Tras una etapa de aparente estabilidad, durantela cual las democracias parecían ganar el terreno perdido ante los gobiernos defacto, buena parte del continente suramericano se ha unido a Colombia en laconformación de un gran teatro de conflicto para poner a prueba tanto a losliderazgos locales como a la capacidad de Washington para ayudar en la búsquedade alternativas. Un paneo ayudará acomprender el panorama.
*Argentina: elgobierno de Eduardo Duhalde, tercer presidente de la República en menos de seismeses, se ha visto obligado a negociar con el Fondo Monetario Internacionalpara obtener un préstamo de al menos un millardo de dólares. Esta cantidad, según el Ejecutivo de esepaís, servirá para estabilizar la paridad cambiaria, que todavía sufre lasturbulencias generadas por la salida del esquema conocido como “caja deconversión”. Los precios se handisparado. Y lo que es peor, la tasa dedesempleo ha superado el 20 por ciento de la población económicamenteactiva. El paro amenaza con desestabilizara un gobierno surgido de las circunstancias, carente de una base políticasólida. En más de tres oportunidades,el comandante del Ejército se ha visto obligado a desmentir los rumores de unalzamiento militar.
*Venezuela: luegode los sucesos políticos del 11 de abril, en los que el teniente coronelretirado Hugo Chávez fue depuesto por horas, la situación política no se haestabilizado. Tras unos días deaparente conciliación, el mandatario de ese país ha retomado su habitualretórica incendiaria contra los sectores de una oposición atomizada. El Ejecutivo ha profundizado su política deapoyo a los llamados “círculos bolivarianos”, mediante el financiamientooficial y –de acuerdo con denuncias no confirmadas- el aporte de recursoslogísticos y de armamento, para transformarlos en grupos de reacciónviolenta. La institución militar haquedado sin sus liderazgos naturales, luego de haberse pronunciado contra lasórdenes de Chávez de utilizar a las tropas para calmar las protestasciviles. De no prosperar las salidasconstitucionales (referendo, destitución por juicio ante el Tribunal Supremo,etc.) lo más probable es que haya un nuevo pronunciamiento militar contra elgobierno de la V República, esta vez abiertamente violento.
*Colombia: el presidenteelecto, Alvaro Uribe Vélez, acaba de culminar en Washington una ronda deconversaciones para consolidar el apoyo del gobierno estadounidense a laestrategia de lucha contra la guerrilla. El nuevo mandatario ha sabido inscribir este conflicto en la cruzadamundial contra el terrorismo, que adelanta el gobierno de George W. Bush. Las Fuerzas Armadas Revolucionarias deColombia (Farc) con sus 24 mil hombres en armas han intensificado sus accionesde combate, así como el amedrentamiento a las autoridades constituidas. 13 alcaldes de Caquetá han cesado susfunciones producto de las amenazas de retaliación física. El propio mandatariode Bogotá, Antanas Mockus, se ha convertido en objetivo de la subversión. Aunque el Ejército de Liberación Nacional (segundode los grupos irregulares) ha intentado una distensión, parece poco probableque la paz llegue a ese país sin que la Casa de Nariño dé una demostración defuerza que obligue a los insurgentes a solicitar una negociación en posicióndesventajosa.
*Bolivia: lasreformas modernizantes planteadas por Jorge “Tuto” Quiroga se han estrelladopor la bien organizada comunidad agraria e indigenista, que reclama un cese alas privatizaciones y la reivindicación de sus derechos ancestrales. Los representantes aborígenes exigen unaconstituyente que reconozca el derecho a preservar la identidad de suspueblos. Las protestas se concentran enregiones de Cochabamba y en los alrededores de La Paz, donde se aplica el plande reducción de cultivos ilícitos auspiciado por el gobierno estadounidense.Pero mientras las siembras de coca tienen una disminución sustancial, loscultivos alternativos no encuentran los mercados ni las cotizaciones necesariaspara mantener el nivel de vida de la población que antaño suministraba lamateria prima para la confección de la cocaína.
*Perú: elfallido intento de privatizar dos empresas eléctricas ha generado una crisis degobernabilidad. El presidente AlejandroToledo se vio en la necesidad de ordenar un toque de queda militar en la regiónde Arequipa. El ministro del Interior,Fernando Rospigliosi, quien venía acompañando a Toledo desde su campañaelectoral, renunció por divergencias en la forma como fue manejado esteconflicto. Los alcaldes de ese estadopermanecen en huelga de hambre, a pesar de que la causa aparente de lasprotestas (la venta de las compañías eléctricas) fue postergada. Esto prueba que la situación tiene raícesmás profundas, que apuntan hacia el desempleo, la pobreza y la frustración delciudadano común peruano.
El quiebre de las democracias suramericanasdebe preocupar a Washington. No sóloporque cada nuevo gobierno de facto representa el fracaso para laslibertades políticas –aunque no necesariamente para el libre mercado-, sinotambién porque cada una de tales tragedias genera oleadas de emigrantes yrefugiados, tanto en los países vecinos como en el propio Estados Unidos. El gobierno de Bush no puede perder de vistaque la comunidad hispanohablante se ha convertido en la segunda minoria de esepaís, con una proyección a convertirse en la primera dentro de pocos años. Los latinos allá son una fuerza determinanteen lo político para estados como California, Florida y Texas, donde el propiojefe del Estado norteamericano ya fue gobernador. Washington no puede repetir la política del avestruz, ni imponersus condiciones al rompe. Se impone un ejercicio supremo de comprensión. De lo contrario, en el corto plazo lo pagarácaro.
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