El presidente de Nicaragua, Enrique Bolaños Geyer, intentó responder de forma literal a quienes lo acusan de «no darle la cara» a los problemas del país.
Los guardaespaldas brindan protección al presidente de Nicaragua, Enrique Bolaños, durante las protestas.
Sin embargo, su idea de salir sin mayor protección al encuentro de un grupo de manifestantes que se dirigían a Casa Presidencial fue recibida a pedradas el martes en Managua.
El incidente, que se saldó con lesiones menores para el hijo mayor del presidente, Enrique Bolaños Abaunza, es apenas el más reciente episodio de una protesta que ya dura tres semanas, y que empezó como reacción a un posible aumento en la tarifa del transporte público de la capital para convertirse en un denuncia de la supuesta incapacidad para gobernar del mandatario.
Cuatro autobuses de transporte colectivo e igual número de vehículos propiedad de instituciones del Estado han sido destruidos hasta la fecha por los estudiantes universitarios que lideran la protesta.
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Los heridos, entre policías y estudiantes, ya superan la decena. el lunes, un oficial de la Policía Nacional perdió un ojo como resultado de los violentos enfrentamientos entre las fuerzas del orden y los universitarios que mantenían cerrada una vía principal de la capital.
Por su parte, más de ochenta alcaldes, de un total de 153 municipalidades en las que está dividido el país, hicieron público este lunes un pronunciamiento en el que instan a Bolaños a encontrarle una salida a la crisis, o a renunciar.
«Manipulación política»
Bolaños fue recibido con piedras.
Bolaños, ha acusado al opositor Frente Sandinista de estar detrás de los incidentes y de manipular a una pequeña minoría de la población con fines políticos.
El mandatario también declaró que no estaba dispuesto a renunciar.
Una encuesta publicada el pasado lunes por un periódico local sugiere que un alto porcentaje de la población coincide con el mandatario en que hay motivaciones partidarias detrás de las protestas.
Sin embargo los mismos encuestados también acusan al Gobierno de no actuar con suficiente celeridad para hacer frente a los problemas suscitados por los altos precios del petróleo.
Pero las soluciones no parecen fáciles de encontrar.
Las asociaciones de transportistas de la capital, por lo general identificadas con el partido sandinista, afirman que el costo del pasaje debe ser aumentado de 2.50 a tres córdobas (es decir, de unos 15 a unos 18 centavos de dólar) para compensar por el aumento del precio de la gasolina.
Pero después de haberles dado la razón en un primer momento, la Alcaldía de Managua, al frente de la cual se encuentra el también sandinista Dionisio Marenco, ya no parece dispuesta a autorizar tal incremento.
Marenco, es también presidente de la Asociación de Municipios de Nicaragua y líder de los más de ochenta alcaldes sandinistas que pidieron la renuncia de Bolaños.
Y su oposición al aumento del pasaje cuenta con el apoyo del movimiento estudiantil universitario, también señalado por sus vínculos con el FSLN, el que se opone tajantemente a cualquier tipo de aumento por considerar que penalizaría a los más pobres de la capital.
Estudiantes: «le damos 48 horas»
En el pasado, las escuelas estatales se han visto afectadas por las protestas.
El Gobierno, por su parte, ha advertido que cualquier intento por subsidiar el sistema de transporte resultaría en un rompimiento de los acuerdos firmados con el Fondo Monetario Internacional.
A pesar de ello, el presidente de la Unión de Estudiantes de Nicaragua, Yasser Martínez, declaró que le daban al Gobierno 48 horas para encontrar una solución satisfactoria a la crisis, o enfrentar un recrudecimiento de las protestas.
El problema será averiguar en qué puede consistir esa «solución satisfactoria».
«No nos corresponde a nosotros encontrarle una salida a la crisis» declaró el líder de UNEN, una de las caras más visibles de la protesta. «Ese es el papel del Gobierno».