Bush impulsa en la Casa Blanca contactos entre Abbas y Olmert
Líderes hebreo y palestino han perdido respaldo entre sus electores
Washington.- El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, invitó a los líderes israelíes y palestinos a la Casa Blanca para renovar conversaciones de paz largamente paralizadas.
Sin embargo, enfrenta un profundo escepticismo sobre la posibilidad de un acuerdo antes de que deje el cargo, en enero de 2009, explicó Reuters.
Bush reunió al primer ministro de Israel, Ehud Olmert, y al presidente palestino, Mahmoud Abbas, un día después de la celebración de una conferencia de 44 países en la que ambos se comprometieron a intentar cerrar un tratado de paz antes de fines de 2008 que crearía un Estado palestino.
Adoptando finalmente una estrategia de implicación activa que desdeñó después de que Bill Clinton no lograra forjar un acuerdo de paz en el ocaso de su presidencia, Bush inauguró ceremonialmente las primeras negociaciones de paz formales israelo-palestinas en siete años.
Las conversaciones en la Casa Blanca cerrarán tres días de intensa diplomacia del Medio Oriente, que subrayaron el fin de Bush de lograr en sus últimos 14 meses en el cargo, lo que no han conseguido gobiernos estadounidenses en décadas.
Pero los tres líderes se encuentran políticamente debilitados en sus respectivos países, lo que hace dudar sobre su capacidad para cumplir sus compromisos y la persistente desconfianza entre Israel y los palestinos dificultará avances.
«Nunca hay un momento perfecto en Medio Oriente, así que tenemos que lidiar con los tiempos que tenemos», reconoció la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, un día después de la conferencia de Medio Oriente en Annapolis.
En una señal de los obstáculos que hay por delante, los islámicos de Hamas, que controlan la Franja de Gaza, rechazaron el nuevo impulso de paz y prometieron minarlo.
También estalló la violencia, con misiles israelíes que provocaron la muerte de dos oficiales navales del movimiento militante en la parte sur del territorio costero, dijeron trabajadores médicos.
La presencia árabe en la conferencia, incluyendo Arabia Saudí y Siria, dio un refuerzo a la iniciativa de paz de más alto perfil de Bush desde que asumió el cargo en 2001.
Pero otra motivación para muchos participantes fue el deseo de contrarrestar la influencia regional de Irán, un enemigo de Estados Unidos y abierto oponente a los esfuerzos de paz con el Estado judío.
Intentando reforzar la seriedad del compromiso estadounidense, la Administración Bush nombró a James Jones, general retirado del cuerpo de marines y comandante supremo de las fuerzas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) entre 2003 y 2006, para monitorear el cumplimiento de una «Hoja de Ruta» respaldada por Estados Unidos, vista como crucial para el nuevo esfuerzo de paz entre ambas naciones.
El prestigio público de Olmert también es bajo, en parte debido a la guerra de 2006 en Líbano, y los socios de derecha de la coalición han advertido contra hacer concesiones. Abbas perdió en junio el control de Gaza ante los islámicos de Hamas, y sólo controla Cisjordania.
Jerusalén, fronteras, seguridad y el destino de los refugiados palestinos son los puntos álgidos de las conversaciones.
El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, dijo que la conferencia internacional de Annapolis sobre Medio Oriente «puso sobre los rieles» al tren que conduce hacia un Estado palestino independiente.
«El resultado al que llegamos nos pone optimistas. Vinimos con un objetivo y pensamos que lo alcanzamos», agregó.