Washington. Mientras que a altos oficiales de la Casa Blanca les gusta decir que Al Qaida está en huida, la acusación del pasado viernes contra siete hombres en Miami ha resaltado una nueva amenaza que preocupa a Estados Unidos: el terrorismo cultivado en su propio suelo.
No hay dudas de que desde los atentados del 11 de septiembre de 2001, Estados Unidos ha encabezado la lucha contra la red terrorista, en Afganistán y en otros lugares, indicó DPA.
Incluso aquellos que acusan a EEUU de tácticas de mano dura, desde la prisión en Guantánamo hasta la práctica de la Agencia Central de Inteligencia estadounidense (CIA) de entregar a prisioneros a países donde podrían ser torturados, dicen que ha habido grandes éxitos en la lucha contra Al Qaida.
Pese a que el líder de la red terrorista, Osama bin Laden, todavía no ha sido llevado ante la justicia, otros muchos miembros de la red han sido capturados o se les ha dado muerte. No sólo se trató de soldados rasos, sino también de algunos altos líderes de la agrupación.
Pero los sospechosos que fueron arrestados en Miami y que están acusados de conspiración para atentar contra la Torre Sears de Chicago no tenían conexión con Al Qaida.
El director de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), Robert Müller, se refirió, el pasado viernes, a las formas cambiantes del terrorismo que resultan en nuevas amenazas terroristas.
«Mientras hemos progresado a grandes pasos en inutilizar modelos terroristas tradicionales como Al Qaida», declaró Müller, «la convergencia de globalización y tecnología ha creado una nueva manera de terrorismo, y hoy en día las amenazas terroristas podrían venir de individuos y células más pequeñas, más vagamente definidas, que no están afiliadas a Al Qaida pero que están inspiradas por un mensaje violento'».
Müller añadió que esos grupos «podrían resultar ser tan pe ligrosos como la red Al Qaida, si no más».