El Centro Histórico de Quito es uno de los más grandes del mundo. En el año de 1978 fue declarado por la UNESCO como Patrimonio Cultural de la Humanidad. Durante esa década, se da un crecimiento poblacional en la ciudad de forma significativa, incrementándose de esta forma el comercio informal, la instalación de bodegas en espacios que anteriormente eran viviendas y la migración de personas provenientes del campo. Debido a esto, se produce un deterioro evidente de este centro cultural y los comerciantes comienzan a apropiarse del espacio público, desvalorizándose lo histórico y turístico.
El ex Alcalde de Quito, Paco Moncayo, detalla que un “parque sin luz es una guarida, mientras que un parque iluminado es un centro de diversión”. En este sentido, agrega que “nada es imposible cuando hay buena voluntad” y que por tanto se debe trabajar haciendo equipo. “En un ambiente inseguro todos somos enemigos, todos contra todos”.
En el informe “Modernización del comercio informal en el Centro Histórico de Quito” se detalla que, durante un lapso no menor de cuatro décadas, este espacio cultural fue escenario de la proliferación de comerciantes informales, generó serios problemas como la aparición de asociaciones que defendían el uso de estos espacios públicos, mafias que controlaban la venta de los puestos, maltrato a peatones y usuarios del sector, grandes congestiones de trafico, falta de higiene y seguridad, entre otros.
“Esta situación en general estaba contrapuesta con los nuevos objetivos y propósitos del Municipio de Quito, respecto a la recuperación física y económica del sector, lo que ameritaba un plan de acción emergente para la reubicación de estos comerciantes informales y consecuentemente la erradicación de los problemas mencionados”.
La UNESCO declara a Quito como Patrimonio Cultural de la Humanidad y a partir de allí es considerado como un área de preservación histórica, lo que impulsa su revalorización. Una vez que se crea la Empresa de Desarrollo del Centro Histórico (ECH), comenzaron a idearse y llevarse a cabo soluciones para los comerciantes informales, en cuanto a su reubicación. Esto implicó numerosas reuniones de negociación con las asociaciones de este sector, quienes se negaban a ser reubicados en los centros comerciales que planeaban construir para este fin.
Para el año 1998, los comerciantes informales alcanzaban un número aproximado de 8 mil, distribuidos en un espacio de 22 manzanas: un 80% desarrollaba sus actividades en puestos fijos, en el sector denominado La Ipiales y su entorno. Esto implicaba que el 85% estaba en espacios públicos y el 15% en centros comerciales, mientras que los restantes estaban dispersos por todo el Centro Histórico.
Por tal motivo, la empresa ECH tenía como objetivos:
• Lograr un proceso de desarrollo con base en la participación ciudadana.
• Reubicar a más de 6 mil comerciantes minoristas del perímetro del Centro Histórico de Quito en los Centros Comerciales Populares.
• Modernizar y ordenar el comercio informal, mediante la adopción de un mecanismo que privilegiara el problema social de los comerciantes y respetara sus derechos.
• Detener el deterioro de las edificaciones histórico patrimoniales, motivando su conservación.
• Solucionar al problema de congestionamiento peatonal y vehicular del Centro Histórico de Quito.
• Mitigar el impacto de la contaminación visual, ambiental y auditiva.