El consejero de Justicia e Interior, Alfredo Prada, ya tiene el primer dispositivo contra los maltratadores, que podrá utilizarse en dos meses. Recién llegado de Israel, cada equipo costará unos 1.000 euros
El modelo definitivo de brazalete antimaltrato ya está en el despacho del consejero de Justicia e Interior, Alfredo Prada. Y desde hoy se podrá ver en el stand de la Comunidad de Madrid en Madrid por la Ciencia, en el parque ferial Juan Carlos I. Las primeras cinco unidades no estarán listas hasta junio. El dispositivo -anunciado hace más de un año por la presidenta, Esperanza Aguirre- permitirá que las mujeres amenazadas que dispongan de orden de alejamiento reciban un aviso cuando su agresor se acerque a menos de 500 metros. Además, el 112 también recibirá un aviso simultáneo.
En ese momento, los operadores se pondrán en contacto con la mujer (a través de una llamada a su móvil) y enviarán, si es necesario, a las fuerzas de seguridad hasta el lugar donde se encuentre. La decisión de imponerlo la tomará un juez y siempre que exista una condena de alejamiento por malos tratos. Desde octubre, el Código Penal permite usar dispositivos de este tipo para garantizar el cumplimiento de las órdenes de alejamiento.
El sistema definitivo se está desarrollando en Israel y es algo más pequeño que el que presentó Aguirre el pasado mes de octubre. La empresa israelí que lo fabricará, Elmo Tech LTD, está tratando todavía de reducir las dimensiones de todos los equipos.
Prada negó ayer que el proyecto esté retrasado: «Llevamos un año trabajando en ello porque no existe nada igual en todo el mundo». El vicepresidente añadió que «existen sistemas telemáticos de teleasistencia para personas mayores o localizadores para presos, pero no algo similar a lo que pondrá en marcha la Comunidad de Madrid».
El brazalete que deberá llevar siempre puesto el agresor tendrá aspecto de reloj (incluso incorpora un reloj digital real) y podrá pasar inadvertido aunque su esfera es grande (seis centímetros de ancho por cuatro de largo). Además, el agresor tendrá que llevar siempre consigo otro aparato bastante más voluminoso (de 13 por 7,5 centímetros), que ya podrá tener en un bolso o en una cartuchera.
En el caso de que se quite el reloj o se gaste la batería del otro dispositivo, el centro de control recibirá un aviso y se pondrá en contacto con el condenado para que vuelva a poner en marcha el dispositivo.
Las víctimas tendrán un equipo mucho más sencillo, un pequeño aparato muy parecido a un busca y que pitará como puede hacerlo un móvil cuando señale alarma. Sus medidas son nueve por seis centímetros.
Cada equipo costará unos 1.000 euros, aunque Prada no dispone todavía de un presupuesto definitivo. Las primeras cinco unidades serán gratuitas, pero Elmo Tech comenzará a fabricar a partir de junio una segunda remesa (de unas 100 unidades) para poder ser usadas a partir de septiembre.
Al despacho de Prada han llamado responsables de seguridad de varias comunidades autónomas -anteayer estuvo hablando con la consejera de Presidencia de Baleares, que pondrá en marcha un proyecto similar- y de otros países, como Francia y Bélgica.
«No es la panacea universal», advierte el consejero, «pero es la medida más importante en materia de protección a las víctimas de la violencia de género que se va a poner en marcha en España».
El consejero ha hablado con varios juzgados. Los primeros que dispondrán del sistema son los de Madrid, Alcorcón, Fuenlabrada y Móstoles, las localidades que tienen más problemas de violencia de género.
Al año, los jueces dictan unas 1.000 órdenes de alejamiento con sentencia judicial y Prada no descarta que todas ellas puedan contar con el dispositivo. El presupuesto, entonces, podría dispararse a más de un millón de euros al año, «parece mucho, pero si contribuye a salvar vidas estará muy bien empleado».
El consejero aseguró ayer que el sistema tendrá un doble efecto: de protección y de refuerzo de penas: «Si un maltratador quebranta la condena de alejamiento, está cometiendo un nuevo delito que está penado hasta con un año de prisión. Eso, sumado a la condena anterior, podría hacerle ingresar en la cárcel, porque al haber sido condenado por malos tratos, tendría antecedentes».