Las elecciones generales en España, como en todo país democrático, son, sin duda, un hecho trascendental para el presente y futuro de un pueblo que elige libremente a sus representantes políticos, situación de la que emana su Gobierno que representa al Estado de la nación. España acaba de pasar por este importante trance en unos momentos en los que, si cabe, la Seguridad y la Defensa han sido vulneradas una vez más por el terrorismo. Por un terrorismo globalizado de gran impacto social. Obviamente, ya no es hora de promesas y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) ha ganado las elecciones y ha de poner en marcha su programa político. Un programa que, en materia de Seguridad y Defensa, representa una serie de cambios no exentos de una importante carga política, social, profesional y financiera. No obstante, y como no podía ser de otra manera en un país que tiene una democracia estable, algunas de las posiciones del nuevo partido en el poder con relación a la oposición, en asuntos de Seguridad y Defensa representan matices o correcciones del modelo manejado en los últimos ocho años por el Partido Popular (PP), lo que no debe resultar extraño ni mala cosa. El PSOE plantea una nueva política de Seguridad y Defensa basada en la prioridad irreversible de la política europea sin renunciar a la larga relación con EE.UU. Una política de Seguridad subrayada especialmente a través de lo que se denominará Ministerio de la Seguridad, que sustituirá al antiguo Ministerio del Interior.
Y una política Defensa que el programa del PSOE establece en cuatro grandes áreas de actuación: la relación transatlántica en su amplio espectro; Latinoamérica, como ámbito natural de la política exterior española; las relaciones con el mundo árabe y mediterráneo, basado en el diálogo y en el respeto mutuo; y un reforzamiento de la presencia española en África y Asia especialmente. Una nueva seguridad pública La política de seguridad se sustentará, principalmente, en dos pilares: el primero sobre la base de políticas de solidaridad y cohesión social dirigidas a la prevención y a impedir la aparición de factores que propician la comisión de muchos delitos; y el segundo, en la puesta en marcha de un sistema público de seguridad eficaz, sobre la base de la descentralización, especialización, modernización, racionalización, coordinación e integración del sistema policial. Una Seguridad Pública que genere confianza puesto que, según el PSOE, después de ocho años de Gobierno del PP la seguridad en España se ha deteriorado sensiblemente y los españoles dicen sentirse cada día más inseguros. Según la información del programa, España es uno de los tres países de la UE en el que más ha crecido la criminalidad. Las cifras han aumentado un 30 por ciento, la criminalidad violenta se ha disparado y tenemos el triste récord de tasa de homicidios más alta de la Unión Europea. Se contabiliza que hoy hay 10.000 efectivos policiales menos que en 1996 y se ha reducido el porcentaje del PIB en seguridad pública del 0,63% en 1996 al 0,52% en la actualidad. Resultado: menos y peores comisarías, recursos y equipamiento antiguo e insuficiente, menos policías, carencias en el equipamiento, peor pagados, peor coordinados y más desmoralizados o desmotivados. Indica, igualmente, el programa del PSOE, que al tiempo que se ha erosionado la Seguridad Pública, se robustece la seguridad privada con el resultado que hoy mueve un negocio de unos 1.200 millones de euros. En este punto, y según estudios y análisis que se pueden contrastar, el programa del PSOE no está muy bien orientado puesto que el crecimiento de la seguridad privada no está directamente relacionado con las carencias de la seguridad pública, sino con el incremento de las posibilidades de materialización de los riesgos derivados de las actividades delictivas y el incremento de la economía y la calidad de vida de los ciudadanos. Pero, esta es otra historia. Plan de políticas preventivas contra la inseguridad y la delincuencia, y los factores o situaciones que la provocan o agravan En esta nueva política de Seguridad, una vez más, y como tampoco podía ser de otra forma, aparece una importante propuesta para poner en marcha un Plan Nacional de Prevención de la Delincuencia y, con carácter específico, para la prevención de la delincuencia juvenil puesto que ésta se inicia a edades cada vez más tempranas. Igualmente, se subraya que se fomentarán programas de integración de la inmigración, rompiendo la dinámica de exclusión social en la que germinan las tasas de la criminalidad. Así como, se promoverá una reforma legal que haga posible el cumplimiento de las penas impuestas y posterior expulsión de los extranjeros que cometen delitos hallándose en situación irregular. Finalmente, se indica programáticamente que se realizarán programas transversales con la actividad urbanística, en pro de un diseño de espacios públicos pensados para favorecer la seguridad. Y esto, además de importante es una necesidad que debe superar las promesas. El nuevo Modelo Policial: creación de un sistema público de seguridad ciudadana. Descentralización, especialización e integración Se plantea que es urgente una reforma del sistema policial español que, garantizando un sistema unitario de policía especializado, funcional y territorialmente, responda en su organización y funcionamiento a los principios de descentralización y de subsidiariedad. Para ello, obviamente, se deberá modificar la Ley de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad en los aspectos relacionados con el reforzamiento de las funciones de coordinación y planificación de la seguridad ciudadana, con una mayor participación de las administraciones locales y autonómicas en el logro de la seguridad en todos los territorios y ciudades, así como con la creación de un mando único para las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (Policía Nacional y Guardia Civil) y la modernización de su organización, material, instalaciones, funciones y despliegue. Por último, se plantea el reforzamiento de las facultades de los alcaldes en materia de seguridad y la definición de las funciones de los policías locales como policía de proximidad. Un nuevo cambio en el que se sustituiría a la Policía Nacional en esta actual función. Seguridad Privada Con respecto a la Seguridad Privada, poco o nada se indica en el programa o plan del PSOE. Tan solo se subraya que, anualmente, se elaborará y se presentará al Parlamento un Informe sobre la situación del sector privado de la seguridad; que se establecerán períodos de carencia para el reclutamiento de altos directivos de los Cuerpos de Seguridad del Estado por las empresas privadas; y que se elaborará, con rango de Ley, un Código de Deontología Profesional aplicable a los servicios privados de seguridad que delimitará con claridad sus competencias y el papel auxiliar de éstos respecto de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, e incrementarán las exigencias legales con relación a la formación y capacitación de los profesionales de la seguridad privada. Obviamente, en este sentido, toda mejora será bienvenida pero, lo que sí es cierto es que ha de profundizarse en el análisis de una actividad que, según la Ley de Seguridad Privada, es auxiliar y complementaria de la Seguridad Pública y subordinada de ésta. Por tanto, es importante su actividad social y profesional y, finalmente, su adecuada coordinación e integración con la Seguridad Pública para ofrecer una mejor Seguridad Ciudadana sin establecer diferencias entre los propios ciudadanos. Todos contra el terrorismo, todos con sus víctimas Finalmente, el programa destaca que, para los socialistas, el terrorismo sigue siendo el único conflicto no resuelto de los que afectan a la convivencia de los españoles. Su presencia –vil y cruel- se mantiene viva en los atentados, chantajes y amenazas que, con mayor o menor frecuencia y mayor o menor gravedad, se siguen produciendo. Su presencia también se hace viva en los miles de víctimas que, con su testimonio de dolor y compromiso, recuerdan a diario a la sociedad que el terror carece de principios, que no persigue más objetivo que su propia supervivencia y que la paz y la libertad no se consiguen cediendo a sus amenazas. Todo ello, sin duda, es suscrito por la gran mayoría de los ciudadanos que, permanentemente, y cada vez con mayor presencia manifestamos que ¡¡basta ya¡¡.