Eta se descara
El grupo terrorista vasco Eta anunció que pone fin al alto el fuego y considera liquidado el tímido proceso de paz que adelantaba con el gobierno español. Aduce que el gobierno es «fascista»; las últimas elecciones, antidemocráticas; y que las autoridades respondían a su gesto con «detenciones, torturas y agresiones». El anuncio, hecho en euskera, la lengua vasca, fija las cero horas de hoy (hora española) como reinicio de la violencia.
Aunque este nuevo desafío suscitó alarma y repudio generales, no es una sorpresa ni obedece a lo que proclama. Primero: no hay fascismo mayor que el de esta banda que ha pasado por las armas o por la dinamita a 817 españoles en sus 39 años de existencia. Segundo: no es verdad que interrumpa el alto el fuego que decretó en marzo del 2006; el 30 de diciembre demolió con explosivos un parqueadero del aeropuerto de Barajas, donde murieron dos ecuatorianos. Tercero: tampoco es verdad que las elecciones fueran antidemocráticas. Lo cierto es que no pudieron presentar listas los partidos que apoyan la lucha armada y los amigos de Eta perdieron miles de votos.
El proceso con Eta estaba herido de muerte desde el atentado de Barajas -ese sí inesperado-, respuesta brutal e insólita a la política de acercamiento un tanto ingenua del gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero. Ese atentado destrozó las ilusiones de paz de millones de españoles y proporcionó elementos para el triunfo del conservador Partido Popular en las recientes elecciones regionales.
Los partidos democráticos deberían aceptar el reto y unirse para combatir la amenaza. Nada fácil en una España cada día más polarizada entre socialistas y ‘populares’, y que encara un año electoral sin un acuerdo entre ambos, como el que hubo en el pasado, sobre cómo lidiar con el terrorismo.
Redactor de EL TIEMPO.
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