El nombre de Diego Montoya Sánchez aparece a la derecha de Osama Ben Laden, el terrorista más grande del mundo, autor de los atentados del 11 de septiembre. El capo figura en la lista de los 10 hombres más buscados en el planeta por el FBI. Ingresó a ésta el pasado 4 de febrero a los 46 años. Desde hace cuatro la Policía emprendió una cacería por todo el país para capturarlo y hace un mes fue conformado un Bloque de Búsqueda única y exclusivamente para dar con su paradero. A Diego Montoya lo conoce el mundo de la mafia como ‘Don Diego’, y en ese mundo ha desatado una guerra a sangre y fuego contra su archienemigo Wilber Varela, alias ‘Jabón’. Ese odio visceral entre los dos capos convirtió en tierra de nadie varias zonas de Cali y del Valle del Cauca y ha sido la causa de miles de muertos. Los gobiernos de Colombia y Estados Unidos han sostenido que no descansarán hasta exterminar el cartel del norte del Valle y ofrecen una recompensa de cinco millones de dólares a quien dé información que conduzca a la captura de Diego Montoya.
Aunque la fortuna de ‘Don Diego’ podría alcanzar los 1.000 millones de dólares, producto de las ganancias del tráfico de cocaína desde que se inició en el negocio a principios de los 90, varios de sus hombres de confianza están dispuesto a ganarse los 13.000 millones de pesos que ofrecen por su cabeza y decidieron colaborar con la Policía Nacional, el FBI y la DEA. Justamente a partir de esta colaboración se inició uno de los operativos más intensos contra el capo. Uno de sus lugartenientes sorprendió al FBI cuando suministró a comienzos de este año. la primera información. El hombre reveló que la familia del capo más buscado del mundo vivía a sus anchas en Florida. Los datos eran tan precisos que los agentes norteamericanos lograron ubicar a su madre María Georgina Sánchez y a los dos hijos adolescentes del primer matrimonio de Montoya. El desconcierto fue total. Aún se desconocía cómo la familia de este hombre, calificado de terrorista por el gobierno estadounidense, no sólo había logrado las visas para ingresar a Estados Unidos sino que además compró lujosas propiedades en Miami. Vivían en un apartamento en la calle 163 con avenida Collins, en Aventura, avaluado en un millón de dólares y otro de 600.000 dólares que ocasionalmente ocupaban durante sus viajes varios miembros de la familia. Después de un minucioso seguimiento, el FBI descubrió que el hermano de ‘Don Diego’, Eugenio Montoya, era propietario de un yate de un millón de dólares bautizado Mar Mayor, que permanecía fondeado en las aguas del canal Intracosta justo frente a su apartamento.
Para las autoridades norteamericanas fue un golpe maestro el haber podido penetrar las entrañas de Diego Montoya. Su familia fue notificada de que sus visas quedaban canceladas y tenían que abandonar el país inmediatamente. Los bienes descubiertos fueron decomisados y todo el clan familiar, que había escapado de la guerra entre ‘Don Diego’ y Varela, regresó a Colombia, en donde quedaron bajo la lupa de los hombres de inteligencia de la Policía, agentes del FBI y de la DEA. Desde ese momento la estrategia de las autoridades consistió en conocer detalladamente cada movimiento de la familia y del círculo más cercano de amigos y colaboradores de ‘Don Diego’. A partir de ahí comenzaron a descubrir los detalles de la vida del capo: los bienes de la familia, los testaferros, las inversiones en finca raíz, el lavado de su dinero y la adquisición de varias estaciones de gasolina en Medellín y en el Magdalena Medio.
Las autoridades encontraron gran cantidad de fotos de los últimos 10 años de ‘Don Diego’ . La de la derecha es una de las fotos más recientes que se conocen de Diego Montoya. Fue tomada hace menos de un año y en ella el capo aparece junto a su actual compañera sentimental con quien tiene un hijo
En una de las fotos que hallaron las autoridades en la casa de la mamá de Diego Montoya aparece el capo posando con varias personas. En el centro del grupo está el astro del fútbol argentino Diego Armando Maradona
El informante, que se había convertido en la pieza fundamental para dejar al descubierto los movimientos de la familia Montoya Sánchez, no era el único que estaba interesado en ganarse los cinco millones de dólares. Las autoridades contaban además con la colaboración de un paramilitar del Magdalena Medio que conoce al dedillo el poderío de ‘Don Diego’, su lucha salvaje y hasta los propios errores que puede llegar a cometer el capo. Con la ayuda de este hombre se revelaron nuevos detalles de la ubicación de su entorno familiar y de las propiedades que poseen. Con esta información se dio comienzo el miércoles pasado a la Operación Troya, en la que participaron inteligencia de la Policía, agentes del FBI y de la DEA y 150 hombres del nuevo Bloque de Búsqueda. Los 13 allanamientos simultáneos se realizaron en Bogotá, Cali y Medellín. En el norte de Bogotá ubicaron a la mamá y a una de sus hermanas en un lujoso penthouse en el barrio La Carolina. Los agentes quedaron sorprendidos al encontrarles en su poder fotocopias de todos los procesos judiciales que la Fiscalía lleva en contra de Diego Montoya. «¿Por qué tienen ustedes estos documentos reservados?», preguntó uno de los investigadores. «No tenemos ni idea de quién es eso», respondió una de las mujeres. Encontraron además todos los movimientos financieros de la organización y las empresas que utiliza para el lavado de dinero. Los documentos permitieron conocer igualmente un listado completo con los nombres de 40 personas, entre testaferros, contadores, escoltas, hombres de confianza, con sus números telefónicos, e incautaron ocho celulares clonados que utilizaba la mamá. Y como si fuera un trofeo, tenían encima de uno de los muebles, un portarretrato con una fotografía que a las autoridades les llamó poderosamente la atención. Aparecía ‘Don Diego’, su hermano Juan Carlos y un grupo de amigos que tenían la camiseta de la Selección Colombia, acompañados por el astro del fútbol argentino Diego Armando Maradona. También estaba exhibida la foto del yate de un millón de dólares. Otra en la que aparece el capo abrazado por una modelo caleña a quien el informante identifica como su actual compañera. «Yo la recuerdo perfectamente porque hace como un año tuvieron un hijo. En esa época Diego se escondía en el Magdalena Medio y hasta allá llevaron a un notario de Cali para registrarlo», recuerda el paramilitar.
Una de las 13 propiedades allanadas por el Bloque de Búsqueda de la Policía fue una imponente mansión de Diego Montoya en el barrio Ciudad Jardín, al sur de Cali
Esta es una de las últimas fotos que se tomaron juntos Eugenio y Juan Carlos Montoya Sánchez, hermanos de ‘Don Diego’ . Juan Carlos fue capturado por la Policía en diciembre de 2003 y está solicitado en extradición por el gobierno de Estados Unidos
La mayoría de las fotos que encontraron tienen menos de un año. Y aunque la fisonomía de su rostro no ha sufrido mayores cambios, al compararlas con las fotografías que posee la Policía se ve más delgado. En las otras fotografías aparecen su hermano Juan Carlos y su primo Carlos Felipe Toro Sánchez, capturados por la Policía el 29 de diciembre del año pasado en un operativo en el Magdalena Medio y quienes hoy se encuentran recluidos en Cómbita solicitados en extradición por el gobierno norteamericano.
En Cali encontraron algunas de sus inversiones en empresas aéreas privadas y en uno de los gimnasios más modernos y mejor dotados de la ciudad. Los hombres del Bloque de Búsqueda ocuparon una lujosa residencia del capo en Ciudad Jardín, al sur de la capital del Valle. La casa estaba custodiada por tres hombres fuertemente armados que intentaron reaccionar al operativo ya que pensaban que se trataba del ataque de hombres al servicio de Varela. «¡Vinieron los de ‘Jabón’! ¡Por favor, no nos maten! ¡No nos maten!, gritaron angustiadas las personas que ocupaban la vivienda. Cuando se dieron cuenta de que se trataba de una operación policial recobraron la calma. En la residencia se controlaba todo desde la habitación principal a través de un circuito cerrado de cámaras de video: la piscina, el gimnasio, los salones, las habitaciones y todo el perímetro externo de la propiedad. En los corredores y en la sala principal había obras originales de reconocidos artistas, entre ellos, cuadros y esculturas del maestro Fernando Botero. Y en los allanamientos que realizaron en Medellín, los comandos especiales de la Policía lograron descubrir una red de estaciones de gasolina que posee el capo en la capital antioqueña, en la Costa Atlántica y en el Magdalena Medio.
Solo contra el mundo
No es la primera vez que las autoridades allanan propiedades de Diego Montoya. El pasado 16 de abril, 2.000 hombres de la Fuerza Pública y fiscales ocuparon con fines de extinción de dominio 130 bienes en 13 ciudades del Valle y en San Andrés, avaluados en 450.000 millones de pesos. Pero si bien es cierto que le han propinado duros golpes al corazón financiero de su organización, también le han desmantelado su brazo armado. A principios de este año la Policía capturó a 13 integrantes de la banda de sicarios conocida como ‘Los Yiyos’, que operaban en Cali, en el norte del Valle y que incluso trasladaron su violencia al Eje Cafetero. La guerra de la mafia y las vendettas entre ‘Don Diego’ y Varela obligaron al primero a refugiarse en el Magdalena Medio y pedir protección de las autodefensas que operan en esa región. A cambio de seguridad les ofreció un importante respaldo económico. Al igual que muchos otros capos intentó convertirse en paramilitar y camuflarse en el proceso de paz del gobierno de Álvaro Uribe con las autodefensas, pero no corrió con la misma suerte que otros. Los paras de Santa Fe de Ralito no sólo lo rechazaron sino que manifestaron que no estaban dispuestos a arriesgar el futuro del proceso de paz al permitirle a una persona ubicada en la lista de los más buscados por el FBI refugiarse en la zona de concentración. Con lo que no contaba era con que sus protectores, los paras del Magdalena Medio, también le darían la espalda. Ante su inminente desmovilización prefirieron poner distancia con ‘Don Diego’ y delatarlo, como lo sostuvo el informante a las autoridades.
El futuro del capo más buscado del mundo no es muy prometedor. Tiene debilitada su estructura financiera. Su brazo armado está fuertemente golpeado. Ya no tiene quién lo proteja y le ofrezca refugio. Más de 300 hombres del Bloque de Búsqueda de la Policía están dispuestos a cerrarle todas las salidas. Está en la mira de todas las agencias antidrogas del mundo y para completar, con lo único que contaba, su familia, ya no se puede mover a sus anchas como en las épocas de gloria.