Los niños y las mujeres son víctimas de manipulación en línea, fenómeno aterradoramente común conocido como extorsión sexual.
Se trata del uso de la información personal (que suelen ser fotos obtenidas por medios ilícitos) para extorsionar a las víctimas y obligarlas a proporcionar más fotos y videos sexualmente explícitos.
Veamos el caso de Luis Mijangos, extorsionador que logró engañar a varias mujeres y adolescentes para descargar malware que le permitió tomar el control de sus computadoras a distancia.
Encendía las cámaras y los micrófonos de sus computadoras para espiarlas y veía todo lo que tecleaban. A veces fingía que era su novio para convencerlas de que enviaran material pornográfico, mismo que usaba para seguir extorsionándolas. Es un círculo vicioso.
En total, Mijangos tuvo al menos 230 víctimas, de las cuales 44 eran menores de 18 años. A final de cuentas lo atraparon y purga una condena de 6 años en prisión. Le queda un año. Su historia se detalla en uno de los dos nuevos reportes sobre extorsión sexual que la Brookings Institution publicó el pasado miércoles.
«Es una nueva forma de agresión sexual porque puedes hacerlo sin que la persona esté presente… y puedes hacerlo a escala», dijo Benjamin Wittes, investigador sénior, durante un webcast en la que se habló de sus hallazgos.
En el primer reporte de su tipo, Wittes examinó 78 casos recientes en los que hubo más de 3.000 víctimas.
Las víctimas son mayormente menores de edad (78%) y los agresores suelen tener varias víctimas, no solo una. Todos son varones.
«Este es en realidad un problema de hombres», dijo Wittes. «Fuera de que todos son hombres, no he logrado encontrar un rasgo en común».
Las víctimas adultas son mujeres, mientras que entre las víctimas menores de edad hay niños y niñas.
Los adolescentes son particularmente vulnerables, dijo Wittes, porque el sexting es una costumbre generalizada. Esto propicia la creación de archivos digitales que si caen en las manos de la persona equivocada, se pueden usar en su contra. Además, las víctimas no suelen recurrir a la verificación de dos pasos ni tienen contraseñas sólidas.
Aunque la pornografía por venganza tiene un trasfondo de humillación pública, las víctimas de la extorsión sexual se someten a un control privado. Temen hablar con las autoridades porque temen que los agresores publiquen las imágenes y los contenidos.
«Es la punta de un iceberg mucho más grande. Estamos seguros de que la información está incompleta… de que el problema está más generalizado de lo que logramos aprehender», dijo Wittes.
«Es una forma de delito sexual notablemente común… Se trata de casos de coerción a distancia para el sexo de una forma más parecida a una agresión sexual que a cualquier cosa que pudiera considerarse inocente».
Según sus hallazgos, podría haber más de 6.000 víctimas de extorsión sexual.
Parte de la intención de publicar los reportes no es solo crear consciencia, sino proponer la creación de una ley federal para garantizar que a todos los agresores se los procese por al menos un delito.
Como ocurre con otras formas de acoso en internet, tales como la pornografía por venganza, no hay leyes específicas que combatan la extorsión sexual, lo que significa que tampoco hay una sentencia uniforme.
Los tribunales estatales, por ejemplo, suelen tener leyes más laxas y menos recursos, lo que significa que en todos esos casos suelen dictarse sentencias menores o incluso se rechazan.
Wittes señaló que aunque las leyes sobre pornografía infantil pueden abarcar la extorsión sexual de niños, las víctimas adultas no cuentan con una protección tan sólida. Los delitos suelen cometerse en varios estados e incluso en varios países.
«Es el patrón de comportamiento más malicioso y sádico con el que me he topado», dijo Carrie Goldberg, una abogada, durante el webcast.
Fuente: cnnespanol.com