Este artículo, lo escribe RICHARD H. CANTOR, en el número de la Revista de ASIS, Security Management, correspondiente al mes de Octubre del 93. Su contenido es de suma importancia y por eso he creído útil traducirlo y hacer llegar el beneficio de su lectura en español, al personal de Seguridad.
Las empresas que operan en edificaciones altas de ocupantes variados, siempre creen que el constructor del edificio, tomó en consideración los requisitos de seguridad, desde el desarrollo de su proyecto. En la realidad ocurre que éste se ocupó más en la aparente seguridad que en la real. Esta fue la situación que se le presentó a la empresa AMERIGARD a la que se contrató para diseñar un adecuado sistema de seguridad para un edificio comercial de 22 pisos en la ciudad de Nueva York. La gran preocupación del propietario de edificio fue la de atraer a los candidatos a ocuparlo; todos ellos empresas que deberían manejar activos de alto valor. Él pretendía invertir lo menos posible en seguridad. Aun peor, el gerente del proyecto opinaba que gastar dinero en seguridad era gastar tiempo y dinero en algo, que aun si funcionaba, de poco serviría, ya que según él, «el bobo que estaría detrás del escritorio, lo haría inútil». El bobo a quien él se refería era el conserje, ya que no se planeaba contratar servicio de vigilancia alguno. Y al hablar de que «lo haría inútil», se refería a que un hombre sin adiestramiento, se le olvidaría poner funcionar los sistemas previstos, ponerlos fuera de servicio, o no daría les importancia alguna. Para decir lo menos, ésta no era la situación ideal como para hacerse cargo del diseño de un sistema de seguridad, lo cual no difiere mucho de las situaciones que los profesionales de la seguridad afrontan cuando se les pide hacer estos trabajos al menor costo posible. Esta situación plantea la necesidad de minimizar los gastos y maximizar la creatividad.
Amerigard sabía los problemas que iba a afrontar. El mayor de éstos era que se le pedía que el sistema funcionara a pesar del «bobo» detrás del escritorio. El sistema debería ser absolutamente anti-fallas. Aun más, el sistema debería soportar el uso comercial de sus ocupantes. Es decir gran movimiento de personas y horas pico de entradas y salidas de éstas.
Aun cuando el propietario del edificio se preocupaba más de la buena impresión que le pudiera producir a los candidatos a ocuparlo que a su real utilidad como medios de dar seguridad. No obstante, nuestra ética nos obligaba a diseñar un sistema que realmente proporcionara seguridad para proteger al dueño de sus responsabilidades, aun contra su evidente negligencia.
Una de las mayores consideraciones que hicimos en esta situación fue la del control de accesos, Una gran parte de nuestros esfuerzos fue volcada en esta tarea, como fundamental de todo el proyecto. Tuvimos, claro, que tomar en cuenta los empleados del edificio, los importantes inquilinos, los visitantes, los proveedores, los vigilantes de diversas empresas, la seguridad en las horas fuera de labor, las alarmas que cada ocupante pudiera contratar a distintas empresas y, por supuesto, a los delincuentes.
Con toda esa información nos sentamos a diseñar el sistema de seguridad que pudiera enfocar cada uno de esos factores. Creamos una auditoría de seguimiento de los gastos a fin de afrontar las solicitudes conflictivas, los cambios potenciales y los caprichos típicos del comportamiento humano.
En el diseño del control de accesos el primer grupo que atendimos fue el de los inquilinos del edificio y de sus empleados. De inmediato aparecieron problemas. Los inquilinos pueden variar y con ellos el número de empleados, A las horas pico de salida o de ingreso al personal le fastidia mucho cualquier demora. En la recepción el conserje, o quien haga sus veces, es fácilmente distraído por muchas circunstancias. Los inquilinos son de muy diversa edad, temperamento, destreza y habilidad, lo que produce actitudes distintas ante un sistema de control de accesos. Además éstos suelen olvidar el carnet y se empiezan a producir abusos contra el sistema; entre otros el de dejar abiertos ingresos para dejar pasar a otros.
El segundo grupo del que nos ocupamos es el integrado por visitantes, proveedores y contratistas, que normalmente tienen acceso sólo por determinado tiempo, en determinadas horas y a lugares específicos, normalmente durante las horas de labor. El tercer grupo era el integrado por los visitantes fuera de horas de labor, tales como personal de la empresa de alarmas, o inquilinos que necesitaban entrar en esos lapsos.
El último grupo lo formaban personas que creaban problemas ligados a la responsabilidad. Como la mayoría de los inquilinos eran empresas que manejaban altos valores en efectivo, joyas, el propietario del inmueble no quería verse envuelto en líos con robos, hurtos, etc. lo que obligaba a estar seguro de que alguien del personal no cometiera el error de dejar pasar a indeseables. Pero la obligación de verificar a cada individuo con minuciosidad era poco práctica, no obstante que ello incrementara la responsabilidad del dueño en determinadas circunstancias. El caso por ejemplo, de que un empleado de la compañía de alarmas tuviera necesidad de accesar al local de la empresa contratante, para verificar una señal recibida, de robo o penetración, y el propietario no le permitiera el acceso. Podría aparecer como involucrado en el caso. Luego el objetivo que nos propusimos fue el de maximizar la calidad del control de los accesos, y al mismo tiempo minimizando las oportunidades de tener que asumir la responsabilidad.
Para terminar de complicar el problema, el presupuesto asignado era sólo suficiente para cubrir las necesidades del vestíbulo de entrada principal, donde además los arquitectos imponían severas restricciones estéticas. Nueva York se hallaba revisando su código anti-incendios. De resto todo el problema era una torta.
Desarrollo del Proyecto.
Para iniciar el desarrollo del proyecto lo dividimos en varios componentes y empezamos a trabajar sobre la mejor solución de cada uno de ellos, Luego las integraríamos. Entre esos componentes estaban:
- Control de accesos, lectoras y programación.
- Barreras del control de accesos.
- Vigilancia y Sistema de Vídeo.
- Sistema de intercomunicación.
- Sistema de alarmas.
- Control de puertas,
- Previsiones para emergencias y plan de contingencias.
Procedimientos.
En la selección del sistema de control de acceso el problema no era tan difícil, pues la mayoría de las empresas que los diseñan ofrecen excelentes productos, pero es fácil cometer errores en la selección de los instaladores. El problema más importante no es precisamente el hardware, sino las opciones del software y su programación. Debemos preguntarnos si el procesador hará lo que realmente deseamos y si admitirá los futuros cambios siempre previsibles.
Una de las consideraciones que hicimos era la de adoptar las tarjetas de proximidad y sus lectoras, combinando la idea con las de su facilidad de empleo, velocidad de paso, y alta seguridad con bajo costo. Otra de las opciones consideradas era la del antipassback global y el tiempo real de los registros. El tiempo real era importante para la determinación de quién está en el edificio y dónde se encuentra. El antipassback permite hacer un seguimiento sobre las entradas o salidas aunque las personas usen diferentes puertas, De este modo los inquilinos pueden desplazarse hasta cualquier lugar y estar seguros de ser ubicados si se requiriera. El sistema pone al corriente al conserje sobre los locales que estén cerrados o abiertos, permitiéndole informar a los visitantes al respecto.
Las barreras del control de acceso son en sí mismo una importante decisión. Dejando de un lado las consideraciones estéticas, que constituyen una guerra en miniatura entre el propietario, los arquitectos y el fabricante, nosotros tomamos precauciones ante la posibilidad de que el código en revisión en N.Y. pudiera prohibir el uso de molinetes en al hall principal, Resolvimos emplear barreras ópticas en las áreas de ingreso o egreso de personal. Aunque los molinetes son más efectivos y disminuyen el número de errores, no quisimos correr el riesgo de demorar luego el certificado de habitabilidad en caso de su prohibición. Sabemos que ni los molinetes, ni las barreras ópticas son efectivos si no están atendidos. Ambos sistemas se pueden violar por arriba o por debajo, si no hay quien los vigile.
Para hacer más efectivas las barreras ópticas, se combinan con detectores de movimiento que extienden el efecto desde el cielo raso hasta el piso de los locales protegidos.
Una vez el sistema de control de accesos fue diseñado y las líneas de circulación estaban definidas, iniciamos el estudio de las reacciones, desde el simple error de uso hasta al ataque armado, buscando la manera de fortalecer la capacidad de reacción del conserje. La única manera de tener acceso a los pisos superiores era la de tomar los ascensores automáticos (muy inseguros). Todas las puertas que llevaban hacia el hall debían requerir cerraduras electrónicas y estar integradas al sistema del control de accesos.
Ya que la no-existencia de barreras físicas que impidieran la toma de los ascensores en las horas de labor, nosotros optamos por conectar la señal de cualquier violación del control de accesos al control de los ascensores. Al producirse cualquier violación, los ascensores bajarían al nivel Planta Baja (hall) . Los ascensores que en ese momento estuvieran prestando servicio en otros pisos, lo terminarán y luego irían igualmente a la P.B.
Los ascensores permanecerán allí hasta tanto un código, que puede manejar el propio conserje, aclarada la situación, les ordene continuar prestando su servicio normal. Este procedimiento tiene muchas ventajas, y no existen razones en su contra que pudieran invocar los oficiales del cuerpo de bomberos o los responsables en el edificio de esta preocupación.
El sistema requiere de la atención permanente del conserje, quien además, si no está atento con los visitantes, será víctima de las quejas de los afectados que obligarán al propietario a buscar a una persona más competente.
Si el conserje se ve obligado bajo presión a permitir algún acceso indeseable, ya que sin el correcto manejo de su consola esto no es posible, él tiene disponible un botón de alarma que al pulsarlo, comunica la situación y provoca la reacción que se tenga prevista.
Durante el día, al iniciarse la llegada de visitantes, el conserje tiene la capacidad de anunciarlo al empresario inquilino mediante intercomunicador con vídeo. En caso de ser autorizado a permitirle el ingreso, él puede además registrar su foto en vídeo y que llevará el nombre del visitante, el sector que requiere visitar, y lo dotará de una tarjeta que sólo le permitirá el acceso a ese lugar, Al retirarse el visitante, un timbre le recordará al conserje que debe retirar la tarjeta de que lo proveyó para su ingreso. A la hora de una violación del control de accesos habrá igualmente una señal audible, la cual no afectará el uso de los ascensores. Este sistema como puede observarse, en materia de responsabilidad, la establece compartida entre el conserje y el inquilino.
De noche, la estrategia del sistema de control de accesos cambia considerablemente, A la hora de cierre del edificio, un control automático activa los cierres electromagnéticos tanto de las puertas de entrada como las de salida. El que luego desee salir caminará hasta la puerta del vestíbulo de entrada, a la derecha del lobbi, pulsará el botón para salir, y penetrará en el vestíbulo de entrada, Cuando la puerta por donde él penetró se cierre, la de salida se liberará y podrá entonces salir, sin tener que usar para ello su carnet.
Para ingresar al edificio en horas fuera de labor, habrá dos procedimientos. Uno para los empleados de los inquilinos y otro para los visitantes. El conserje no tendrá control de las puertas de salida y ni los inquilinos ni sus empleados tendrán de las de entrada. Las personas provistas de tarjetas de acceso, las usarán para su ingreso, que sólo abren las puertas de entrada del exterior, luego mediante el intercomunicador con vídeo ellos solicitarán del conserje que les abra la puerta de ingreso al interior. De esta manera queda asegurado que el ingreso desde el exterior tenga un doble control. Es una excelente forma de evitar que algún intruso, habiéndose apoderado de una tarjeta, trate de entrar en el edificio en horas fuera de labor. Además, el sistema cuenta con un archivo de imágenes de vídeo con el que puede reconocer a quien desea entrar. Es decir, que aun en el caso de un nuevo conserje, o de estar él accidentalmente reemplazado por otro empleado, tendrá la posibilidad de comparar al que solicita su ingreso, con el que realmente es el propietario de la tarjeta que están presentando.
Este archivo fotográfico de vídeo, es útil igualmente en horas de labor para este tipo de identificación y ayuda a saber quien habiendo perdido, o no portando su tarjeta por olvido, necesita ingreso o posiblemente una nueva. Con el sistema se puede hacer en el momento de cada ingreso, una comparación entre la foto de la persona solicitando el ingreso y la que existe en la foto de archivo, como propietario de la tarjeta. Con todo esto, un registro completo de todo el personal que ingresa queda hecho y disponible para consulta ulterior si fuere necesario.
El sistema, además, está diseñado para tener un doble control de los ingresos en horas fuera de labor. El visitante presiona el botón de la puerta más exterior del edificio. Esto lo comunica con el conserje, el cuál lo interroga sobre la persona a quien viene a ver.
Como el conserje no tiene control sobre esa puerta, comunica al visitante con la persona a quien desea ver, mediante el intercomunicador. Si el solicitado desea recibir al visitante, puede desde su misma oficina, pulsar el botón que abre la puerta de afuera solamente, Una vez allí queda en el vestíbulo a la vista del conserje, quien debidamente autorizado, le abre la puerta de acceso del vestíbulo al interior del edificio. De este modo el sistema impone la presencia permanente del conserje en su puesto, el doble control, y está diseñado así, además, para compartir las responsabilidades de ingreso con los inquilinos.
Otro problema de seguridad en el vestíbulo de entrada. En horas fuera de labor, la puerta de la derecha de las dos de entrada está destinada al egreso y la de la izquierda al ingreso. Inicialmente se pensó en establecer entre ellas una barrera física, de modo que nadie tuviera la posibilidad de pasarse de un lado al otro, Se pretendía evitar que un delincuente aprovechara el egreso de alguien para hacer su intrusión pasándose de un lado al otro antes de que la puerta se cerrara.
El arquitecto vetó la colocación de barreras allí. Para compensar este riesgo, colocamos una barrera electrónica entre los dos lados del vestíbulo. Sí alguien cruzaba tal barrera, se activaba una alarma y los ascensores iban a P.B. y allí permanecían. De este modo nadie podría ingresar al edificio sin el doble control establecido. Aun en el caso de que el presunto intruso tratara de usar una tarjeta robada o tuviera algún cómplice interno.
Otra característica del sistema fue la alarma con monitoreo y capacidad de respuesta armada. Todas las puertas perimetrales así como las de las escaleras de incendio fueron provistas de alarma. Al conserje se le dotó de un botón inalámbrico de emergencia, códigos y otras medidas que él podía emplear de inmediato en la central.
Las comunicaciones con una central primaria se establecieron mediante un panel normal de control de alarmas y con una forma de comunicarse digitalmente mediante una línea muerta protegida con un canal de servicio AA-Derivado. Comunicaciones sustitutas estaban previstas vía digital y de largo alcance, hacia una estación central de radio. Finalmente al conserje se le dotó de una comunicación radial ( Interwatch ) con la Policía de N.Y.
Todas las puertas perimetrales que dieran ingreso al vestíbulo desde la calle fueron dotadas de cerraduras electrónicas. Al conserje se le dejó un limitado control de estas cerraduras a través del control de accesos.
El control de todas estas puertas tiene, en manos del conserje, un dispositivo para liberarías de inmediato en caso de incendio o cualquier otra emergencia que así lo exija. Estos pulsadores activan la emergencia máxima, incluyendo la comunicación a la policía, La misma acción llama a los ascensores a la planta baja y libera las puertas de ingreso.
Este botón de emergencia no puede ser activado accidentalmente. Se requiere una clara explicación para su empleo y requiere una clave, del mismo modo que para restablecer el sistema hay una serie de combinaciones a base de código, en vez de un solo botón que puede inducir a errores. Haga lo que haga el conserje, no podrá cancelar la respuesta a la emergencia.
Con todo lo que hemos comentado, este sistema está lejos de ser perfecto. Limitaciones presupuestarias impidieron controlar con cerraduras electrónicas las puertas de las «torres» (?) de incendio. Lo que permite que cualquiera, por las escaleras, se traslade a cualquier piso del edificio. Aunque una alarma se producirá si alguien abre una de las puertas de escape contra incendios, no hay personal designado en seguridad para acudir a averiguar qué pasa.
Una vez dentro del edificio, los ascensores no poseen medios de limitar su uso. Alguien puede ir por ellos hasta donde quiera. Una cámara está ubicada en cada cabina de ascensor, pero no hay personal en los pisos para control. En el único sitio en que existe ese control de este problema es en el vestíbulo.
No se tomaron previsiones para vigilancia exterior, Y el edificio está lindando con otros edificios a diversos niveles. Además el conserje está sindicalizado, por lo que, de presentarse una huelga, pondría al edificio y sus ocupantes en una muy incómoda situación.
Nosotros hicimos lo mejor que pudimos, dentro de las restricciones que se nos impusieron, Usamos los recursos disponibles hasta su agotamiento y volcamos toda nuestra creatividad. Eso si, estamos seguros de haberle proporcionado al propietario de un sistema de seguridad mejor que lo que él se hubiera podido imaginar.
Nota del Traductor: como se puede observar, en este artículo su autor estimula la creatividad y la forma de superar restricciones, tanto del propietario, de su presupuesto como de los arquitectos. Pero a todo le va hallando solución. Además hay detalles que nos deben invitar a estudiar nuestro sistema de control de accesos, que puede siempre ser mejorado. Algunos de los problemas que citan están presentes en nuestro sistema,