Luego de seis años de presencia militar en el Sur de Irak, finalmente las tropas británicas se retiraron de la invasión. En mayo de 1959 ya lo habían hecho de la base de Habbaniya, cerca de Faluya, cuando pusieron fin a una presencia que había comenzado en 1918.
Próximamente, la bandera del contingente británico será bajada en la base militar de Basora, cuyo control será tomado por los soldados norteamericanos. Una de sus tareas será formar a las fuerzas policiales de esta localidad. El comandante de la base, Andy Salmon, calificó esta jornada de importante «porque señala el fin de la misión de los británicos. Hemos tenido momentos difíciles, pero miramos hacia el futuro con gran optimismo en cuanto a Irak», según información publicada por la agencia AFP.
Vale la pena recordar que Gran Bretaña, dirigida al comienzo de la guerra por el primer ministro Tony Blair, fue una pieza clave de Estados Unidos durante la presidencia de George W. Bush y la invasión de Irak. Alrededor de 46 mil soldados conformaban el contingente británico, en marzo y abril de 2003, el cual era el segundo más importante, después del estadounidense. Un total de 179 soldados británicos murieron desde el comienzo de la invasión hasta la concretada retirada.
«Las fuerzas británicas fueron nuestro aliado más poderoso durante esta campaña. Han realizado una labor extraordinaria y nuestra misión consiste en continuarla», aseguró el general Michael Oates, quien estará encargado de la base de Basora a partir de la retirada.
Por su parte, el general Mohamed agradeció a la nación británica la ayuda proporcionada para «desembarazarnos de la dictadura y vivir en libertad y democracia. El ejército y el pueblo iraquíes se acordarán durante largo tiempo del sacrificio de las fuerzas británicas. Nuestros pensamientos y plegarias también van a las familias de los soldados británicos que perdieron la vida en ese país».
El presidente estadounidense Barack Obama anunció la retirada de las tropas estadounidenses de Irak, el pasado 27 de febrero, la cual contempla que la mayoría de los soldados regresen a sus hogares en agosto del 2010. Este retraso se debe precisamente al temor de una retirada precipitada, la cual podría poner en peligro los logros alcanzados hasta el momento. EE.UU. gastó $657 millones de dólares, 4.253 soldados fallecieron y 31 mil fueron heridos. Actualmente, se encuentran 140 mil soldados en tierra iraquí.