El Departamento de Estado de Estados Unidos, presentó su informe anual sobre la lucha antidrogas.
La reducción de cultivos de coca o amapola no se ha ido a otros países como en el pasado.
Según el informe, todo está bien, tan bien que la reducción de cultivos de coca o amapola en unos países no se ha ido a otros como sucedió en el pasado.
Se le conoce como el «efecto balón». Cuando en un país tiene éxito la estrategia de reducir cultivos ilegales, algún vecino registra un aumento.
Eso pasó en la región andina en los años 90 cuando la erradicación de cultivos de coca en Perú y Bolivia fue seguida por un aumento de la producción en Colombia.
«Realmente no estamos viendo el efecto balón. Tenemos una reducción general en toda el área andina del 16% de los cultivos», aseguro en la presentación del informe, el asistente de la oficina antinarcóticos del Departamento de Estado, Robert Charles.
«Hay un esfuerzo fuerte en Colombia, que es un motor positivo para la región. Ese esfuerzo es fuerte, pero podría serlo más, en Bolivia y Perú», añadió el funcionario.
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El que otras naciones no ocupen el mercado que los andinos dejan en el cultivo de coca o amapola, se refleja en precios cada vez más altos de las drogas procesadas en las calles estadounidenses y europeas.
Y en una menor calidad de los productos, algo que según algunos podría convertirse en un problema de salud pública en las naciones consumidoras.
Narcoestado afgano
En Afganistán La superficie dedicada a cultivos de amapola se ha triplicado entre 2003 y 2004.
Estados Unidos no puede felicitarse en cambio por la evolución de Afganistán.
En los tres años transcurridos desde el derrocamiento del gobierno talibán, tras la invasión estadounidense, el país ha recuperado su capacidad de producción de heroína.
La superficie dedicada a cultivos de amapola se ha triplicado entre 2003 y 2004.
Hay 206.000 hectáreas, comparadas con las apenas poco más de 1.800 hectáreas que habían bajo el gobierno talibán, fuerte enemigo de los cultivos ilícitos por razones religiosas.
Sin embargo, el informe del departamento de Estado culpa a la actividad de guerrillas pro-talibanas de las dificultades del gobierno afgano en ejercer mejor control sobre el territorio y los cultivos que se realizan.