Aclaradas las diferencias entre el secuestro y la toma de rehenes, hay que considerar una modalidad delictiva que no encaja con ninguna de las anteriores. En el secuestro es necesaria una planificación previa y una actividad de inteligencia que procura la captura de una persona. También pueden darse casos de secuestro de un objeto, como ocurrió con las pinturas que en 1962 se llevaron del Museo de Bellas Artes de Caracas y las sometieron a canje. Pero, generalmente, lo que se plagia son personas que serán cambiadas por dinero.
En ciertos casos de toma de rehenes, especialmente los políticos, existe una planificación previa y ocurre en un lugar que es conocido e identificado, a diferencia del secuestro.
Pero existe otro tipo de situación de rehenes: el que ocurre como un hecho circunstancial, en el lugar en donde se trataba de cometer un delito, y la capacidad de respuesta de las autoridades frustra la acción delictual. Entonces los delincuentes tratan de refugiarse en un lugar, preferiblemente cerrado, utilizando a personas civiles como rehenes o escudos para que ellos no sean agredidos en un momento determinado. Es una situación completamente diferente a las tomas de rehenes de tipo político, y en la que se va a encontrar, tal vez, que existen elementos comunes.
La situación de rehenes no se puede manejar con improvisación. Ella surge como algo improvisado, pero la acción de las autoridades no puede ser improvisada. La planificación previa se debe adecuar a la situación que se presenta y tiene que estar organizada, ensayada y coordinada.