El presidente de Ecuador, Alfredo Palacio, declaró en estado de emergencia a dos provincias petroleras paralizadas desde hace cuatro días por una huelga general.
La huelga ha provocado el desplome de la producción petrolera.
Las protestas populares en las provincias amazónicas de Orellana y Sucumbíos han provocado el desplome de la producción de petróleo, tanto de la estatal Petroecuador, como de empresas privadas.
Palacio emitió un decreto en el que declaró zona de seguridad las dos provincias nororientales.
El decreto presidencial impone la «censura previa a los medios de comunicación social que funcionan en la zona de seguridad».
También suspende los derechos de opinión, expresión, inviolabilidad del domicilio y la correspondencia, el libre tránsito y las libertades de asociación y reunión con fines políticos
Además ordenó que militares y policías reestablezcan el orden en las dos provincias y frenen la operación de «grupos interesados en causar el caos».
Producción crítica
Según confirmó un portavoz de Petroecuador a la agencia de noticias Reuters, la producción de la compañía cayó a 29.400 barriles diarios de los 201.000 que producía antes de la huelga
La huelga de Orellana y Sucumbíos, apoyada por las autoridades locales y regionales, fue convocada para reclamar recursos para obras viales y planes de empleo, así como infraestructuras prometidas por el gobierno central.
Palacio suprimió las libertades públicas en las provincias de Orellana y Sucumbíos.
Las manifestaciones, que empezaron este lunes, incluyeron el cierre de carreteras, aeropuertos y la toma de las instalaciones de Petroecuador, por lo que se ha paralizado la producción de crudo de la empresa.
«Tenemos una situación bastante crítica (…) De seguir así la situación mañana tendremos solamente 20.000 barriles, el 10% de nuestra producción», declaró el ministro de Energía, Iván Rodríguez.
En el decreto que declara el estado de emergencia, el presidente Palacio afirma que su gobierno hizo «serios esfuerzos» para solucionar el conflicto mediante el diálogo.
Pero, expresó que esos esfuerzos «no han tenido eco», en los líderes de la zona.