Cuáles son realmente los intereses –noprecisamente los de la sociedad venezolana– que se están jugando en estaextraña combinación de personajes que tras bambalinas, supuestamente ensecreto, negocian “la salida institucional de Chávez”: Luis Miquilena, Ramón J.Velázquez, Ramón Espinoza, José Vicente Rangel, Reinaldo Cervini, ManuelQuijada, Ramos Allup, Rafael Marín, entre otros. Algunos de estos personajesnegociadores, definitivamente, llaman la atención.
El policía y lasmalas jugadas de la memoria
Luis Miquilena, “El Honesto Micabu” –segúnsentenciara el TSJ en aquel show mediático en juicio que no era juicio y cuyopromotor fuera el fracasado Fiscal General Javier Elechiguerra–, recuerdo eldecomiso de un alijo de 50 kilos de cocaína en un restaurante de La Floresta,allí justo al lado Este de la Estación de Servicios de la urbanización LaFloresta, fondo de comercio propiedad de los hijos de Luis Miquilena; un casocriminal que fuera atendido –el único en su específica modalidad– por elabogado Morris Sierralta y que parece, salvo la detención de un chileno, nollegó a condena de nadie. Pero también recuerdo a tenor de este señor, elasunto de los bingos, cuando estando en posiciones de poder político, porintermedio de Augusto Lazo se dieron permisos que luego debieron sersuspendidos por ilegales. Vale la acotación, acaban hoy de aprobar la mayoríaMVR en la AN, una ley que legaliza los bingos ilegales. Mucha tela que cortaresto de los bingos, se recordará que los propietarios de estos locales fueronespeciales financistas de las campañas de más de un candidato emeverrista; hasta un Diputado suplente, propietariodel Casino de Valencia, tienen en la Asamblea Nacional: Pérez Recao.
Ramón J. Velázquez, “El Engañado”, aquelpresidente del interinato que durante su gestión, su más brillante obra, laselló para la historia cuando firmó el indulto del internacionalmentesolicitado traficante de drogas, Larry Tovar Acuña.
Ramón Espinoza, “El Humanitario”,precisamente, para la época del interinato, el Secretario de la Presidencia dela República, en cuyas manos estuvo la gestión y el papeleo del indulto deltraficante de drogas a instancias del padre de éste, coronel retirado de la FA,por cuya gestión fuera este último uno de los pocos detenidos.
José Vicente Rangel, “El Inefable” –según hancitado medios de comunicación y uno que otro diputado de oposición–, hombreligado a los rentables negocios de la venta de armas –precisamente comoministro de este gobierno, pieza importante en las negociaciones con Rusia,para el cambio de calibre del fusil de las FA– y de los casinos, ahoravicepresidente designado por Hugo Rafael Chávez Frías. Justo en un gobiernodicho revolucionario, manifiestamente aliado, soportador, garantía demantenimiento de los territorios de alivio –de este lado de la frontera–,vecinos a la zona de guerra. Un presidente que, en forma reiterada se niega areconocer a las FARC como enemigos declarados de Venezuela y de su FA –a pesarde la cantidad de muertos y otros crímenes que han ejecutado en nuestro país–,y que expresamente en la última reunión internacional de Jefes de Estado, senegó a firmar un documento conjunto donde se calificaba de terroristas a las FARC. Una organizacióncriminal que merece un comentario pertinente en el caso que nos ocupa: sus dosprincipales fuentes de financiamiento –así ha sido aceptado por ellos mismos einternacionalmente es reconocido–, son, el tráfico de drogas y el tráfico yventa de armas. Además, son sus fuentes regulares y alternas de financiamiento,los atracos –a bancos y camiones blindados de transporte de valores–;precisamente, delitos nunca investigados en Venezuela, los secuestros, el cobrode vacunas a los productores agroindustriales y comerciantes de la regiónfronteriza con Colombia.
Pero hay más, a tenor de este personaje, losbingos –sin permiso de funcionamiento puesto que los otorgados fueronrevocados, por tanto ilegales– del Distrito Sucre del estado Miranda, según lodenuncian diputados de oposición de la AN, están protegidos y funcionan graciasa los buenos oficios del alcalde José Vicente Rangel Avalos, el hijo delvicepresidente. Y viene entonces a la memoria, aquel jamás aclarado asesinato,el de Alberto Totessaut –yerno y cuñado de ambos personajes, gran jugador,ganador y perdedor, y asiduo visitantes, para la época, de casinosclandestinos–, caso criminal que el personaje de nuestro interés se encargóexpresamente de empastelar, para que jamás la verdad, saliera a relucir: ¿quélo mato?, una bala; ¿quién lo mató?, no se sabe; ¿por qué lo mataron?, no sesabe; es más no se sabrá nunca.
Reinaldo Cervini, el sempiterno aspirante auna nominación presidencial; Manuel Quijada “Volkwagen” o mejor “El GenioAgrario” del sistema –puesto que su “importante labor” tiene como efectotangible, el haber desforestado el terreno, limpiado la maleza, abiertos lossurcos y abonado el campo– judicial en Venezuela: ¿A quién beneficia elcrimen?. Palpables son los resultados y están a la vista: en Venezuela noexiste un Tribunal Supremo de Justicia tampoco, por tanto, existen jueces ensentido estricto del término. Y el que resultare condenado y preso, lo es porpendejo. Los otros dos, personajes citados, gastados representantes de lo quequeda de un partido del status.
La Industria de laIlegalidad
Algunos países aceptan erróneamente denominarese complejo mundo del delito y de poder para–estatal, Crimen Organizado; yo hepreferido siempre un término que los define mucho mejor: La Industria de laIlegalidad.
Una industria donde funcionan un sinnúmero delíneas de producción, entre ellas para citar sólo algunas: tráfico de drogas,tráfico de armas, secuestros, asaltos bancarios, grandes estafas –en especial complejasoperaciones contra fondos del Estado–, prostitución adulta e infantil, juego,contrabando, secuestro, asesinatos por encargo y el chantaje. Para laadministración de todo ese complejo de asuntos “comerciales”, la estructura funcional con tres niveles: a) lospaleocriminales o desechables, b) los intermedios o delincuentes maduros y c)los avanzados. Son estos últimos los que organizan y mantienen ”activo“ eso queel juez italiano Giovanni Falcone denominó “El Tercer Nivel”, constituido porfuncionarios del Estado, cuya misión principalísima, por la que se les mantienede por vida en posiciones de poder y se les paga buen dinero en efectivo encuentas en el exterior, es evitar la investigación, juicio y condena enaquellos casos criminales que por una u otra causa pudieren ser objeto de lacuriosidad pública. Bien afirman Dario Betancourt y Martha L. García: “… Losorígenes y la consolidación de la mafia no pueden verse al margen de laevolución del Estado… (su) historia… no sería otra cosa que la historia de la complicidad del Estado…”.
Para Venezuela, en términos futuros deseguridad pública, de policías y ladrones, de delitos y de delincuentes, seancomunes o los llamados organizados, “La Industria de la Ilegalidad”, pareciera,la historia se está escribiendo.
Caracas, 21 de Mayo de 2002
(*) Comisario General