ANDREW SELSKY / AP
BOGOTA
Lágrimas y expresiones de rabia marcaron una reunión de víctimas del terrorismo en el mundo, quienes pidieron solidaridad para derrotar ese azote, incluso mientras se preparan para ayudar a futuras víctimas.
Aquellos que perdieron a sus seres queridos o quienes resultaron heridos en ataques en Estados Unidos, Rusia, Irlanda del Norte, o donde sea, hablaron ayer durante la apertura del II Congreso Internacional de Víctimas del Terrorismo en esta ciudad.
Centenares de personas, algunas en sillas de ruedas y lesiones sufridas en ataques terroristas, se reunieron en una sala de un céntrico hotel de Bogotá, donde conferencistas y asistentes lloraron libremente al escuchar historias sobre pérdidas. Pero también hubo una férrea decisión de hablar contra el terrorismo y no ser víctimas pasivas.
‘Yo pienso que si todos nos reunimos y decimos `todavía estamos aquí’, ustedes pueden haberse llevado a nuestros seres queridos, pero no pueden quebrar nuestros espíritus, entonces los terroristas sabrán que no pueden ganar», dijo Ken Thompson, cuya madre murió en el atentado de Oklahoma en 1995.
«Los terroristas incluso pueden llevarnos, pero todavía habrá gente detrás de no-
sotros, luchando por lo que es justo y correcto», agregó.
El terrorismo de estado también fue examinado en el Congreso Internacional de Víctimas del Terrorismo.
Un ex comandante del ejército argentino y actual embajador de ese país en Colombia repudió la guerra sucia que se realizó en su país contra la izquierda en la dictadura militar argentina de 1976 a 1983.
El general retirado Martín Antonio Balza, jefe del ejército argentino entre 1991 y 1999 dijo que el pasado oscuro de ese país debe explorarse plenamente.
»Los comandantes militares de esa época necesitan reconocer no sólo los errores del pasado, sino también los horrores del pasado», dijo Balza.
Para participar en el congreso Robert McIlvaine se subió en un avión por primera vez desde que su hijo Bobby murió en los ataques lanzados por al Qaida el 11 de septiembre en Nueva York y Washington. Bobby McIlvaine, de 26 años, falleció en una de las torres del Centro Mundial de Comercio que fue golpeada por un avión secuestrado.