, tuvieron que abrir por la fuerza las salidas de emergencia.
Varios de los espectadores que lograron escapar del local por una salida de emergencia terminaron en un estacionamiento ubicado detrás del local.
El panorama que presentaba el lugar cerca de la medianoche era completamente dantesco. En medio del caos, varios cadáveres cubiertos con mantas eran retirados por personal del SAME. En primer plano, retumbaban los gritos desgarradores de padres, madres y familiares de varios asistentes al recital, que recorrían el lugar desesperadamente para tratar de ubicar a sus chicos. También hubo varios policías heridos.
Algunos testigos que colaboraron con el traslado de heridos y que lograron ingresar al boliche explicaron que el local estaba sin luz y que había «varios cadáveres apilados» en el interior.
Mientras varios jóvenes cargaban con dificultad a compañeros asfixiados o desmayados rumbo a las ambulancias, otros armaban barreras humanas para cortar el tránsito y facilitar las tareas de rescate. Otros corrían desesperados sin dirección, víctimas del pánico.
Las 46 ambulancias del Gobierno de la ciudad que llegaron al lugar no daban abasto para socorrer a todos los heridos. Por eso, varios asfixiados debieron ser trasladados a los hospitales en camiones celulares de la Policía. También acudieron al lugar ocho dotaciones de bomberos y unos 110 integrantes de Defensa Civil.
El secretario de Salud de la ciudad, Alfredo Stern, informó esta madrugada que también trabajaron en el caso unas 600 personas entre médicos, paramédicos y voluntarios.
Poco después de medianoche ya había 38 muertos confirmados en el Hospital Ramos Mejía, 22 en el Argerich, 10 en el Fernández, 1 en el Alvarez, 2 en el Piñeiro, 10 en el Penna, 2 en el Instituto del Quemado, 1 en el Udaondo y 2 en el Rivadavia.
Los primeros heridos fueron trasladados al hospital Ramos Mejía, pero como enseguida se saturó su capacidad, empezaron a derivar gente a los hospitales Fernández, Rivadavia, Mitre, Alemán y Argerich. En las primeras horas de hoy, había también 2 muertos y 20 heridos en el Instituto del Quemado.
La tragedia de anoche en el boliche República Cromagnon tiene como antecedente de menor magnitud al incendio de la discoteca Kheyvis, en diciembre de 1993, que dejó un saldo de 17 muertos.
Trampa mortal
Los jóvenes que asistían a la disco incenciada, «estaban condenados a una trampa mortal» por falencias de seguridad, dijo hoy el ministro del Interior, Aníbal Fernández.
«El local tenía la habilitación teórica, pero en lo práctico sólo había dos puertas y las otras estaban atadas con alambre. Los jóvenes estaban condenados a una trampa mortal», dijo el funcionario.
«Esto es una desgracia terrible. Hemos visto el expediente del permiso de habilitación del local y la capacidad para hombres y mujeres que participaban de la jornada estaba superada», dijo Fernández.
«Con la legislación en la mano debemos ver si hay gente idónea o no para esta tarea (de administrar un local). Si algún irresponsable prende una bengala, alguien tiene que hacer funcionar rápidamente las puertas», agregó.
Fernández afirmó que «si se hubiera evacuado el lugar en dos minutos, nadie se habría sofocado» y admitió que «algunos chiquitos (menores de 10 años)» murieron en el ‘boliche’.